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Las frutas y verduras de primavera que no debes perderte

Con la primavera recién estrenada llega la época del año que más colores aporta en la despensa, sobre todo si hablamos de frutas y verduras. La estación del año en la que todo florece va acompañada de la presencia de frutas y verduras de muy variados y distintos colores que representan una combinación equilibrada de nutrientes, tan necesarios para el organismo durante esta estación del año. Además, la mayoría de estos productos contienen fitoquímicos, que son los que determinan su color, el gusto y las propiedades nutritivas. Estos compuestos contienen grandes propiedades antioxidantes.

El color de las frutas de primavera

Durante esta estación es obligada la visita a la frutería para comprar fresas, cerezas, albaricoques o nísperos, ciruelas, melocotones, nectarinas o albaricoques. Son algunas de las típicas frutas de primavera que crecen sobre todo a partir del mes de mayo y suelen durar hasta el mes de agosto-septiembre. Son ricas en vitamina C, carotenos, fibra, azúcares y agua.

El melón y la sandía, más tardías, son las menos calóricas porque su contenido en azúcares es menos elevado. El contenido nutritivo de las frutas depende, entre otros factores, de las variedades y del grado de maduración. Pero, en general, el agua es el principal componente de la fruta (cada 100 gramos puede llegar a contener entre un 80-90% de agua).

El color anaranjado de los nísperos y albaricoques indican que son frutas ricas en betacarotenos, antioxidantes precursores del Retinol que ayudan a preparar la piel para el verano. Los albaricoques, además, son importantes por su contenido en hierro, por su efecto astringente, antiinflamatorio y protector del hígado. Los nísperos, en cambio, son diuréticos y eficaces en caso de acidez gástrica.

El color rojo de fresas y cerezas lo aportan las antocianinas, un antioxidante con función antiinflamatoria. También contienen importantes niveles de vitamina E o vitamina C. Las fresas ejercen un efecto protector del sistema circulatorio y las cerezas poseen un efecto antiinflamatorio. Las cerezas son las grandes estrellas a la hora de hablar de depuración por su importante acción diurética y antioxidante.

La fruta, en general, es rica en vitaminas, minerales y fibra, es un alimento recomendado en cualquier dieta equilibrada. Es aconsejable consumir de dos a tres raciones al día. La mejor manera de consumirla es entera y cruda (así se aprovechan más las calidades nutritivas). De las frutas de primavera, la que puede dar más problemas de alergias es el melocotón, especialmente su piel.

Verduras primaverales

Si nos fijamos en la huerta de primavera, el buen tiempo nos regala espárragos, guisantes, judías verdes, habas y, a partir del mes de mayo, empezaremos a encontrar pimientos y calabacines. El consumo de verduras, especialmente de color verde, puede ayudar a pasar la astenia primaveral, un malestar generalizado que suele aparecer sobre todo con el cambio de estación del invierno a la primavera.

Los guisantes destacan por su contenido en vitaminas del grupo B y contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso. Aportan además vitamina C, proteínas y minerales como el hierro, calcio o potasio, abundantes fibras alimentarias e hidratos de carbono. Tanto los guisantes como las habas son idóneos para preparar un primer plato, acompañados incluso de zanahorias o pimentón dulce. A la hora de comprar guisantes frescos deberemos prestar atención a que estos no estén muy apretados dentro de la vaina.

Los espárragos verdes o trigueros son una de las hortalizas más ricas en proteínas, sales minerales y fibra. Por su importante cantidad de agua, son muy diuréticos (gracias al ácido aspargínico) y beneficiosos para el hígado y los riñones. Aportan sensación de saciedad, ayudando a reducir el apetito. En la cocina, deberemos fijarnos en los ejemplares que sean demasiado duros o de color mate porque es un indicio de que pueden ser muy fibrosos y, por tanto, poco apetecibles.

Las zanahorias son ricas en betacaroteno, un pigmento de color naranja esencial para mantener una buena vista. Además, son un excelente antioxidante, ricas en ácido fólico. Es importante que, al comprarlas, estén duras al tacto, tengan un color naranja intenso y sean suaves. Las hojas, en el caso de que las tengan, deben estar frescas y de color verde.

Las habas, una fuente importante de fibra y de proteínas vegetales, ayudan a controlar los niveles de colesterol LDL, el malo, son ricas en hierro, en vitamina B1 (tiamina) y ácido fólico. Pueden consumirse crudas o cocinadas. Las habas frescas deben tener las vainas verdes.

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