El trending topic político sin duda esta semana ha sido el “pin parental”, la medida que el gobierno de PP y Cs en Murcia implementará a cambio del voto favorable de Vox a sus presupuestos. Propuesta estrella de la formación de extrema derecha, permite que los progenitores impidan la asistencia su hijo o hija a actividades curriculares que, consideran, van en contra de su moralidad. Para el conservadurismo más rancio, todas aquellas relacionadas con el feminismo y el colectivo LGTB.
Esta misma semana también, Netflix estrenaba la segunda temporada de “Sex Education”, serie que muestra las confusiones y problemas a los cuales se enfrentan un grupo de adolescentes debido a su falta de educación sexual y emocional, y refleja muy bien el acoso que mujeres y personas LGTB sufren en esta etapa. Son jóvenes con quienes resulta fácil identificarse para una generación como la mía, que acabó el instituto hace 5 años, cuando aún ciertos temas no se abordaban en el aula. Si llegaban a tratarse era gracias a algún docente entregado, cuya iniciativa a menudo era cuestionada.
Con 17 años leímos sobre la brecha salarial y no faltaron los “muchos datos están exagerados” o “mis padres me han dicho que esto son tonterías”. También de las 60 personas en ese curso, todas curiosamente éramos heteros. Ahora los institutos han cambiado: no es raro ver banderas arco iris, ni murales el 8M y hace poco À Punt estrenó un programa sobre sexualidad grabado en las propias aulas. Se ha avanzado mucho en poco tiempo, pero no lo suficiente: la primera causa de bullying sigue siendo la orientación sexual y entre el 25-38% de las mujeres más jóvenes sufren violencia psicológica por parte de sus parejas, violencia física y/o sexual más de 1 chica de cada 10 (datos de la Federación Estatal LGTB y la Delegación de Gobierno para la Violencia de Género en 2018).
Ahora solo podemos avanzar o retroceder, y ninguna ideología va a impedir que niñas y niños se formen y vivan plenamente, capaces de pensar más allá de sus progenitores o del líder de turno de la derecha. Los hijos e hijas no son de nadie, señor Casado, son individuos titulares del derecho a la educación. El artículo 27 de la Constitución dice que los padres tienen derecho a elegir en la educación de sus hijos, pero siempre dentro de los principios democráticos y los derechos y libertades fundamentales, como la igualdad y la no discriminación. Los autodenominados constitucionalistas deberían leer entero el artículo al que tanto aluden antes de sus incendiarias declaraciones.
Las feministas y el colectivo LGTB nos oponemos a todo veto que vaya en contra del interés de los y las menores y continuaremos defendiendo que “ciertos” temas deben tratarse en la escuela y no sólo, en el mejor de los casos, en Netflix. En derechos, ni un paso atrás.
*Meme Elizalde Monteagudo, secretaria de Feminismo y LGTB Joves Socialistes València - ciutat