Cómo sacarle el máximo partido al aire acondicionado sin sobrecargar la factura

Aire acondicionado.

Jordi Sabaté

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De acuerdo en que el miedo a la factura eléctrica no se nos va a quitar en este verano, con el precio del kilovatio hora en máximos históricos y sin muchos visos de descender a niveles razonables por el momento. 

Pero ante la disyuntiva de si tener que sufrir la canícula, poniendo incluso en riesgo nuestra salud, o bien arriesgarse a poner el aire y después asumir las consecuencias de una factura disparatada, existe una tercera vía que si bien no nos exime de realizar gasto, sí lo hace sostenible y permitiéndonos esquivar el calor. 

Se basa en diez estrategias o trucos sencillos y prácticos para optimizar nuestro aire acondicionado y también nuestro ambiente, con el fin de que el resultado sea el máximo bienestar con el mínimo esfuerzo energético. 

Por descontado que si contamos con un aparato moderno, con tecnología Inverter, el ahorro será mucho mayor, pero como ahora es tarde para cambiar, nos centraremos en sacarle el máximo partido a nuestra máquina, sea la que sea. 

Y también conviene destacar que podemos optar por el modo “ECO” que muchos aparatos tienen, pero con nuestros consejos podemos mejorar incluso los ahorros de este sistema, que se estiman en un 30% del consumo. 

1. Evita la entrada de sol directo

No se trata tanto de mantener la casa totalmente a oscuras como de evitar la entrada de luz por aquellas ventanas por las que pueda en un momento del día penetrar el sol. Para ello podemos utilizar las persianas, pero también toldos o estores de bambú, esparto o yute. 

El motivo es que debido al efecto invernadero, los rayos que entran a través del cristal son los que aportan más calor y menos radiación ultravioleta –motivo por el que no nos ponemos morenos tomando el sol a través de un cristal–, pero es que además estos rayos de onda larga se quedan atrapados en casa.

El resultado es un aumento del calor considerable incluso respecto al exterior. Algo que se puede evitar impidiendo que la luz entre por esa ventana. 

2. Ventila a primera hora de la mañana, antes de que el sol suba

Entre las seis y media y las nueve de la mañana –según longitud este u oeste– se hace de día y el sol está bajo, sin calentar, por lo que el aire está más o menos fresco –según latitud norte o sur–; es el momento idóneo para abrir todas las ventanas de la casa y ventilar bien antes de que se empiece a notar el calor. 

Eliminar el aire interior es importante para nuestra salud pero también para partir de una temperatura aceptable al encender el aire.

3. Asegúrate de tener todas las ventanas cerradas antes de encender el aire

Es de cajón, todos lo sabemos, pero ¿a qué también nos ha pasado a nosotros alguna vez el darnos cuenta de que llevamos horas con el aire puesto y una ventana abierta? Sirva como recordatorio para personas despistadas y poco cuidadosas, ya que el aire puede tener que trabajar hasta un 50% más con una ventana abierta para mantener la temperatura deseada. 

4. Limita el perímetro del aire

Es decir, aísla cerrando puertas y ventanas la habitación donde quieras poner el aire y donde se produzca la principal actividad humana. Si es el salón y la cocina, por ejemplo, limitaremos a esta zona la llegada del aire. Así nos ahorramos tener que ventilar espacios que no usamos. 

5. Mantén los filtros siempre limpios

Aunque se recomienda realizar esta práctica cada tres meses, en los picos de actividad como la canícula, conviene hacerlo semanalmente. Un filtro del climatizador saturado de polvo, además de insano para las alergias y las enfermedades respiratorias, hace trabajar de más al impulsor del aire frío, de modo que cuesta más llegar a la temperatura deseada. 

6. Usa el modo “dry”

Las mayoría de los aparatos, al menos desde hace veinte años, tienen la opción seca, o “dry”, que utiliza una temperatura no tan baja pero priorizando el ambiente seco. Va muy bien para zonas litorales, donde la temperatura no es tan alta como en el interior pero la elevada humedad aumenta la sensación térmica. Al secar el ambiente, se puede estar a gusto a temperaturas de 25 a 27ºC. 

7. La temperatura, nunca por debajo de 25ºC

Por la misma regla de tres, y como se ha dicho muchas veces –recuérdese el anuncio de Vicente Del Bosque–, la temperatura ideal para que nuestro cuerpo no tenga sensación de calor está entre los 27 y los 24ºC, poniendo como media unos 25-26ºC. Por lo tanto, la necesidad de poner el aire a 23ºC o menos, es totalmente psicológica y no física. 

8. Evita el modo turbo

El modo turbo es aquel que nos lanza el aire a la máxima potencia de impulso, y sirve para enfriar rápidamente ambientes muy caldeados. A veces no quedará más remedio que usarlo –por ejemplo si regresamos el domingo a casa tras pasar el día fuera–, pero gasta bastante más. 

Pero si aprendemos a programar el 'timer' de nuestro mando del aire, de modo que se encienta a una determinada hora y evite que el piso se caliente demasiado sin tener que hacer un gran esfuerzo, cuando regresemos a casa ese mismo domingo, nos encontraremos el piso ya fresco. Y sin tener que emplear el turbo...

9. Programa el aire por la noche

Y ya de paso que aprendemos a usar el programador del mando, podemos programar el 'timer' para que tras un par o tres de horas de funcionamiento nocturno, cuando estemos ya dormidos, el aire se apague solo. La razón es que una vez dormidos nuestra temperatura basal interna baja por debajo de 36ºC y somos menos sensibles al calor.

10. Aprovecha el modo “aleteo” del flujo del aire

Y finalmente, un truco que pocas veces solemos aplicar pero que figura entre los que aplican los modos 'ECO' de muchos aparatos, está el de aplicar el modo aleteo del flujo del aire, que aumenta la sensación de frescor y con ello nos permite subir un grado o dos la temperatura del termostato, con el consiguiente ahorro. 

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