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A los treinta años de la caída del Muro de Berlín ya nadie parece querer acordarse de aquel evento que paralizó al mundo. Al menos en Alemania. Las celebraciones de estos días han tenido un marcado perfil bajo. Y en la cultura pop tampoco ha aparecido ningún libro, ninguna película de relevancia sobre aquel suceso histórico en los últimos tiempos. Nada que ver con lo ocurrido hace veinte años, cuando todos querían escribir y filmar sobre aquello.
“Cuando cayó había motivos de alegría, felicidad. Se hicieron películas y novelas de amor. Había esperanza. Ahora todo es más difícil. Se podían hacer comedias porque aquello había terminado bien, pero treinta años después, y con la situación en Alemania con el auge de la extrema derecha en el este, ya no está la cosa para hacer chistes”, explica Anna María Ballester Bohn, que está al frente de la biblioteca del Instituto Goethe en Madrid.
En este centro de la cultura alemana han preparado un estand con varios libros y películas sobre lo que ellos llaman el Mauerfall –la caída del muro, literal-. Pero prácticamente todos los títulos aluden a hace ya casi dos décadas. Novelas como Historias simples, de Ingo Schulze, ensayos como Noticias de Berlín, de Cees Nooteboom o Un día al año, de Christa Wolf, que narra en forma de diario cómo fueron sucediéndose los cambios en el país. Esta autora, además, “fue muy entusiasta al principio porque, como muchos otros, se pensaba que se iba a instaurar un nuevo país socialista y democrático, y no una reunificación. Ahora ya no se tiene ese entusiasmo”, manifiesta Ballester.
También está La torre, de Uwe Telkamp, considerada en Alemania como 'la novela sobre el Muro'. “En realidad, se consideró que era esa porque durante años se estuvo esperando a la gran novela sobre la caída del Muro, pero no aparecía nada”, sostiene Ballester.
En cuanto a la producción cinematográfica ocurrió más o menos lo mismo. A finales de los noventa, en el periodo de la ost-algie (nostalgia del Este), el cine alemán comenzó a producir un buen número de películas que narraban los años del Muro en la RDA. La gran mayoría eran comedias –otra vez el asunto de la felicidad- y buena parte de estos filmes tuvieron una gran acogida en las salas alemanas y en algunos casos también tuvieron un excelente recorrido en pantallas internacionales.
La exploración de la pubertad y la juventud en una ciudad dividida, los deseos de alemanes orientales por escapar de la RDA, el espionaje de la Stasi o simplemente historias de amor con música techno de fondo –la banda sonora de los últimos años de la partición- en discotecas como Tresor fueron los argumentos habituales de este tipo de filmes. Prácticamente están todos centrados en la parte oriental. “Es que entonces estaba claro quiénes eran los buenos y quiénes los malos, pero ahora la gente del Este se siente resentida”, comenta Ballester.
Ya no es tiempo de risas ni de películas. Pero algunas sí siguen siendo muestra de lo que ocurrió. Aquí hay un puñado de ellas todavía muy revisitables:
La calle Sonnenallee, en el barrio oriental de Neukölln, estaba dividida por el Muro. Hoy es una de las zonas más atractivas de Berlín con todo tipo de bares y restaurantes, pero en los ochenta y noventa apenas había nada. Una zona del Este muy cercana al Treptow Park en la que los vecinos habitaban muy cerca de esta paso fronterizo, las alambradas y los guardias.
En este ambiente crecen los adolescentes Michael y Mario, protagonistas de esta película en la que retratan el despertar hormonal de los chavales con la música –se trafica con discos de los Rolling Stones, prohibidos en la RDA-, las chicas y las fiestas, y todo ante la mirada estática del Muro y las palabras de los guardias reclamando constantemente el ‘Ausweiss’ (pasaporte).
La película es una comedia a ratos agridulce, pero muy tierna, que consiguió llevar al cine a más de dos millones de alemanes. Por si se quiere indagar más sobre esta calle hay imágenes reales del 10 de noviembre de 1989 de unos cuantos miles de ciudadanos intentando saltar el Muro en esta parte de la ciudad. Como dato anecdótico, el filme no se rodó exactamente en Sonnenalle sino en la confluencia entre Bernauer Strasse y Eberwalder Strasse por la que también pasaba el Muro. Otra anécdota: la película hace un guiño al film La leyenda de Paul y Paula, el más taquillero en los años de la RDA.
Esta película fue estrenada el 9 de noviembre de 1999, en el décimo aniversario de la caída del Muro. Y comienza con las escenas de miles de vecinos traspasando aquel umbral que había dividido la ciudad durante casi 30 años. Pero después regresa a la infancia de Klaus, uno de esos hombres que cruzó la frontera, para narrar cómo se enamoró de una de sus compañeras de clase, su posterior politización e ingreso como espía en la Stasi. Por supuesto, aquella niña vuelve a aparecer años más tarde, pero se encuentra en el lado ideológico opuesto a él. Un retrato de lo que fue la RDA –la escuela, la vida cotidiana- y lo que llevó a muchos a saltar aquel Muro.
De ideas revolucionarias y marxistas, la banda terrorista RAF –banda de Baader-Meinhof- comenzó a actuar en los setenta en la Alemania occidental. Esta película se centra en una de sus integrantes, que decidió refugiarse en la Alemania oriental y a partir de los ochenta dejar atrás su anterior vida e integrarse entre sus nuevos vecinos defendiendo el ideal comunista.
