El Festival de Venecia comienza sin estrellas y con películas de directores señalados por el Me Too
El anuncio de la huelga de actores y actrices que ha sacudido Hollywood por completo pilló a Alberto Barbera, director del Festival de Cine de Venecia, a pocos días de anunciar su sección oficial. Una selección en la que los platos fuertes suelen ser las producciones de Hollywood que comienzan aquí su carrera por el Oscar; y las de Netflix, vetadas en Cannes mientras no aseguren su paso por salas, y que también quieren la estatuilla que se les sigue resistiendo. Son películas que a Venecia le vienen bien por varios motivos. Suelen ser directores de renombre, se va a hablar de ellas en los próximos meses… y están cargadas de estrellas.
Venecia vive del poder de su alfombra roja, y una huelga como esta podía hacer añicos una de sus bazas. De hecho, en cuanto se anunció el parón, Amazon y Warner Bros no tardaron mucho en retirar su película Challengers, que inauguraba la Sección Oficial y que tenía a Zendaya como gran protagonista. Desde ambas empresas no quisieron dejar a Guadagnino al frente de la presentación y prefirieron retrasar el estreno y cancelar un puesto de honor que al final recayó, en un plan B que sonó a la desesperada, en la película italiana Comandante.
Cuando Barbera anunció la sección oficial confesó que habían sido días duros pero agradeció a los productores de EEUU por haber mantenido sus apuestas. Al final, excepto Challengers, todo su arsenal se ha mantenido. Netflix llegará con sus grandes apuestas de cara a los Oscar, The Killer o Maestro; y Yorgos Lanthimos presentará su esperada Pobres criaturas. La diferencia es que no se verá a sus intérpretes promocionar las películas ni pasar por la alfombra roja. No estará Michael Fassbender, estrella del nuevo filme de David Fincher, donde da vida a un asesino en serie con cargo de culpa; tampoco a Bradley Cooper ―que dirige y protagoniza el biopic sobre Leonard Bernstein― ni a Carey Mulligan ni a Emma Stone, actriz sobre la que recae la versión de Frankenstein del director griego.
Habrá excepciones. Las películas que hayan obtenido el permiso de los sindicatos podrán traer a sus intérpretes, y ese será el caso de Adam Driver, que acompañará a Michael Mann en la puesta de largo de Ferrari, el ansiado biopic del constructor de coches del director de Heat; o de Jessica Chastain, que acudirá para presentar Memory, filme del mexicano Michel Franco. Serán los menos y se les aclamará a los que más.
La ausencia de estrellas provocará dos situaciones extrañas en un festival. La primera, que los equipos técnicos serán quienes den entrevistas y acudan a las ruedas de prensa. Son ellos los que ‘venderán’ la película a los periodistas, junto a los directores, en vez de sus actrices y actores. La segunda es que, de alguna forma, esto provocará que solo se hable de las películas. Sin estrellas no habrá situaciones como la vivida el año pasado con la premiere de Don’t Worry Darling, cuando la ausencia de Florence Pugh tuvo a todos especulando durante días; o cuando en la ovación al filme tras la proyección oficial se produjo aquel escupitajogate que tuvo a millones de personas especulando sobre si Harry Styles había escupido en directo a su compañero Chris Pine. Una situación que provocó que se hablara poco de la calidad del filme y por supuesto nada del resto de títulos que se presentaron en las jornadas que duró un escándalo tan estúpido como fugaz.
La ausencia de las estrellas también redoblará el foco sobre los directores. Más allá de los filmes de Hollywood estarán Pablo Larraín, Ryusuke Hamaguchi ―el director de Drive My Car con un filme del que nadie conocía su existencia― o el francés Bertrand Bonello, con una de las más esperadas, La Bête, una versión de un relato de Henry James llevado a la ciencia ficción. También cinco mujeres que lucharán por convertirse en la cuarta directora consecutiva en lograr el preciado León de Oro: entre ellas Sofia Coppola con su mirada a Priscilla Presley; Agnieszka Holland o Ava DuVernay, primera mujer afroamericana que compite en la Mostra.
Entre todos los nombres destacan los de tres hombres. Dos de ellos ni siquiera están en sección oficial, pero su sola presencia asegura un terremoto. Son Roman Polanski y Woody Allen. Venecia vuelve a defender a Polanski y estrenará fuera de concurso The Palace, su sátira sobre los ricos ambientada en la previa del año 2000. Polanski no puede poner un pie en Italia, ya que sería detenido y extraditado a EEUU. Sobre el director sigue pesando su condena por violar a una menor en el año 1977. Un caso donde él mismo se declaró culpable. Ha pedido perdón a la víctima y esta ha declarado que se lo concede pero Polanski abandonó EEUU para no tener que cumplir la condena, por lo que está en busca y captura.
El segundo es Woody Allen, otro autor señalado. El director estrenará Coup de chance, la que puede ser su última película, que fue rodada en Francia. El Me Too volvió a poner luz sobre las acusaciones de abuso realizadas por su hija adoptiva Dylan. Un caso por el que, en su momento, fue declarado no culpable, pero que sigue pesando sobre su carrera: tras la revolución provocada por el caso Weinstein, Hollywood dejó de producir sus películas y algunas las actrices de las que trabajaron con él, se arrepintieran públicamente.
El tercero en discordia es Luc Besson, acusado de violación por varias mujeres y declarado inocente hace unos meses por un tribunal francés. El director de León (el profesional) estrenará su thriller de acción Dogman. Esta sí competirá por el León de Oro. La presencia de Allen, Besson y la proyección de la película de Polanski serán, sin duda, tres de los momentos más tensos de esta edición, aunque Alberto Barbera ha defendido la programación y se ha ya se ha posicionado claramente a favor de separar la obra y el autor: “Soy un director de festival, no un juez”.
También habrá cine español. Juan Antonio Bayona tendrá el honor ―y la responsabilidad― de cerrar la Sección Oficial con La sociedad de la nieve, película de clausura con la que materializa su sueño de realizar su versión cinematográfica de aquella tragedia de los Andes que ya inspiró la película Viven y para la que ha estado años entrevistando a supervivientes de aquel suceso. En Giornati degli Autori se podrá ver Sobre todo de noche, debut de Víctor Iriarte con Ana Torrent y Lola Dueñas que posteriormente competirá en Seminci. Para cerrar la participación del cine español, un corto, Aitana, realizado por la nieta del poeta Rafael Alberti y una mirada sobre la memoria histórica y sobre su madre, esa Aitana cuyo nombre viene de las últimas montañas que vieron el poeta y su mujer, María Teresa León, antes de partir al exilio.
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