Ocurre que, en los premios de la Academia de Cine española, las nominaciones parecen repetirse como el día de la marmota. Antonio de la Torre aspira de nuevo a un galardón, Amenábar y Almodóvar compiten entre sí como los dos directores más emblemáticos (y taquilleros) de este país y Penélope Cruz suma la última a su larga lista de nominaciones a mejor actriz. Sin embargo, basta con echar un vistazo a los datos para comprobar que la sensación de déjà vu que nos asalta cada año no siempre se cumple sobre el papel.
La edición de 2020, por ejemplo, suena a disco rayado: el 75% repite en las categorías actorales y en la de dirección. Sin embargo, aunque en los últimos años la repetición cotiza al alza en los Goya, hubo un tiempo en que esa no era la tendencia dominante. ¿Hasta qué punto los académicos han destacado a los mismos en estos 33 años de historia?
En más de tres décadas de premios, ha habido dos años clave para los nuevos talentos del cine español: tanto en 1989 como en 2002, el 75% de los actores, actrices, directoras y directores eran nuevos en los Goya. Y hasta en 13 ediciones de los galardones, en torno a la mitad de los nominados era la primera vez que optaba a su respectivo premio.
Sin embargo, en los últimos años hemos asistido a numerosas galas en las que apenas había caras nuevas. En 2005, 2007, 2012 y 2014 tuvimos solo un 35% de nominados por primera vez. Hace dos, en 2018, los debutantes no llegaban ni al 20%. Y esta vez, al igual que hace un año, solo el 25% de la lista de nominados ha sido savia nueva para los académicos, aunque muchos de los novatos cuenten con décadas de carrera a sus espaldas.
Frente a ellos, tótems de nuestra industria y favoritos de una Academia que busca hacer marca fuera de España. En ese segundo grupo estarían Antonio Banderas, que hará las veces de estrella invitada, Penélope Cruz o el argentino Leonardo Sbaraglia, el anzuelo para el público latinoamericano. Pero también nos suenan rostros como el de Luis Tosar, Eduard Fernández, Karra Elejalde y, por supuesto, el de Antonio de la Torre. ¿Coinciden con los más nominados en toda la historia de los Goya?
El primer puesto del actor malagueño no sorprende demasiado, ya que ha hecho pleno de nominaciones en la última década, exceptuando en 2012, y por varios títulos cada vez. Lo que no significa que sea también el más premiado, ya que de sus 14 oportunidades solo dos culminaron con el cabezón. Ese récord lo ostenta Javier Bardem, que salió vencedor en la mitad de sus 10 nominaciones, aunque no ha vuelto a ganar desde Biutiful (2010).
No obstante, más que las presencias, en las que destacan Juan Echanove y Jorge Sanz por llevar años sin pasearse por la alfombra roja, llaman la atención otras ausencias en el ranking como las de José Coronado, rostro omnipresente en nuestra filmografía que, sin embargo, solo ha sido nominado cuatro veces. Con 104 películas a sus espaldas, José Sacristán ha sido destacado por la Academia en dos ocasiones. O el mismo Karra Elejalde, presente en algunas de las películas españolas más destacadas de la última década y que solo ha sido nominado por su papel en cuatro de ellas, la última por Mientras dure la guerra (aunque se llevó el cabezón en dos por También la lluvia y Ocho apellidos vascos).
En el caso de las actrices ocurre un fenómeno parecido. Hasta en 12 ocasiones ha sido nominada Penélope Cruz, haciéndose con el premio en tres (la última en 2008) por La niña de tus ojos, Volver y Vicky Cristina Barcelona. Maribel Verdú le pisa los talones con sus 11 nominaciones, aunque solo en dos ocasiones subió al escenario a recoger su estatuilla.
Observando la foto de las categorías femeninas, destacan las actrices fallecidas Terele Pávez y Chus Lampreave como las más veteranas de la lista que, además, empezaron a ser nominadas cuando ambas sobrepasaban los 50 años, algo inédito en una industria que premia la juventud en ellas y la madurez en ellos. La muestra está en que algunas como Adriana Ozores, Ariadna Gil, Carmen Maura o Victoria Abril llevan 15 años sin recibir una nominación.
Esa tendencia invita a pensar que existe una mayor regeneración en la cartera femenina que en la de actores y que ellos alargan su carrera en los Goya repitiendo más a lo largo de los años. Sin embargo, los datos muestran que la proporción de actrices que han sido nominadas más de una vez es mayor que la de sus compañeros. En concreto, el 55% de las actrices han sido destacadas dos veces o más, mientras que solo el 41% de ellos ha repetido en su candidatura.
Ahora bien, en el caso de los hombres, los pocos que repiten lo hacen en más ocasiones que sus homólogas femeninas. En el competitivo sector del cine, donde el número de nominaciones es un reclamo tanto para directores de cásting como para taquilla, eso significa que 30 de ellas se han quedado congeladas en dos, mientras que el trozo grande de la tarta se lo reparten entre ellos: a partir de 7 nominaciones y hasta 14 (el récord), son estratos donde las mujeres apenas tienen representación.
¿Y qué ocurre en dirección?
El otro gran prejuicio de nuestro cine es que existen ciertas vacas sagradas que todo lo que dirigen acaba con una nominación a Mejor película en los Goya. Es cierto: nuestra Academia, como la de Hollywood, tiene ciertos ojitos derechos, pero esta preferencia no tiene que ver con el resultado en taquilla, puesto que dos de cada tres películas que han optado al premio gordo no superaron el millón de espectadores.
De entre los 62 directores y directoras nominados en las 33 ediciones, solo 17 han repetido como nominados a Mejor Dirección. ¿Significa eso que todo lo que estrenan Isabel Coixet, Fernando Trueba o José Luis Garci es automáticamente seleccionado para Mejor Película? En absoluto.
En el siguiente gráfico se ha contabilizado la filmografía completa de los más nominados exceptuando las cintas que se estrenaron antes de la existencia de los Premios Goya. Así, casi la mitad de las películas de Vicente Aranda quedan fuera de la visualización por haberse rodado antes de 1987 y las primeras cuatro de las 21 de Pedro Almodóvar, también.
El caso del director de Dolor y gloria es bastante ilustrativo. De las 17 producciones que ha presentado a los Goya, solo 9, el 53%, han sido nominadas a Mejor película. También el de Alex de la Iglesia, que de los 15 largometrajes presentados solo cuatro fueron seleccionados, el 27%. Al otro extremo se situaría Alejandro Amenábar con prácticamente el pleno en nominaciones: 6 de 7, en las que solo Regresión (2015) quedó fuera de la criba.
Dentro del panorama aciago de las directoras en general, tampoco salen ganando con el porcentaje en este caso. Solo el 20% de las películas de Pilar Miró y Gracia Querejeta, el 25% de las de Icíar Bollaín y el 31% de las de Isabel Coixet han sido seleccionadas, y eso que son las directoras que más nominaciones tienen a sus espaldas.
En total, son seis entre 56 hombres. Las otras dos son Josefina Molina y Paula Ortiz, destacadas por Esquilache (1989) y Bodas de sangre (2016) respectivamente. Sirva este último gráfico como homenaje a ellas en contraposición al olvido que cada año sufren por parte de una Academia de Cine que aún se aleja de la paridad.
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