Así es la arquitectura de Grafton Architects, el primer equipo solo de mujeres en ganar el Pritzker
El mayor galardón en arquitectura ha reconocido por primera vez la labor de un equipo formado íntegramente por mujeres, la del irlandés Grafton Architects que dirigen Yvonne Farrell y Shelley McNamara. El jurado del premio ha destacado al estudio por “pionero” en un sector dominado por hombres, con una obra marcada por la integridad, que respeta el lugar y la comunidad en la que es construida, según el fallo.
Hace tres años, en la edición de 2017, el nombre de una catalana destacaba entre el de sus compañeros varones. La arquitecta Carme Pigem, sin embargo, era minoría en el proyecto colaborativo ganador, donde dos de los tres dueños del estudio RCR de Olot (Girona) son hombres. Antes que ella, la arquitecta de origen iraní Zaha Hadid lo ganó en solitario en 2004 y, en 2010, se alzó con él el despacho japonés Sanaa, que cuenta con una mujer en su plantilla.
Por eso es importante que, en los 41 años del 'Nobel' de la arquitectura, sus nombres no queden diluidos por primera vez en equipos cargados de testosterona. McNamara y Farrell son dos veteranas en el sector y este no es el primer premio que reciben por sus cuatro décadas de profesión, tan solo el más prestigioso.
En la primera etapa del estudio, fundado en 1978 y bautizado en honor a una de las calles más céntricas de Dublín, se especializaron en edificios públicos y residenciales como escuelas y universidades. El Departamento de Ingeniería Mecánica del Trinity College de Dublín (2002), donde destaca el uso de diferentes piedras, o el Solstice Arts Centre (2006) y el Departamento de Finanzas de Dublín (2007) les procuraron fama y prestigio a nivel mundial.
La concepción del entorno y la empatía con el resto de construcciones provoca que sus edificios sean “buenos vecinos”, como ha destacado el Pritzker: “Quieren aportar algo más allá de los límites de lo construido y contribuyen a hacer de la ciudad un lugar mejor equilibrando fuerza y delicadeza. Sus obras son modernas e impactantes y nunca repiten ni imitan; son la expresión de su propia voz arquitectónica”.
A partir de 2008, Garfton Achitects alcanzó una concepción más internacional con el diseño de la Universidad Bocconi de Milán, con el que consiguieron el premio World Building of the Year en festival mundial de arquitectura de Barcelona. Más tarde, en Perú, proyectaron una nueva sede de la universidad UTEC que se incluye por placas estructurales entre la flora del frondoso barrio de Barranco.
Esta imagen se inserta en el contexto general de Lima, una ciudad caracterizada por grandes escolleras que “establecen la unión entre la ciudad y el mar, verdes valles transformados en su interior, del mar a la ciudad”. Con él, ganaron en 2016 el RIBA, una de las medallas en arquitectura más importantes de Reino Unido.
Entre los concursos internacionales que ha ganado el estudio de las dos arquitectas cabe destacar la Escuela de Economía de la Universidad de Tolosa (2009), la Kingston University Town House en Londres (2013) y el Institut Mines Telecom en París (2013). También han representado a Irlanda en la Bienal de Venecia 2002 y se alzaron con el León de Plata diez años después con el edificio peruano anteriormente mencionado.
Sin embargo, si de algo se enorgullecen McNamara y Farrell es de su vis didáctica, ya sea en la universidad de la UCD, donde ambas dieron clase durante 30 años, como en cátedras invitadas de Harvard, Yale, la École Polytechnique Féderale de Laussane y la Academia di Architettura di Mendrisio.
“Enseñar ha sido para nosotras siempre una realidad paralela. Y es una manera de destilar nuestra experiencia y ofrecerla a las nuevas generaciones de forma que jueguen un papel en el crecimiento de la cultura. Lo comprendemos como algo que funciona en dos direcciones: aprendemos de los estudiantes y deseamos que los estudiantes aprendan de nosotras”, destacan las últimas galardonadas, mucho más que un ajuste de cuentas del premio Pritzker.
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