Cómo limpiar los faros del coche

Faro delantero de un coche.

Héctor García Alonso

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El cuidado del coche es una tarea muy necesaria, aunque muchas veces se pasa por alto. Mantener en buen estado todas sus piezas no solo puede aumentar la vida útil del vehículo, sino que también puede contribuir a un mejor funcionamiento de todos los dispositivos del mismo.

Es importante llevar a cabo una revisión exhaustiva cada cierto tiempo, en la que cerciorarse de que todas las partes del automóvil se encuentran en perfecto estado y listas para seguir usándose. Puesto que, de no ser así, podría ser necesario tener que llevar el coche al taller o llevar a cabo sustituciones de piezas, lo que normalmente supone un elevado coste económico extraordinario.

Por ello, vigilar que todas las partes se encuentren en buen estado, tanto las interiores —como volante, palanca de cambios o asientos—, como las exteriores —como llantas o faros—, puede reducir la factura o el riesgo de enfrentarse al arreglo excepcional de algún componente del vehículo.

Una de las partes que más pasa inadvertida a la hora de llevar a cabo una revisión general al coche son los faros, los cuales se vuelven cada vez más amarillentos con el tiempo debido a su composición y a su exposición a la suciedad exterior.

Existen varios métodos sencillos con los que limpiar los faros del coche de forma rápida y efectiva para evitar que estos se vuelvan amarillentos. Evitar esto es clave, ya que los faros desgastados no solo reducen la calidad estética del automóvil, sino que esta circunstancia podría incluso afectar a la visibilidad en carretera.

Por qué los faros del coche se vuelven amarillentos con el tiempo

Pese a que tras comprar un coche nuevo los faros son totalmente transparentes, con el paso del tiempo estos se van volviendo cada vez más amarillentos y desgastados. Esto se debe a varios motivos, principalmente a su composición, ya que la mayoría están hechos de un tipo de plástico llamado policarbonato, aunque anteriormente se hacían con otros materiales como el vidrio.

Dicho material cuenta con una capa protectora, que lo protege de la suciedad y el desgaste. Sin embargo, con el paso del tiempo, esta se debilita, volviéndolo susceptible a posibles causas de amarilleamiento como las siguientes:

  • Oxidación por el uso diario
  • Daños por los rayos UV
  • Abrasión por el polvo y otros residuos de la carretera
  • Daños causados por diferentes condiciones climáticas
  • Daños causados por el propio calor interno de las luces del faro

Cómo limpiar los faros del coche

Cuidar los faros del coche es esencial para poder llevar a cabo una circulación tranquila y segura. De esta manera, existen varias formas de llevar a cabo la tarea. Una de las más comunes, por su sencillez y por poder aplicarse con materiales disponibles en el hogar es la limpieza con pasta de dientes.

Este método es idóneo para faros ligeramente opacos o con poca suciedad superficial, ya que la pasta de dientes actúa como un abrasivo natural suave, eliminando la capa superficial y dejando las piezas como nuevas.

Para ello, comienza limpiando los faros con agua y jabón para retirar toda la suciedad superficial de los mismos. A continuación, protege la carrocería del coche que rodea al faro con papel de periódico para que esta no se raye durante la limpieza.

Comienza la tarea aplicando una capa generosa de dentífrico sobre los faros de forma uniforme y frota de forma uniforme con un paño de microfibra, presionando de manera constante durante al menos 10 minutos. Tras ello, enjuaga el faro con agua y sécalo con un paño limpio.

Una vez acabado, comprueba que el resultado es el esperado. Si no es así, es posible repetir el proceso cuantas veces sea posible hasta dejar la zona transparente, ya que la pasta de dientes solo eliminará capas muy superficiales y no afectará directamente a la estructura del faro.

Por otro lado, si las piezas están muy dañadas, puede que sea necesario recurrir a un kit de limpieza de faros profesional. Estos se comercializan en muchas tiendas y tienen una aplicación similar a la de la pasta de dientes.

Para aplicarlo, utiliza las diferentes lijas para aumentar de forma gradual el pulido hasta obtener la apariencia deseada. Tras ello, aplica el pulimento para restaurar la transparencia y el sellador para protegerlos de suciedad y otros componentes que podrían volver a dañar la pieza.

Si los faros están muy dañados, puede que no sea posible restaurarlos ni con un kit de limpieza especializado. De ser así, es recomendable acudir a un profesional en un taller mecánico para recibir consejo sobre si es necesaria la sustitución de dicha pieza por una nueva.

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