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La nobleza de Mallorca pierde la cabeza (de Augusto)

Cultura paga 250.000 euros por una cabeza romana del emperador Augusto

Peio H. Riaño

29 de mayo de 2022 21:21 h

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Es la compra más cara que ha realizado la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura en estos meses de 2022: 250.000 euros por una cabeza romana del emperador Augusto, de los años 30-20 antes de Cristo, que ha sido depositada en el Museo de Mallorca hace unos días, donde ya es el icono de la colección. El retrato en mármol del insigne romano fue hallado en el siglo XVI, en la antigua ciudad de Pollentia (en Alcudia), el yacimiento romano más importante de Mallorca. Desde el siglo XVIII no había abandonado la biblioteca particular del marqués de Campofranco, en el palacio de Can Pueyo, en Palma de Mallorca. Hasta que la sobrina del noble, Almudena de Padura y España, heredó la joya y trató de venderla en el extranjero.

El anticuario especializado en mármoles romanos, Jaume Bagot, indica que la cabeza es “un objeto importante. El mercado conocía la pieza desde hacía tiempo”. Cree que tiene un indudable atractivo porque la escultura conserva su pátina original. “Y eso rara vez sucede con esculturas de colecciones tan antiguas que han sufrido muchas veces modificaciones y restauraciones posteriores”, dice. El personaje aparece con velo sobre la cabeza, como Pontifex Maximus, máxima autoridad religiosa romana.

Por otro lado, la procedencia también es determinante. “No vale lo mismo una escultura que aparezca en un desván y de cuyo origen no sepamos nada que otra que tenga la procedencia que tiene el retrato del que hablamos. Su histórico es perfecto”, cuenta. Calcula que si no fuera inexportable, su precio rondaría los dos millones de euros y sería pieza de deseo de coleccionistas y museos internacionales.

El anticuario dice que el último retrato de Augusto de una calidad similar, aunque muy restaurado, fue vendido en la feria de Maastrich TEFAF, en torno al millón de euros. “Y lo donaron a un museo. El Augusto de Pollentia es mejor que el Augusto de TEFAF, sin duda. Los otros retratos de Augusto que han aparecido en mercado en los últimos años son peores. Nosotros tenemos uno en nuestra galería de Barcelona, por el que pedimos 110.000 euros”, cuenta Jaume Bagot. Por todo cree que la Administración ha hecho bien en comprarlo. “Ha jugado bien sus cartas”, añade en sus explicaciones a este periódico. ¿A qué se refiere?

Una jugada maestra

La compra de esta importante pieza para las colecciones públicas arranca en 2015. Ese año el Consejo Insular de Mallorca declara Bien de Interés Cultural (BIC) el busto y acaba con las pretensiones de su dueña, Almudena de Padura y España, que unos años antes había contactado con la casa de subastas Christie's para poner a la venta la pieza en el extranjero. El precio podría haberse acercado a los dos millones de euros, como ya nos ha apuntado Jaume Bagot.

Para cruzar la frontera necesitaba un pasaporte, como todo bien con más de un siglo de antigüedad. La dueña de la cabeza pidió permiso a la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de la Dirección de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, que prohibió su salida. Exactamente igual que le ocurrió a Jaime Botín con la Cabeza de mujer, de Picasso. En este caso la dueña no desobedeció la orden. Antes de que el organismo se pronunciara, el gobierno balear reaccionó de urgencia y declaró Bien de Interés Cultural (BIC) el busto. Entonces su dueña perdió toda posibilidad de cumplir con su deseo y venderla en el extranjero a su precio real.

Almudena de Padura y España se resistió a que su propiedad fuera declarada como un bien singular nacional. Y alegó en contra que el bien pertenecía a la colección de los marqueses de Campofranco desde el siglo XVIII y que desde entonces era la única que se había encargado de su conservación y mantenimiento. Además, alegó que a raíz de la declaración BIC se hizo pública la localización del bien y por tanto se puso en peligro su seguridad. Las alegaciones fueron rechazadas.

Ahí está la jugada maestra a la que se refería el anticuario: la propietaria no encontraría en España una fortuna a la que vendérsela y, tarde o temprano, tendría que vendérsela al propio Estado. Siete años después de su intento, Cultura hace un esfuerzo -gracias a un remanente del año anterior que debe gastar- y paga menos de un tercio del precio real de esa cabeza de Augusto que Almudena de Padura y España había heredado de su tío, Joan Miquel Roten y Sureda, octavo marqués de Campofranco que fallece sin descendencia.

Guerra de nobles

En junio de 2012 y tras un pleito de dos años con cinco mujeres aspirantes a recibir el título vacante, el ministro de Justicia entonces, Alberto Ruiz Gallardón, firma la real carta de sucesión a favor de Almudena de Padura y España. Durante cinco años es la marquesa de Campofranco, pero las disputas nobiliarias a veces son interminables. De hecho, solo con el paso de 40 años un titular puede darse por legítimo propietario. Mientras tanto, pleitos ante los tribunales para demostrar quién tiene mejor derecho y le corresponde ostentar el título.

