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La joven comandante que planta cara al ISIS: “Si te atacan y te violan, te has de defender”

“Si te atacan y te violan, te has de defender”. Se puede decir más alto, pero no más claro. Quien pronuncia esta sentencia es la comandante Arian, una joven treinteañera y jefa de una unidad de milicianas que combate al Estado Islámico (ISIS) en el norte de Siria.

Quien graba y filma sus palabras en medio del campo de batalla es Alba Sotorra, una cineasta catalana de 38 años que ha convivido durante meses con estas guerrilleras que plantan cara al fanatismo de los integristas y que luchan por sus derechos como ciudadanas y como mujeres libres.

El resultado de esta colaboración entre la realizadora y las guerrilleras se ha plasmado en el documental Comandante Arian, una historia de mujeres, guerra y libertad que se presenta estos días en la Semana Internacional de Cine (Seminci) de Valladolid como estreno en España.

Narrada en dos etapas, entre 2015 y 2017, la película está construida como un flash back donde la comandante Arian se recupera de heridas recibidas en el frente mientras va recordando su actividad bélica para conquistar la ciudad de Kobane. Pero, sobre todo, el documental muestra el trabajo de esta unidad militar femenina de cara a la necesidad de liberación de las mujeres en un país como Siria.

Comandante Arian - Trailer Oficial from Alba Sotorra Clua on Vimeo.

Con una alternancia de secuencias entre el frente de guerra, filmadas en primera línea, y pasajes de cotidianidad y complicidad de las milicianas, el filme emociona y hace pensar y fruto de ello han sido las entusiastas ovaciones que ha recibido en la Seminci. “La misión que filmamos”, cuenta Alba Sotorra, “existió y es absolutamente verídica. Acompañé a esa unidad militar durante meses y esa convivencia permite que ellas actúen de una forma muy natural frente a la cámara. Está claro que, cuando te está filmando constantemente alguien a quien conoces, se te olvida que tienes una cámara delante”.

Directora y productora independiente, Alba Sotorra ha centrado su cine en la narración de historias comprometidas con conflictos políticos y sociales, en especial en la zona de Oriente Medio. Ha pasado largos periodos en Siria, Turquía, Irán y Qatar, y su anterior largometraje, Game over (2015), también una coproducción hispano-alemana como la de Arian, recibió el premio Gaudí al mejor documental.

“Fui sola a Kobane”, explica Sotorra, “con mi cámara al hombro y logré entrar desde Turquía en esa zona del norte de Siria gracias a la ayuda de amigos y de contactos. En aquel primer viaje en 2015 conocí a Arian y, poco a poco, me di cuenta de que tenía un interesante documental entre las manos. Dos años después volví al norte de Siria a acompañar a la unidad de la comandante Arian. ¿Qué si pasé miedo? Claro que pasé miedo y en tres ocasiones estuve bajo las balas. Pero cuando vas con las milicianas, ellas te transmiten tranquilidad y te dan consejos sobre la seguridad”.

Aunque en su origen la mayoría de las guerrilleras de la comandante Arian eran kurdas, con el paso del tiempo y de la evolución de la guerra en Siria, que se inició en 2011, esta unidad ha engrosado sus filas con mujeres árabes y de otras etnias. Por ello, la realizadora catalana rechaza que se trate de un conflicto identitario y subraya que el dilema se centra en la lucha por una Siria democrática y por la liberación de las mujeres frente a los totalitarismos, en este caso de los fanáticos fundamentalistas del ISIS.

De hecho, a comienzos del año 2014, el movimiento islámico se hizo fuerte en el norte de Siria y se encontró con la inesperada resistencia de estas mujeres. “La guerra de Siria”, señala Alba Sotorra, “representa un maldito tablero de intereses donde las grandes potencias, con Estados Unidos y Rusia a la cabeza, juegan sus bazas. Por esa razón resultan muy importantes las alianzas y líderes como la comandante Arian han demostrado ser muy listas para tejer pactos. La clave radica en lo que has de sacrificar de tu proyecto político para alcanzar esos pactos”.

En cualquier caso, la cineasta asegura que en esa zona del norte de Siria funciona un sistema democrático y paritario con una igualdad real entre hombres y mujeres. Comandante Arian, una historia de mujeres, guerra y libertad es, por tanto, una creación colectiva entre las milicianas y el equipo de la realizadora Alba Sotorra.

Con un final abierto, como la mismísima guerra de Siria que ha causado cientos de miles de víctimas y de refugiados en los siete años del conflicto, el montaje del documental fue discutido con sus protagonistas que, por supuesto, han visto el filme y dieron sus opiniones durante el montaje. “La historia no está ni mucho menos acabada”, afirma la cineasta, “y desde luego pienso seguir volviendo al norte de Siria”.

Más del festival

Este documental, encuadrado en la sección Tiempo de historia, ha sido una de las películas que más han sorprendido en la Seminci, un festival que arrancó el pasado día 20 y se clausurará el sábado 28. Con una cierta dosis de glamour (este año se han concedido espigas de honor a los actores Matt Dillon y Eduard Fernández, al director Juan Antonio Bayona y a las realizadoras Margarethe von Trotta e Iciar Bollaín), el festival vallisoletano apuesta, sobre todo, por el cine de autor, por el descubrimiento de nuevos valores y por la defensa de los derechos humanos.

En la línea citada, esta 63ª edición de la Seminci dedica un ciclo al cine portugués, un homenaje a la filmografía de Ingmar Bergman en el centenario de su nacimiento y una atención especial a la filmografía sobre el cambio climático. Se trata de muy ilustrativos ejemplos de las intenciones y los inmensos cambios de este festival que nació en pleno franquismo como certamen de cine religioso.

Asimismo, en sintonía con los vientos en pro de la igualdad que recorren el cine y la sociedad entera, la Seminci ha dado más protagonismo a las mujeres tanto en la sección oficial como en la composición del jurado. Una buena prueba de ello lo representa también el foro de mujeres productoras de España que se convoca, junto con la revista de cine Caimán, en el marco del festival.