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La factura pública de la Copa América: Valencia previó 180 millones, Barcelona pagó 70 y en 2007 la deuda fue de 400

Barcos amarrados junto al edificio Veles e Vents, en la Marina Real de Valencia.

Carlos Navarro Castelló

26 de octubre de 2024 23:01 h

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La elevada factura para las arcas públicas se antoja como el principal escollo para que València vuelva a ser sede de la Copa América tras su paso con más pena que gloria por Barcelona, hasta el punto de que la capital catalana ha descartado una eventual reedición del evento.

Su antecesora, Auckland, hizo lo propio a pesar de ser la ciudad más grande de Nueva Zelanda, país del equipo vencedor de las últimas ediciones de la competición, el Team New Zeland, cuyo CEO es Grant Dalton. El periódico neozelandés RNZ hizo públicos los balances de la edición de la Copa del América celebrada en su país. Según informa en una noticia del 20 de julio de 2021, “Nueva Zelanda tuvo una pérdida de 156 millones de dólares neozelandeses (al cambio 94 millones de euros) por albergar el evento de la Copa América en marzo”, si bien es cierto que en un contexto de pandemia.

Pese a todo, la alcaldesa de València, María José Catalá, tratará de traer a València la próxima edición de la competición náutica con el respaldo del presidente del Gobierno valenciano, Carlos Mazón. Una pretensión, la de la alcaldesa, que no es nueva, pero que cobra fuerza tras el autodescarte de la capital catalana. De hecho, Catalá incluyó una cláusula en el contrato de gestión de la Marina de València recientemente adjudicado a un operador privado por el que se obligaba a ceder los espacios necesarios en el caso de que la ciudad albergara el evento durante la vigencia de la concesión.

Con todo, las supuestas bondades y beneficios que siempre se vinculan en torno a este gran evento que València ya albergó en 2007 y 2010 arrojan muchas dudas en un momento en el que la turistificación y el acceso a la vivienda se han convertido en los dos grandes retos de la legislatura, no solo a nivel local, sino a también estatal.

Las dudas son más que razonables teniendo en cuenta el elevado gasto público que supone. Aunque a día de hoy se desconoce el canon que pediría Dalton por llevar la competición al campo de regatas valenciano, hay varios precedentes que permiten hacerse una idea y de los que se desprende que las cifras serán importantes, por lo que la entrada de patrocinadores privados se antoja fundamental. Igualmente, es llamativa la opacidad que rodea al evento así como el baile de cifras en los costes.

Sin ir más lejos, en València, la edición de 2007 dejó una enorme deuda de casi 400 millones de euros, si bien es cierto que al menos se logró recuperar y poner en valor como un espacio más para la ciudad una parte del Puerto, lo que hoy se conoce como la Marina de València. Precisamente esa deuda, asumida finalmente por el actual Gobierno central, impidió el correcto desarrollo del espacio. Resultaría además contradictorio que ahora que se ha liquidado el Consorcio, organismo público con el que se gestionó aquella Copa América y la Marina, se tuviera que crear otro ente similar para afrontar una nueva regata, máxime tras haber despedido a una docena de sus empleados.

Antes de recalar en Barcelona esta última edición, estuvo a un paso de regresar a València gracias al trabajo e implicación de los responsables del Club Naútico. El Gobierno del Pacto del Botánico que presidió Ximo Puig contempló seriamente esta opción. Incluso el entonces alcalde, Joan Ribó, aceptó llegado el caso siempre y cuando no implicara inversión directa por parte del Ayuntamiento, pero finalmente tras un exahustivo análisis elaborado por la Conselleria de Insfraestructuras que dirigía Arcadi España, los números no salieron.

Según fuentes cercanas a aquellas negociaciones, aunque inicialmente se habló de unos gastos de 80 millones de euros (25 de ellos de canon), una suma ya de por sí importante, el borrador final del contrato trasladado por la empresa promotora al Gobierno valenciano obligaba a garantizar un coste de 180 millones de euros, susceptibles de reducirse en función de los inversores privados, pero a priori sin ningún tipo de garantía al respecto. De ellos, 25 correspondían al canon, 50 a gastos de organización y el resto a construcción de nuevas infraestructuras y remodelación de las ya existentes.