En Campofranco atraviesan esa tormenta de litigios. En marzo de 2017 el nuevo ministro de Justicia, Rafael Catalá, revoca la orden y cancela la carta de sucesión que había recibido Almudena, para entregársela a Juan Miguel Ferrer de Sant Jordi y Montaner, que lo pierde dos años después. En 2019 el juzgado de Primera Instancia de Palma reconoce al exalcalde de Ciutadella, Llorenç Brondo Jover, preferencia para “poseer, usar, disfrutar y ostentar” el marquesado. Tal y como informa Brondo Jover a este periódico, la sentencia no es firme y está recurrida pero él se encuentra en octavo lugar en la línea sucesoria y sus competidores en noveno puesto.

Aunque el busto romano ha pasado su vida en la biblioteca de los Campofranco, no está vinculada al título. “Lo más lógico es que los bienes estén desvinculados al título porque ya no existen los mayorazgos en España. Los títulos ya no suponen la propiedad de ningún bien”, advierte Amadeo Rey, doctor en Historia y especialista en nobiliaria. Así que después de tres siglos, la nobleza mallorquina pierde la cabeza de Augusto velada, abandona la biblioteca privada y llega a un museo público.

Un icono popular

Maria Gràcia Salvà es la directora del Museo de Mallorca y reconoce que en la institución custodian otros bienes icónicos, pero ninguno como este que acaban de recibir. Es su dama de elche. “Es una compra histórica para la cultura de las Islas Baleares. Es una pieza que va a atraer muchas visitas”, comenta a este periódico. “Es importante que se quede en Mallorca por su propio valor artístico e histórico. Es una escultura relevante para toda la península”, indica en referencia a que habría sido muy bienvenido en el Museo Arqueológico Nacional (MAN), de Madrid.

El retrato escultórico se realizó cuando Augusto derrotó a Marco Antonio y a Cleopatra en la batalla de Accio, convirtiéndose en el hombre más poderoso de la historia de Roma. “Era obligatorio que la pieza se adquiriera para Mallorca porque pertenece a su historia. Mejor que aquí no iba a estar en ningún sitio”, ha declarado Isaac Sastre, director general de Patrimonio Cultural del Ministerio.

Desde la Dirección General de Cultura del Govern de Illes Balears explican a este periódico la propietaria del busto “necesitaba liquidez y ofreció el busto, así que nos pusimos en contacto con el Ministerio de Cultura”. “Nuestro objetivo era que la cabeza de Augusto no abandonara Baleares, donde fue hallada hace siglos. Hubo muy buen entendimiento con Cultura y compraron gracias a un remanente que debían utilizar”, cuenta el secretario técnico de Cultura.

Presión inmobiliaria

El gobierno de Baleares volvió a actuar sobre los bienes de los Campofranco heredados por Almudena de Padura y España, cuando a finales de 2020 el Consell de Mallorca declaró Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de monumento, el conjunto palaciego de Can Pueyo. Es la máxima protección jurídica que se le puede dar y quiere decir que el inmueble es intocable. No se puede alterar este edificio ejemplar de la arquitectura civil barroca -ubicado en el centro de Palma de Mallorca- ni su contenido: la biblioteca queda protegida. “Por lo que sabemos tiene incunables y había que protegerlos. La propietaria nunca nos ha dejado inspeccionar el edificio para catalogar los bienes”, cuenta el secretario técnico.

La intención de la propietaria es, siempre según las fuentes del gobierno balear, “trocear el palacio y hacer viviendas de lujo”. “El BIC lo impide”, indican. Por eso Almudena de Padura y España ha recurrido la declaración de máxima protección, indica el secretario técnico, y ha planteado un recurso contencioso-administrativo contra la decisión de la administración. Este periódico se ha puesto en contacto con los abogados de la propietaria pero han declinado hacer declaraciones.

El día de la declaración BIC del edificio, Bel Busquets, la consellera insular de Cultura, dijo que aquella era “una forma de proteger la historia y la identidad como pueblo”. “Damos a Can Pueyo la categoría que la historia ya le ha dado”, indicó. Vox votó en contra porque consideró que se trataba “de la incautación encubierta de los bienes muebles del palacio”. El grupo de ultraderecha se alineó en la postura de la propietaria, al considerar que la declaración BIC impedía “un proyecto de rehabilitación para garantizar la conservación y viabilidad del futuro inmueble”. Ya en 2018 la promotora de Barcelona, Bonavista Developments, aseguró que se haría cargo de la transformación del edificio histórico. La empresa tenía previsto invertir 22 millones de euros en la rehabilitación que está paralizada.

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