Andreu Buenafuente: “Mi poder me lo da la gente que ve mi programa”
Andreu Buenafuente acaba de estrenar su nuevo late night Late motiv en Movistar+ (Lunes a jueves, 23:00) y, recién llegado a Madrid, se acerca a la redacción de eldiario.es a gorronear el Wifi con la excusa de que está currando. Podéis ver sus escaramuzas en el vídeo y completar la entrevista con el texto.
Andreu, ¿por qué no dejas el late night y haces, no sé, un reality? late night
Porque no sé, hombre, no sé. Vengo diciendo que yo soy un poco el pesado de los late en España, el guardián de ese fuego sagrado y es donde me expreso mejor. Toda la vida he hecho eso, desde que hago televisión un poco decente. Descubrí ese formato en el 95 y me lo presentó Joan Ramón Mainat, uno de los grandes ausentes de la televisión, un gran hombre. Me enseñó un programa de Letterman y dije “¡yo quiero hacer eso!” pero me cagué “¡no estoy preparao!”. Esperé a que llegase el momento y cuando descubrí realmente el formato gozándolo, es para toda la vida. Por lo tanto, ahora que se podía recuperar con medios, pensé “¿qué voy a hacer? Si es que no sé hacer nada más…”.
Frente a tu anterior En el aire de La Sexta, esta pregunta que te habrán hecho ya mil veces: ¿con qué novedades se puede encontrar el espectador?En el aire
Es un retorno a lo clásico en toda regla. Al final, lo clásico es lo moderno porque se ha mareado todo tanto: los magazines, los shows de humor… que si ahora estamos alrededor de una mesa, que si ahora somos más, que si ahora somos menos… Regresar a ese formato ya para mi es toda una novedad, como una viga que lo aguanta todo: el “personality”. Te digo una cosa: si no te caigo bien, ya no me ves, cosa que respeto. No puedo gustar a todo el mundo.
El nuevo programa dura cincuenta minutos, un poco más corto y más depurado, diría que hay una destilación de los programas de humor para llegar a algo más concreto en lo que sea un lujazo trabajar. Lo mío de siempre pero diferente.
Del formato, ¿qué parte disfrutas más?
Es difícil. Pero soy un poco adicto al monólogo. Es un momento de goce supremo. El monólogo sería el rock and roll del humor porque eres tú, es muy físico, el público está ahí delante…
Música en directo. Lo echábamos de menos.
Parece que hay cosas en los clásicos que, cuando los trasladas a España, por uso, por consumo, por hábito, por apuesta,… no sé por qué, no se juegan. Creo que la música en directo son las piernas del propio programa: le hacen andar, le dan ritmo…
En este momento, cortamos la grabación por motivos que sólo os podemos contar en el vídeo. Seguimos la entrevista en el baño de eldiario.es, que está limpio e inmaculado, como toda la redacción, y así no nos escucha nadie.
¿Galán, me vas a hacer la entrevista normal o solo en espacios reducidos con problemas?
Por lo menos así te lo curras algo, ya que vienes a eldiario.es… Pregunta: tus colaboradores. Silvia Abril: ¿no te basta con verla en casa y en Tu cara me suena, de actriz…?Tu cara me suena
Siempre fui muy pudoroso con lo de Silvia, siempre lo he sido para que no quepa la menor duda de que tenemos carreras que pueden juntarse o no. Ocurre que ahora está en un momento fantástico y pensé: “¿voy a ser tan tonto de no poner a esa señora, que vive conmigo, pero que está en un momento artístico muy bueno?”. Me gusta tenerla cerca y además porque es una tía imprevisible y una payasa de categoría. Ni ella misma sabe lo que va a hacer, que es una buena definición de cómico. Estás entrando en territorio de “happening”, en territorio provocación extrema, incluso contra ti mismo. Es un peligro andante y eso es bueno para la comedia.
Hace unos días exorcizó vuestro plató disfrazada de Carmen Porter y fue asombroso.
Es que es muy “clown” y no tiene límites. Si tiene que aparecer buenorra, aparece, si tienes que afearla hasta el extremo, no tiene ningún problema. Además, propone cosas. En ese sketch, me dice “me tiro un cubo de agua”. Le pregunté “¿estará caliente?” porque yo soy muy delicadito y me contesta “no, hombre, ¡caliente, no!”.
¿A quién te queda por entrevistar?
Muchos. El rey. Me gustaría entrevistar al rey. Ya lo hemos pedido y te contestan con una carta que es la elegancia en persona. Creo que sería muy interesante que Felipe VI diese un paso a la modernidad y pudiese hablar, tal y como están las cosas. Parece que eso es imposible en la realidad monárquica pero tendrá que cambiar algún día.
Tú le conoces.
He hablado con él pero solo de visita, en actos. Y siempre me dice “¿todavía fumas?”. La última vez le vi en una visita a La Sexta, que es algo muy de autoridad. Yo estaba en la parte de abajo fumando y, en ese momento, bajaba toda la comitiva de la Sexta con el rey delante, apagué el cigarro y entré. ¿Sabes ese humillo que te queda delante de haber fumado? Y lo primero que me dijo fue “¿todavía fumas?”. Le contesté “más que la última vez que nos vimos porque estoy muy nervioso… Señor… España no está para dejar de fumar”. Letizia también andaba muy insistente con el tema. Estábamos en una comida posterior y era larguísima y yo dije “me tengo que ausentar un momento”. Y al volver, ella me dice “¿has fumado?”. ¿Qué le pasa a la monarquía con el tabaco, leches? Sí, he fumado. ¿Qué les pasa?
