La zona de bajas emisiones de València contará con 274 cámaras para controlar el acceso de vehículos contaminantes
Los coches y motos más antiguos y contaminantes tendrán restringida la entrada a la zona de bajas emisiones (ZBE) que se habilitará en València antes de que finalice el año 2023, una medida que es de obligado cumplimiento para todos los municipios de más de 50.000 habitantes en virtud de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.
El Ayuntamiento ha aprobado la licitación del suministro del sistema de gestión y control necesario para la implantación de la zona de bajas emisiones de València, según han informado a elDiario.es fuentes de la Concejalía de Movilidad que dirige Giuseppe grezzi.
El sistema comprende diferentes componentes esenciales de última tecnología que permitirán una gestión dinámica en función de los nieveles de contaminación ambiental que se registren en cada momento.
Así, cuanto mayor sea el índice de polución, más amplio será el perímetro controlado por las cámaras al que no se podrá acceder con determinados vehículos en función de su año de matriculación y por lo tanto de las emisiones que desprenda. En caso de acceder a la zona perimetrada, la cámara lo detectará y emitirá la correspondiente sanción.
El contrato incluye el suministro e instalación de equipos a ubicar en calle que permitan controlar los vehículos que circulrn por la ZBE y conocer de forma fiable los niveles de contaminación atmosférica y gases de efecto invernadero existentes. En concreto, se trata de 274 cámaras de lectura automática de matrículas distribuidas entre 93 puntos de control de paso de vehículos, aún por determinar.
Además, se instalarán 52 sensores de medición ambiental, 44 paneles de información variable y se ofrecerá un servicio de desarrollo de todas las aplicaciones informáticas necesarias (software) para gestionar, operar y controlar los equipos existentes, así como intercomunicarse con los diferentes componentes del sistema, y con sistemas externos.
También forma parte de la licitación el suministro de todos los equipos y sistemas informáticos (hardware) que permitan alojar y procesar las aplicaciones informáticas citadas y almacenar la información apropiada; el servicio de desarrollo de un sistema avanzado para la monitorización y control de la calidad aire asociado a la gestión de la ZBE, que permita conocer la correlación entre los patrones de movilidad y la calidad del aire; y una campaña de información y concienciación dirigida a la ciudadanía para dar a conocer el proyecto de implantación de la ZBE y concienciar sobre la necesidad de la misma.
El contrato de suministro del sistema para la gestión y control de la ZBE de la Ciudad de València tiene un presupuesto máximo de 10,8 millones de euros (IVA incluido), de los cuales el 90% del importe sin IVA se sufragará con cargo a los fondos europeos Next-Generation. El plazo de ejecución del contrato se ha previsto en 24 meses.
Para la licitación del contrato se ha previsto un procedimiento abierto basado tanto en criterios cuantificables automáticamente (precio, extensión del plazo de garantía, horas adicionales de desarrollo de software) como otros dependientes de la calidad de las propuestas de las empresas licitadoras (calidad de los equipos a suministrar, calidad del software a desarrollar, calidad del software medioambiental, calidad del plan de comunicaciones propuesto).
Los detalles del dónde se instalarán las cámaras y cómo funcionará el sistema, es decir, a qué vehículos afectará, se definirán durante la elaboración de la ordenanza que determine todas las características de esa ZBE, para lo que habrá un debate con la ciudadanía con carácter previo a la definición del alcance de la ZBE.
“València en estos años ha demostrado ser adalid en las medidas de mejora de la accesibilidad universal, la eficiencia energética, la potenciación de un modelo de movilidad con más y mejor alternativas, en la reducción del tráfico rodado y la disminución muy importante de la contaminación atmosférica. Ahora añadimos una pieza más, con este proyecto de instalación de sistemas tecnológicos de los más avanzados del mercado, para profundizar mediante el diálogo y la participación de todas las entidades de la ciudad, en la descarbonización de la ciudad para ser climáticamente neutras en 2030”, explica el edil de Movilidad, Giuseppe Grezzi.
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