¿Qué opciones tengo si no puedo pagar mi hipoteca?
La pérdida del trabajo o la subida del Euribor son solo algunos de los motivos que pueden llevarnos a no poder hacer frente al pago de nuestra hipoteca. En este contexto se encuentran cada día más personas, agobiadas por unas mensualidades cada vez mayores y que se comen, mes a mes, una proporción mayor del presupuesto familiar.
La finalidad de muchas familias que no pueden pagar sus hipotecas no es convertirse en morosas, sino encontrar una forma más sostenible de pagar. En este sentido, la ley hipotecaria obliga a las entidades financieras a facilitarte soluciones para reestructurar la deuda e intentar evitar que el proceso de ejecución hipotecaria termine por embargar nuestra casa.
Para que seamos conocedores de todas estas opciones y otros aspectos que atañen al impago de nuestra hipoteca, Miguel Ángel Lacoma, economista y consultor financiero, enumera y explica todas ellas, así como los requisitos necesarios para solicitarlas.
¿Cuánto tiempo puedo estar sin pagar la hipoteca?
El margen de tiempo que el banco tiene para emprender acciones legales contra el deudor es de 12 meses si la hipoteca está en la primera mitad del plazo de pago. Si está en la segunda mitad del plazo, este periodo se amplía a 15 meses.
Mientras tanto, el banco va acumulando intereses de demora, por lo que nuestra deuda irá creciendo durante este tiempo: “Anticiparse y tomar medidas cuanto antes es la clave en esta situación, ya que, cuanto más tardemos en pagar, más deuda acumularemos y más difícil será enfrentarnos a ella”, explica Lacoma.
Además, a partir de este momento, pasaremos a formar parte del registro de morosos, es decir, una lista de datos que refleja todo tipo de impagos de personas físicas y jurídicas y que puede traerte dificultades a la hora de solicitar otros préstamos.
Cuando transcurre un mes desde la primera cuota impagada, el banco intentará contactar con nosotros por escrito, ya sea mediante carta o SMS, para intentar cobrar la cuota por si ha habido un error.
“Si no lo consigue, todos los meses seguirá intentándolo hasta que logre cobrar las cuotas o se llegue a algún acuerdo, como explicaremos más adelante”, apunta el economista.
¿Qué opciones tengo si no puedo pagar mi hipoteca?
Negociar con el banco
“Lo primero es explicar a nuestra entidad si es un problema puntual o va a alargarse en el tiempo”, aclara Lacoma. Por ejemplo, si se nos ha estropeado el coche y al tenerlo que arreglar no vamos a tener suficiente dinero para pagar la hipoteca durante algunos meses, bastaría con negociar un periodo de carencia.
Es decir, un tramo de tiempo durante el que estaremos exentos de pagar la hipoteca, aunque posteriormente deberemos abonar el dinero atrasado. Pero imaginemos que, por el contrario, este periodo va a alargarse: nos hemos quedado sin trabajo, se nos ha acabado el paro y vamos a estar sin ingresos durante no sabemos cuánto tiempo.
“En este caso, puede ser que consigamos un periodo de carencia más amplio, pero lo que deberíamos intentar conseguir es una novación de la hipoteca: rebajar la cuota mensual, ya sea bajando el tipo de interés, que en este momento va a ser bastante complicado, o bien ampliando el plazo de amortización para tener más años en los que ir haciendo frente al pago”.
Acogerse al Código de Buenas Prácticas Bancarias
Este es un mecanismo al que podemos recurrir y en el que se plantean tres opciones diferentes:
- La reestructuración de la deuda es la primera de ellas, que consiste en crear un plan de financiación para hacernos más fácil el pago mensual. Si el plan de pago que nos ofrecen fuese viable, adelante.
- Si creemos que no vamos a ser capaces de pagar esta reestructuración, podremos solicitar una quita, es decir, que la entidad nos perdone parte de la deuda.
- Por último, si ninguna de las dos opciones anteriores sirve, solo queda plantear la dación en pago, que, como apunta Lacoma, “consiste en entregar la vivienda a cambio de la cancelación de la deuda antes de que el banco inicie la subasta y el embargo de la vivienda”, aunque debemos saber que los bancos no están obligados a aceptarla siempre.
¿Qué requisitos necesito para acogerme a este código?
Para poder solicitar cualquiera de las tres medidas anteriores es necesario que cumplamos los siguientes requisitos:
- Que los ingresos totales de la familia no superen en tres veces el IPREM anual en 14 pagas, aunque, en el caso de que algún miembro de la familia tuviera discapacidad, estas tres veces se convertirían en cuatro.
- Que la cuota de la hipoteca sea superior al 50 % de los ingresos netos mensuales de la unidad familiar, es decir, que se dedique más del 50% de la renta mensual neta de la familia al pago de la hipoteca.
Debemos, también, cumplir como mínimo una de las siguientes premisas:
- “La primera de ellas es que el porcentaje de los ingresos que la unidad familiar dedica a pagar la hipoteca haya aumentado en 1,5 puntos comparado con el momento de presentación de la solicitud y los cuatro años anteriores”, enmarca Lacoma.
- La segunda es que hayan sobrevenido circunstancias familiares de especial vulnerabilidad, como puede ser la familia numerosa o monoparental, que haya algún tipo de discapacidad superior al 32%, situación de dependencia, menores de edad, mayores de 60, violencia de género, etc.
Vender la casa
Otra opción es vender la casa y con el dinero obtenido de la venta pagar al banco y cancelar la hipoteca, aunque esta opción es la más inviable según Lacoma, quien considera que “vender un inmueble que tiene como carga una garantía hipotecaria es un deporte de riesgo: al vender la casa transmites también la deuda del impago de la hipoteca, por lo que el precio de la casa cae mucho y es probable que el importe de la venta no sea suficiente y continuemos teniendo deuda con el banco”.
También existe lo que se conoce como Lease Back, es decir, vender la casa con opción a alquilarla para no tener que marcharnos de ella, pero, como declara Lacoma, “en teoría, el negocio de los bancos es financiero, no inmobiliario, ya que lo que quieren es cobrar las deudas, no acumular inmuebles”.
Aunque el economista apunta que es una opción que se puede contemplar, afirma también que “es poco probable”, por lo que siempre recomienda negociar con el banco antes de salir al mercado a vender la vivienda.
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