La zorra del petróleo cuidará las gallinas
Esta semana se han conocido los nombres de los comisarios europeos que marcarán la política de Bruselas a lo largo de esta legislatura. El número uno en la lista del PP, Miguel Arias Cañete, ha sido designado como responsable de Política Energética y Cambio climático. Al parecer era una cartera estratégica para España aunque es cierto que muchos medios se han apresurado a subrayar que dicha cartera se le entrega al español algo descafeinada. Se habla de una responsabilidad por debajo de las expectativas cuando hasta ahora España tenía una de las vicepresidencias, la de economía nada menos, encarnada en la persona de Joaquín Almunia.
Desde luego el nombramiento de Arias Cañete es toda una decepción. Pero no para Europa o para el PP, si no para los europeos. Es una decepción porque pone una materia estratégica que lleva quince años bloqueada en manos de una persona con un marcado conflicto de intereses.
La independencia energética es uno de los caballos de batalla de la Vieja Europa. Más ahora que Rusia ha cerrado el grifo del gas ucraniano y que las reservas petrolíferas tienen los días contados. Desde hace tiempo varios países de la Unión Europea como Alemania o Reino Unido vienen apostando por el ambicioso objetivo de lograr que buena parte de su consumo energético provenga de las renovables. Sin embargo la propia Unión ha ido rebajando sus expectativas sobre las energías limpias.
Ahora, con la llegada del nuevo comisario, el sector de las renovables puede volver a verse comprometido. No solo por la trayectoria del partido de Arias Cañete en España, que ha desmantelado completamente el sector de las renovables y ha creado una inseguridad jurídica al respecto que hace a los inversores huir de nuestro país como de la peste. Es que el nuevo comisario es accionista de varias empresas petrolíferas.
Con semejantes precedentes no es de esperar que el sector de las renovables en Europa pueda avanzar en la dirección que necesita, esto es, logrando impulsar alternativas a los combustibles fósiles que permitan no sólo la independencia energética, sino también un modelo seguro y sostenible a largo plazo. Quizá en lugar de eso lo que veremos dentro de poco son las perforadoras horadando el Mediterráneo y la aberrante alternativa del fracking contaminando los acuíferos del continente. Es lo que sucede cuando uno pone a la zorra a cuidar de las gallinas.