En el caso de Barcelona, no hay datos aún cerrados, pero la previsión inicial fue de 70 millones de euros, 54 de ellos de canon, un dato llamativo teniendo en cuanto que es más del doble de lo que se barajó en València. De ellos, el Estado aportó 22,3 millones de euros.

Protestas en Barcelona por el encarecimiento de la vivienda

Barcelona vivió una multitudinaria protesta el pasado 13 de octubre contra la Copa América. Alrededor de 2.000 personas, según la Guàrdia Urbana, y más de 6.000, según los organizadores, marcharon por el frente marítimo de la capital catalana en protesta por la competición de vela que, denunciaron, ha agravado el problema de la vivienda y del turismo en la ciudad.

La marcha convocada por la plataforma No a la Copa América aglutinaba varios malestares, que la competición ha agravado: efectos del turismo en el espacio público, vivienda y convivencia. Por ejemplo, en el barrio de la Barceloneta, el alquiler de temporada, inaccesible para la mayoría de vecinos, se ha disparado coincidiendo con la celebración de la Copa América. 

En cuanto a su impacto en el resto de sectores, tal y como recogió la edición catalana de elDiario.es, ha dejado fríos a no pocos vecinos, comerciantes y restauradores. Sobre todo a quienes esperaban beneficiarse de unas cifras de asistencia y de impacto económico que ahora cuestionan.

Si el Gremio de Hoteles de Barcelona celebraba antes del verano que la Copa América iba a traer ocupación plena y una asistencia “masiva”, este septiembre también rebajaron el tono. Aseguraron en rueda de prensa que la incidencia del evento deportivo sobre sus reservas no sería “excesivamente importante”, aunque insistían en que sigue siendo un “gran escaparate” para promocionar la ciudad en el mundo.

Por su parte, un hostelero de la Barceloneta reconocía sin tapujos que no ha sido lo que esperaba. “Los restaurantes de alto standing quizás lo han notado, pero los que somos de gama media, no”, dijo. “Es un deporte demasiado elitista”. Mónica Delgado, taxista, calificó de “batacazo” el que se ha llevado junto con algunos de sus compañeros. “Teníamos muchísimas expectativas”, confesó, pero aseguró que no había subido “a nadie vinculado a la Copa América en todo este tiempo”.

Sin consenso político: PP a favor y Compromís y PSPV en contra

El posible regreso de la Copa América a València ha generado un nuevo foco de enfrentamiento entre los partidos de izquierdas y de derechas. La secretaria geneal de los socialistas valencianos y ministra de Ciencia, Diana Morant, ha censurado que Mazón “piense en la Copa America cuando ha convertido a la Comunitat Valenciana en la autonomía más morosa y que peor paga a sus proveedores”.

Morant ha señalado que “Mazón primero tiene que arreglar todo lo que está destrozando y después pensar en la Copa América” y recuerda que “su padre político dejó una deuda millonaria sin pagar con este evento”, en alusión a la deuda de casi 400 millones que asumió el Estado.

En la misma línea, en el Ayuntamiento de València, Compromís y PSPV-PSOE han insistido en rechazar que la próxima edición de la Copa América se celebre en la capital, han recordado “la deuda de 400 millones de euros” que dejó en la ciudad en 2007 y 2010 y han subrayado que esta competición “ya ha demostrado que no es positiva”. “No puede ser que la fiesta de unos pocos la paguemos entre todos”, han argumentado.

En respuesta a estas críticas, el diputado del PP en las Corts Valencines Fernando Pastor reclama a la líder del PSPV y ministra de Ciencia, Diana Morant, que explique “por qué si la Copa América era buena para Barcelona no puede serlo para Valencia” y que “abandone su activismo desde el Gobierno en contra los intereses de los valencianos”. “No tenemos suerte con los ministros socialistas valencianos: primero José Luis Ábalos y ahora Diana Morant”, critica en alusión al extitular de Fomento y al 'caso Koldo'.

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