Gasolinas y gasóleos premium: ¿es tirar el dinero?
José Pedro, lector y socio de eldiario.es, nos hace la siguiente petición en el cuerpo de un correo electrónico: “quiero creer que lo que las gasolineras publicitan como ventajas de los combustibles 'premium' son reales y, efectivamente, los aditivos que llevan estos combustibles permiten una combustión más eficaz, con lo que eso puede implicar en la salud de un motor y el impacto en el medio ambiente. ¿Tenéis algo investigado a ese respecto?”
Hace año y medio escribimos Gasolineras 'low-cost': ¿ofrecen combustible de la misma calidad que las tradicionales? En un apartado del artículo comentábamos el tema de la supuesta peor calidad de las gasolinas y gasóleos que se venden en estas gasolineras. Aclaramos entonces que en España las cadenas de gasolineras solo sirven la gasolina pero no la reciben directamente del productor sino, entre otras, a través de la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH), la mayor empresa autorizada en el país para almacenar el combustible de las refinerías.
CLH no discrimina entre gasolineras low-cost y “de marca”low-cost, sino que proporciona el mismo producto a todas y después cada compañía expendedora puede añadir determinados aditivos a la gasolina que vende al usuario que cumplan, como dice José Pedro, con “una combustión más eficaz”, a la par que cuiden la salud de un motor y reduzcan el impacto en el medio ambiente en forma de emisiones.
Aclarábamos en el artículo que es difícil saber si una compañía expendedora le ha añadido estos aditivos o no, pero que en principio todas aseguraban que lo hacían; las low-cost y las “de marca”. Además añadíamos que CLH garantiza por ley unos mínimos estandarizados de calidad que sirven como base para toda el combustible. Ahora bien, otro tema es el de los llamados “combustibles premium” que comercializan casi todas las gasolineras. ¿Merecen la pena?
¿Diésel premium o normal?
Teniendo en cuenta las distintas características del gasóleo respecto a la gasolina en volatilidad y eficiencia de combustión, ambos tipos de combustible tienen sus versiones de gama alta, cada una definida por unos aspectos diferentes. Hay que decir que estas versiones de supuesta mayor calidad aparecieron en el mercado a partir del año 2006, impuestas por la normativa europea en cuanto a reducción de contaminantes ambientales, y que inciden especialmente en la emisión de azufre en el caso de los motores diesel.
La eliminación de azufre de los combustibles premium tiene su parte buena en que este compuesto favorece la concentración de ácidos en el motor, con carácter corrosivo, además de mermar la eficacia de los catalizadores en la combustión, ya que estos hacen que sea completa, lo que da más potencia al coche y minimiza emisiones de partículas. Ahora bien, el azufre también es un buen lubricante de los inyectores, por lo que su ausencia también puede hacer descender la vida del motor. Si bien este hecho se soluciona añadiendo otros aditivos que mejoran su untuosidad.
Por otro lado, los gasóleos premium también hacen valer un mayor índice de cetano, que expresa la temperatura de ebullición del combustible; cuanto más alta sea -el mínimo legal en España es de 46º- mejor combustión garantiza, ya menor será el tiempo entre la inyección y la combustión. Hay que tener en cuenta que en los motores diesel el combustible no se inflama por una chispa, sino por el contacto con el aire presente en el cilindro que haya alcanzado una temperatura elevada gracias a la compresión. En consecuencia, en principio, a mayor índice de cetano más eficiente será el motor.
¿Gasolina 95 o 98?
En el caso de la gasolina, a los aditivos que reducen el azufre hay que añadir el índice de octanos, que nos hace distinguir entre 95 y 98 octanos (en el siglo XX también se distinguía entre Normal y Súper, que eran 91 y 97 octanos respectivamente). Estos nos marcan la resistencia a la compresión de la gasolina, mucho más volátil que el gasóleo, antes de entrar en combustión.
A mayor índice, más se puede comprimir en el cilindro y en consecuencia al explosionar dará mayor potencia al motor. Para ello se utilizan una serie de aditivos antidetonantes, en teoría una fórmula distinta para cada compañía. Por lo tanto, una gasolina de 98 octanos parece más indicada que otra de 95 para hacer que la combustión dé mayor rendimiento.
¿Merece la pena pagar la diferencia?
Sabemos que puede haber diferencias importantes de precio entre llenar un depósito con combustibles premium o hacerlo con los normales. Estas pueden variar entre los cinco y los siete euros para un depósito de 50 litros, dependiendo del momento y la compañía, lo que supuestamente se debería reflejar en un mejor cuidado del motor y mayor potencia. Pero ocurre que no todos los motores están adaptados para la optimización del gasoleo premium o el índice de 98 octanos, aunque los aceptan.
Ahora bien, según algunas fuentes del sector, tan solo los motores de alta compresión -los que tienen los coches de las gamas altas-, sacan rendimiento de estos combustibles premium. En el resto de casos, que son la mayoría, aunque pueden funcionar con ellos, no se rentabiliza la diferencia de precio en forma de mayor potencia; sus motores no están preparados. Por otro lado, en cuando a cuidado del motor, la mayoría de gasolinas, normales y premium, cuenta con los aditivos para alargar su vida. Y lo mismo ocurre respecto a las emisiones contaminantes.