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Los músicos también lloran

Kurt Cobain con su novia, Courtney Love en una captura del biopic Cobain: Montage of Heck

Marc Muñoz

Con Hollywood centrado en la mina de oro controlada por Marvel y DC Comics, así como en la explotación nostálgica de franquicias míticas del séptimo arte a través del reboot –este mismo año dos de los taquillazos los han proporcionado Jurassic World y Mad Max: Furia en la carretera–, se agradece la discreta, y estrecha, senda abierta por el biopic musical, un género que históricamente ha tenido que sortear un fuerte escollo por los altos costes del copyright de las canciones, pero que recientemente ha experimentado un repunte importante en cuanto a cantidad, pero también en su calidad media, que suele deparar una de cal y otra de arena.

En buena parte, porque la mayoría de historias, que recogen biografías de músicos y cantantes, se resuelven bajo el mismo esquema preconocido de ascenso-caída-ascenso, o su inverso, caída-ascenso-caída, poniendo hincapié en las fases de turbulencias. Un esquema muy goloso, y cómodo, para guionistas, productores y directores que buscan encajar el relato en patrones clásicos. Además, la fórmula compuesta por 'Drogas, sexo y rock'n' roll', que parece ir implícita en la mayoría de músicos, es de las que no presenta fecha de caducidad. Un filón que Hollywood está dispuesto a explotar en las próximas fechas.

2015, un gran año para el biopic musical

La cartelera del 2015 podría dar lugar a algo bastante insólito: dos biopics musicales que superen las tres estrellas. Por el momento Love & Mercy, la película sobre Brian Wilson, a caballo entre su etapa de explosión creativa en los 60's –la que daría lugar al Pet Sounds (1966)– y la del punto culminante de su crisis nerviosa tiempo después, se ha señalado como una de las mejores muestras de los últimos años, e incluso décadas, precisamente por huir de ese convencionalismo que busca empatar, y por haber optado por una narración no cronológica. La otra candidata a dejar un buen poso en el espectador –así lo apuntan las primeras críticas– es Straight Outta Compton (estreno en España el 13 de noviembre), incursión en una de las bandas de rap más incorregibles y peligrosas de la historia, N.W.A. (Hijos de las calles de Compton) –un barrio donde se recomendaba no poner el pie en los 80's–, y fundadores del gangsta rap, las experiencias de Dr. Dre, Ice Cube, Eazy-E y compañía, han sido recogidas por la cámara de F. Gary Gray, director afroamericano surgido de la placenta del cine hip-hop urbano de principios de los noventa, y figura clave en la producción videoclipera de bandas referentes de ese mismo período. A priori, el candidato ideal para armar esta historia con un trasfondo de racismo, injusticias sociales, censura y violencia.

Aunque la constatación del auge musical en las pantallas probablemente haya llegado desde una vía generalmente marginal para la taquilla, la del documental, las dos últimas entradas al Club de los 27 han propiciado dos de las piezas más vitoreadas, sentidas y retuiteadas del año. Por un lado Asif Kapadia, devolviendo la voz a una de las artistas canónicas de nuestro siglo en Amy. Por el otro Brett Morgen, colándose en la esfera privada del líder de Nirvana, con Cobain. Montage of Heck. Ambas, además de compartir una mirada íntima sobre estrellas del alcance internacional, de carácter inestable y turbulento, atajo por el que se abocarían a un final trágico, se caracterizan por ceder la narración del relato a los propios protagonistas, por mucho que ya no se encuentren entre los vivos. Y lo logran mediante un mayúsculo trabajo de recopilación, selección y edición de material de archivo, vídeo doméstico y entrevistas. Amy, además, ha conquistado la taquilla británica, situándose como el mejor estreno documental británico de la historia.

Y no son los dos únicos casos. La llegada de Netflix a España en octubre podría traer consigo dos documentales producidos con éxito para la plataforma norteamericana. Por un lado Sinatra, de Alex Gibney, y por el otro, What Happened, Miss Simone? de Liz Garbus, sobre la cantante Nina Simone, dos nuevos ejemplos que empujan al espectador a reelaborar la manera en que conciben la música y la vida de los respectivos artistas, con una forma que opta por la autobiografía reconstruida, haciendo uso del abundante material de archivo disponible. Menos inaccesible, a no ser que la próxima edición del In-edit tienda ese puente que la distribución española va a ignorar, es Heaven Adores You, pieza de Nikolas Dylan Rossi sobre el cantautor fallecido Elliot Smith, a modo de recorrido por las tres ciudades que lo marcaron: Nueva York, Portland y Los Angeles.

La cosecha venidera: llegadas y retrasos

Igual de grueso resulta el paquete de llegadas que prepara el gran tejido cinematográfico norteamericano para los próximos meses. Uno de los primeros en aterrizar debería ser Miles Ahead, biopic del genio del jazz Miles Davis, centrado en su 'Silent period', su regreso al mundo de la música y la difícil relación que mantuvo con su primera mujer, Frances Taylor Davis. Delante y detrás de la cámara emerge Don Cheadle, que se ha volcado como director (debutante) y actor protagonista en un proyecto financiado parcialmente por crowdfunding. Su puesta de largo será el próximo 11 de octubre, clausurando el New York Film Festival.

