PhotoEspaña, Europa y las mujeres
En cierta medida PhotoEspaña nació como una extravagancia voluntarista en una ciudad y un país donde, a pesar de haber tenido maravillosos fotógrafos, esto de la foto artística nunca había sido tomado demasiado en serio. Y ello pese a que museos, galerías e incluso editoriales como La Fábrica, centro coordinador de PhotoEspaña, han ido haciendo sus deberes y por Madrid ha ido pasando con los años lo mejor de la fotografía internacional, recuperándose clásicos españoles. Pero casi hasta principios de los 90, que históricamente viene a ser anteayer, ni las academias ni la antigua crítica se tomaban en serio algo hecho con máquinas y baños químicos.
Incluso en 1998, que es cuando nació PhotoEspaña, no estaba ni medio claro si había un futuro. Cómo en otros terrenos, el coleccionismo español de fotografía es más bien raquítico, pero el soporte tiene una venta oculta y antigua: el comprador ocasional que no está pensando en un almacén de arte sino en el comedor de su casa. Y así nos plantamos en un evento realmente masivo, un poco confuso pero que ya marca cada año la llegada del buen tiempo.
Este 2016 PhotoEspaña trae alguna novedad mayor, como que no haya un comisario central sino mucho individuales. Es normal. La idea de alguien que le diera cierto sentido unificador a cada edición, en principio, no parece muy equivocada. Pero en la práctica era irrelevante. El comisario general montaba una o dos exposiciones y elaboraba unos principios rectores que luego las instituciones y galerías participantes seguían o no. La mayor parte de las veces, sencillamente, porque no se dispone de los artistas o los conocimientos específicos para tratar tal o cual tema. No todo el mundo puede hacer de todo.
Además de ello, PhotoEspaña se extiende algo más fuera de Madrid capital, añadiendo Segovia y Murcia a Alcalá de Henares, Lanzarote, Zaragoza o Castilla La Mancha como tal Comunidad Autónoma. Mención especial merece Alcobendas, una localidad periférica de Madrid que acoge nada menos que siete exposiciones.
Aunque no haya un comisariado central, hay un lema: Europa. La verdad es que más genérico no puede ser y admite todo tipo de aproximaciones. Desde lo más bucólico/medio-ambiental, a lo política y humanamente más descarnado. Ancha es Europa.
Algo raro que funciona
Teniendo en cuenta que hay unas 90 exposiciones en “52 sedes nacionales e internacionales”, resulta claro que no se puede visitar PhotoEspaña al completo. Una posibilidad realista consiste en que paseando o yendo de compras, se vea el logotipo de PhotoEspaña en algún lugar y se entre a ver qué hay. Dado el número de exposiciones, existen bastantes posibilidades de toparse con alguna. Otra, algo menos aleatoria, sería elegir un trayecto para realizar un par de paseos con alguna escapada colateral sugerente.
Por ejemplo, en las cercanías de la Cibeles se abren dos colectivas que parecen interesantes y se atienen al tema europeo, como son Transiciones. Diez años que transformaron Europa, en el Círculo de BBAA y que viene a ser un recorrido por la década 1979-1989, entre el ascenso al poder de Margaret Thatcher y la caída del Muro. Es una década tan importante como cualquier otra, pero está bien recordarla. Aún vivimos sus dos consecuencias principales: la entronización del neo-liberalismo y un nuevo dibujo geo-político del continente. Centro Centro, al lado, expone Fotografía de retrato en Europa desde 1990. Bastante auto explicativo.
Por no salir del barrio, en la Fundación Telefónica, siete fotógrafas contemporáneas trabajan sobre el legado de la austriaca Inge Morath (1923-2002) en torno a un tema de lo más europeo, Miradas sobre el Danubio. Ya que se está cerca y porque el espacio tiene su aquel, la curiosidad que muestra la Fundación Loewe: la fotógrafa Lucia Moholy (nacida Schulz), primera mujer de Laszlo Moholy Nagy. Tampoco es una revelación muy especial, pero no se pierde demasiado tiempo y la tienda lo vale.
El resto está muy desperdigado. En Conde Duque puede verse ¡A las puertas del paraíso! Un ensayo sobre el migrante, el nómada, el exiliado, el apátrida... Un tema que lleva siendo actual mucho tiempo, hoy más. Y puestos a escoger intereses específicos, puede ser interesante Cámara y Modelo, Fotografía de maquetas de arquitectura en España, que comisaría Iñaki Bergera, quien con tal motivo ha editado otro de sus ya muchos libros sobre arquitectura y fotografía. En un registro cercano y ya más ibérico que europeo, recordar que el Reina Sofia presenta al grupo fotográfico AFAL, de los años 50 y 60, en el cual se encontraba Paco Gómez, cuyo archivo se encuentra en el Depósito del Canal de la Comunidad de Madrid. Ambos son muy interesantes, al fin y al cabo, la fotografía y la arquitectura son de las grandes tradiciones en este país.
En eldiario.es ya se ha tratado la exposición de la niñera Vivian Mayer que junto a Linarejos Moreno en Tabacalera, Shirley Baker en el museo Cerralbo; Juana Biarnés en el Fernando Fernán Gómez o Joséphine Douet en el museo del Traje, dan una idea del lugar que ocupa la mujer en la fotografía. Algo tan obvio como no muy reconocido en los libros de historia.
Hay más, bastantes actividades como talleres y seminarios, proyecciones al aire libre que se prometen espectaculares, como la de Daniel Canogar en Conde Duque. Y exposiciones en unas 32 galerías privadas. Que son muchas. No hay duda, Madrid y alrededores no es que sean estos días la capital mundial de la fotografía como año sí, año también, proclama algún titular entusiasta; pero sí que esta tomada por la fotografía. Es raro, pero ha acabado funcionando.