Pues no deberían tener esos problemas, con los impuestos del tabaco les estamos pagando a ellos.
En ese momento ya se había formado una cola enorme de periodistas de eldiario.es que querían entrar al baño a informar de lo que pasaba dentro, suponemos. De hecho la redacción estaba paralizada y, ante diversas increpaciones, todas del alto nivel que se le supone a un licenciado en periodismo, decidimos terminar la entrevista, ya sin vídeo, en otra estancia de eldiario.es: uno de los bares de abajo.
¿Cómo ha sido venirte a Madrid?
Lo estoy viviendo con mucha satisfacción. Llevaba 25 años en Barcelona y notaba una pulsión interior que me pedía un cambio. Cuando el programa cristalizó y resultó que venía muy bien hacerlo en Madrid, pues se cerró el círculo. Ha sido muy buscado: creo que tienes que airearte en la vida y para los que hacemos programas de diario es muy complicado porque estás muy anclado. Por eso, al habernos ido estoy como de excursión todo el día.
¿Y la situación política que vivimos? Cataluña: tú diste el pregón de la Mercé con Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona. ¿Te preocupa que, con estas cosas, te asocien en exceso a uno u otro partido?
Siempre he tenido claro que tenía que navegar por los alrededores de los grandes epicentros políticos. Yo soy un comentarista de esto: otros se meten hasta las trancas y también es respetable, pero esta es mi opción. A mi me gusta estar un poco fuera: sigo siendo el niño que me gusta estar fuera de la gamberrada y comentarla, que protagonizarla. Y no he tenido ningún problema: nadie en Barcelona me ha afeado que no me metiese más y ahora estoy aquí y es fantástico también. Esta neutralidad que debemos tener siempre los que comentamos me va bien. Ahora, como ciudadano, es evidente que estoy inquieto, preocupado, y a veces, ilusionado. En general estoy contento porque veo transformación. Nunca sabes adónde llegará pero al menos es activa a partir de un momento jodido como el que tenemos.
¿Como cómico se puede ser amigo de un político?
No mucho. No se puede ser muy amigo de casi nadie que protagonice la actualidad. Hablábamos con compañeros que los cómicos deberíamos vivir en una montaña, que te vinieran a buscar en un coche y que te dejasen en el teatro. Yo vivo en algo así porque no pertenezco, aparte de ninguna afiliación política, a grupos de opinión o círculos afines a una u otra opción. No soy ni socio del Barça. Salgo a la calle y no le debo nada a nadie. Me gusta ser así, no necesito arrimarme a ningún poder para sentirme superior. Mi poder me lo da la gente que me ve mi programa.
Si te preguntan por el procés, ¿qué dices?
Es de las cosas más complejas que se han vivido en Cataluña en los últimos años. Se está focalizando sobre los políticos que están al frente del procés y no se está valorando lo suficiente la base social sobre la que se ha erigido eso. Puede ser que no te gusten los interlocutores, sus pactos, sus lecturas… pero nunca olvido los dos millones de personas en la calle que eso es lo que creo que se mantiene. Creo que hay procés para rato. Quizá el reduccionismo de poner a Mas como el malo, compararlo con Ibarretxe… me parece de una miopía bastante gorda, independientemente de que no me está gustando la ejecución de los políticos del procés. La base es muy sólida, muy emocional y casi sin marcha atrás.
¿Te apetece volver a votar en elecciones generales?
¡Sí! Yo hago la broma en el programa de “nos vamos a hartar tanto de democracia que habrá gente que emigrará a dictaduras para recuperar antiguas sensaciones”. (Nos reímos). Es un chiste. Hay que votar por esa vitalidad de la transformación. Se está rompiendo la Transición: lo que algunos venden como Apocalipsis es, en realidad, el no encaje a partir de lo que está pidiendo la gente.
El 18 de marzo estrenas tu primera película como protagonista, El pregón, con Berto. Como tenías cuatro meses de descanso, dijiste “¡otro jardín!”, ¿no?El pregón
Nos apetecía mucho desde hace tiempo con Berto. Es una comedia escrita por David Serrano y Diego San José, sin que caiga en el encadenado de gags, con un poso de romanticismo. Dos hermanos que fueron cantantes famosos y que andan muy mal de pasta y se juntan para dar un pregón en su pueblo. Con cincuenta tacos, a mi me ha hecho sentir muy vivo. Esas seis semanas de rodaje, doce horas diarias. Le tengo mucho cariño, cuando dejas la piel en algo y crees que está bien, es muy bonito contarlo a los demás.
Seguro que “El pregón” estará muy bien pero el afán de Andreu Buenafuente por venir a eldiario.es a gorronear el Wifi, no tanto. Podréis ver cómo le despedimos al final del vídeo.