Otra, cuyo estreno está previsto antes de que finalice el año –al menos en territorio estadounidense–, es Nina, la película de Cynthia Mort sobre los pasos de la pianista y cantante Nina Simone en su trayecto hacia la fama y la relación con su manager Clifton Henderson. La responsabilidad de interpretar a la diva del jazz y del soul cae sobre Zoe Saldana.

En un horizonte menos nítido afloran proyectos largamente perseguidos. Uno de los que más expectación causa, es el acercamiento a Frank Sinatra por parte de Martin Scorsese, una mirada, la del italoamericano, que, damos por seguro, no esquivará las relaciones del famoso crooner con la mafia, los Kennedy, y todos los rincones de película que formaron su vida. Sinatra, así se conoce el proyecto, podría ser lo próximo en que se embarcara el de Malas Calles cuando termine con su actual preocupación como cineasta, Silence.

Otro proyecto postergado hasta la infinidad, durante casi diez años, es Get it while you can, traslación a la gran pantalla de la explosiva vida de la cantante Janis Joplin, fallecida el 4 de octubre de 1970 a causa de una sobredosis de heroína. Zoey Deschanel, la cantante Pink, y finalmente Amy Adams, habían sido vinculadas para darle vida. Por su parte, Lee Daniels primero, y Jean-Marc Vallé después –un director que ya dio muestras de su devoción musical en C.R.A.Z.Y.– debían coger las riendas del proyecto. Sin embargo, la posibilidad de materializarse en filme, a día de hoy, camina por la cuerda floja, después de que los productores de la película Silver Reel Partners y LKL Productions denunciaran al guionista Ron Terry por mover el guión por otros despachos. Su suerte depende ahora de los tribunales.

En una situación parecida se halla Soldiers on, proyecto que el británico Steve McQueen preparaba sobre el fundador del afrobeat Fela Kuti con Chiwetel Ejiofor en el rol principal, pero que terminó con el cineasta de Shame desvinculándose de este después de que la productora no lograra obtener suficiente dinero. Algo parecido ocurre con la tentativa de narrar las correrías del batería de The Who, con un Keith Moon, al que inicialmente iba a interpretar Mike Myers, y producción del propio Roger Daltrey. Sin embargo las últimas noticias se remontan a noviembre del 2013.

Tampoco parece cristalizar el intento de contar la historia de Freddy Mercury, que debía dirigir e interpretar inicialmente Sacha Baron Cohen. Con este fuera del proyecto, se habló de Peter Morgan como guionista, y el guitarrista de Queen, Brian May, insinuó que Ben Whishaw sería el encargado de interpretar al carismático cantante desde los primeros años hasta el concierto Live Aid en Wembley. Aunque de nuevo, las últimas noticias son demasiado lejanas para dar credibilidad a su gestación.

Más firme es el desarrollo de Rocketman, película que detalla las vivencias del pianista Elton John, a quien interpretará su compatriota Tom Hardy, y cuyo mayor interesado es el propio músico, que ejerce como productor junto a su pareja, David Furnish. Lee Hall (Billy Elliot), como guionista, y Michael Gracery, como director, se encuentran a bordo de un proyecto que debería estrenarse el próximo año.

En un limbo legal más complicado que el Get It While You Can, se encuentra Midnight Rider, biopic sobre Greg Allman, pieza clave de The Allman Brothers, que rodaba Randall Miller, hasta que la desgracia se presentó en el rodaje en forma de un tren que arrolló a varios miembros del rodaje, llevándose la vida de Sarah Jones, asistente de cámara. Tanto el director como el productor han sido condenados por negligencia y se enfrentan a penas de prisión mientras lidian con otros quebraderos legales sobre una película que tiene todos los números para permanecer inédita en salas y terminar engrosando la lista de films malditos de Hollywood.

Mucho más fácil lo tienen las producciones emplazadas en Netflix. Por ejemplo, el 17 de septiembre se estrena en la plataforma digital de forma exclusiva Keith Richards: Under the influence, un documental dirigido por Morgan Neville sobre las personas y los lugares que han influenciado al guitarrista indomable de los Stones.

Janis, documental de Amy Berg sobre la cantante Janis Joplin narrado por Chan Marshall (Cat Power), y cuya premiere será el próximo septiembre en el Festival de Venecia, tiene varios números para terminar llegando al circuito español.

Mientras algunos de estos proyectos se van esclareciendo y acercando a la cartelera, o por el contrario, hundiéndose en los cajones de los directivos, el melómano, que cohabita en muchos cinéfilos, tiene suficiente material como para seguir vibrando con películas a 24 beats por segundo. Falta por ver si la compensación es tan alta como la de la temporada 2015.

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