“Yo no soy aficionada a los toros, pero yo no soy de prohibir. Soy más aficionada a la libertad que a los toros, pero sí que es verdad que si hay una zona de la ciudad, que es puntualmente Carpesa, donde hay tradición de festejos taurinos, no estoy de acuerdo con que por cuestiones ideológicas y por imposición del que manda se prohíba sistemáticamente”.
La alcaldesa de València del PP, María José Catalá, se pronunció en estos términos este lunes en relación a la polémica suscitada tras anunciar que su equipo de gobierno reinstaurará la posibilidad de hacer actos taurinos como el 'bou embolat' y el 'bou amb corda' en las pedanías de València. Estas modalidades estaban prohibidas desde el año 2016 por acuerdo del pleno con los votos a favor de Compromís, el PSPV y València en Comú.
Catalá justificó la recuperación de estos actos taurinos en que la prohibición vigente carecía de informes jurídicos y en que otros municipios gobernados por Compromís y el PSPV también los permiten, obviando los informes que certifican que “el animal es sometido a un dolor innecesario”.
En concreto, un informe del Consell Valencià de Cultura (CVC) afirma textualmente que “en el caso de la modalidad del 'bou embolat”, resulta manifiesto el hecho que el animal es sometido a un dolor innecesario. Una reforma de la práctica tradicional implicaría la supresión del 'bou embolat' y su sustitución por un tipo de actividad sin bolas de fuego o con la sustitución del animal por representaciones de animales, a pesar de que el CVC es consciente de la gran presencia que está teniendo en los últimos años (alrededor del 80% de las fiestas)“.
Por su parte, el informe de la Universitat de València (completo en el enlace) afirma que en cuanto a la protección de la integridad del animal, esta es “absolutamente imposible” en las corridas de toros, atendida la existencia del tercio de varas, las banderillas y el sacrificio: “Pero, también en la mayoría de modalidades del toro de calle se dan pautas de actuación que producen sufrimiento al animal, más claramente presentes en el 'bou embolat'. La violencia sacrificial, y por tanto el maltrato y la tortura, es un elemento indisoluble de la fiesta que, desde una perspectiva contemporánea, no puede ser incluida en una declaración de bien patrimonial inmaterial, por muy grande que sea el arraigo histórico y la implantación social”.
Catalá, sin embargo, insistió: “Si en Carpesa hay tradición de festejos taurinos, no estoy de acuerdo en que por cuestiones ideológicas y por imposición del que manda se prohíba sistemáticamente. Otra cosa es que haya una solicitud y puntualmente se valore si se cumplen las medidas, pero a prohibir por prohibir, no soy aficionada”.
“Soy de generar un marco de libertad y prohibir sin ningún informe me parece imponer un criterio sin justificación”, dijo. También calificó de “hipócrita” que la oposición critique una prohibición sistemática en València cuando en otras localidades en las que gobiernan el PSPV o Compromís sí se autorizan. Puso como ejemplos Foios o Bonrepós.