Dirigida por Volker Schlöndorf, uno de los directores del Nuevo Cine Alemán, abunda en una de las grandes problemáticas –el terrorismo- surgidas a raíz del Muro y que no concluyó hasta 1998 (aunque el último atentado fue en 1993). Pero también se centra en cómo se veía la RDA desde los ojos idealistas de los que vivían en la RFA y cómo era realmente la vida en la Alemania oriental.
Hubo muchos intentos de fuga desde la RDA a la RFA, algunos de lo más peregrinos y arriesgados. En esta película se cuenta la historia real de Hasso Herschel, un hombre que consiguió llegar a la parte occidental ya que tuvo varios éxitos como nadador, y cómo después junto a su amigo Mathiss intentaron construir un túnel para que pudieran huir también sus familiares.
La historia real sucedió en 1962 –tan solo un año después de la construcción del Muro- y por aquel túnel consiguieron huir 29 personas. Esta película se acerca bastante al telefilme, pero es una muestra de lo que sucedió en el Berlín oriental en los años sesenta cuando se llegaron a construir más de una docena de túneles a lo largo de todo el muro. Algunos tuvieron éxitos y otros fallaron. El que muestra este film fue clausurado por las autoridades de la RDA poco después de esta huida.
Fue una de las películas más exitosas de la época con premios en la Berlinale y en varios festivales internacionales. La premisa –que después adaptó Good Bye, Lenin aunque con un giro de guión y en un tono más de comedia- es la de un hombre que entra en la cárcel en 1989 antes de la caída del Muro y sale con Berlín ya reunificado en 2001.
A través de sus ojos ve las transformaciones de la ciudad –todo Berlín está lleno de grúas y hay zonas que antes eran descampados atravesados por el Muro por las que ya surgen los edificios- pero también las de sus habitantes. Para él todo es novedoso: escucha los sonidos de los móviles, hay nuevas paradas en el metro (durante el Muro algunas estaban clausuradas) y por supuesto la máquina para comprar el billete le devuelve los marcos orientales. Es como colocar a una persona en otro planeta.
La película que convirtió en comedia la caída del Muro y que mitificó para siempre dentro de la cultura pop aquel acontecimiento. Ganó siete premios del cine alemán, el Ángel Azul de la Berlinale y hasta seis premios del Cine Europeo. La historia es bastante conocida por todos: la madre de Alexander, que vive en el Berlín oriental y defiende los valores de la RDA, entra en coma pocos días antes de la caída del Muro.
Al despertar, ocho meses después, su hijo hace todo lo posible –incluyendo falsos telediarios- para hacerla pensar que no ha cambiado nada, lo que da lugar a surrealistas escenas como mantener el viejo mobiliario de la RDA mientras el resto de vecinos se ha lanzado a cambiarlo por todo lo que llegaba ya del oeste. La película es una crítica a las formas de la RDA como el autoritarismo y la burocracia, pero también al capitalismo que trajo consigo la caída del Muro como las nuevas cadenas de comida rápida en las que acaban muchos jóvenes al abandonar sus estudios.
El espaldarazo definitivo a esta oleada de cine alemán sobre la época del Muro llegó con esta película que obtuvo el Oscar a la mejor película extranjera. Posiblemente una de las películas que mejor ha retratado a posteriori a la Stasi y lo que hizo en la vida cotidiana de muchas personas.
En los ochenta, un hombre es encargado de espiar a un dramaturgo en su casa: todo lo que dice, hace, incluso sus relaciones más íntimas. El espía llega a conocer tanto a su espiado que acaba apiadándose de él. No obstante, el espionaje no queda incólume y varias personas se verán afectadas. En el film se recorre esta época de la RDA, pero también qué ocurrió después cuando muchos se enteraron de que habían sido espiados.
En Bornholmer Strasse, al norte de Berlín, en Pankow, se encontraba otro de los puntos fronterizos por los que se podía cruzar al Berlín occidental (aunque con mucho papeleo y problemas). Y fue allí donde comenzó todo el 9 de noviembre de 1989.
El desencadenante fue la pregunta del periodista Riccardo Ehrman a Günter Schabowski, miembro del politburó del partido socialista en la RDA, sobre cuándo se iban a abrir los pasos fronterizos para que se pudiera pasar sin problemas entre ambos lados de la ciudad, ya que las autoridades de la RDA habían comentado que tenían pensado llevar esta medida a cabo. Schabowski se quedó desconcertado y contestó un simple, “pues desde ya”.
Los ciudadanos, que vieron aquella rueda de prensa por televisión, no se lo pensaron dos veces y salieron a la calle andando o con sus coches. Al poco había miles de personas en Bornholmer Strasse que pedían pasar. Los policías que se encontraban allí no sabían qué hacer. ¿Disparar? Nadie dio esa orden. Y finalmente decidieron abrir este paso fronterizo, el primero de todos en Berlín. Esta película, de 2014, narra precisamente aquellos acontecimientos: el desconcierto de las autoridades y cómo corrió el rumor de las puertas abiertas entre los ciudadanos. El inicio de la caída del Muro de Berlín.
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