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Muere Quincy Jones, el legendario productor de 'Thriller', a los 91 años

Imagen de archivo del productor estadounidense Quincy Jonesa. EFE/LAURENT GILLIERON

Jordi Sabaté

4 de noviembre de 2024 09:40 h

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Quincy Jones, director de orquestas de jazz, compositor, arreglista y productor musical, apodado desde joven “el padrino” por sus propios compañeros de profesión ha fallecido en su domicilio de Bell Air, en el área de Los Ángeles, a los 91 años de edad. Se va de este modo una de las grandes figuras que impulsaron el pop de raíz afroamericana desde finales de los 70 del siglo pasado.

Tal vez, fuera del ámbito anglosajón, la figura de Quincy Jones sea relativamente desconocida, en especial para las generaciones más jóvenes. Pero si se mira hacia el making off de las mayores estrellas y de algunos de los discos más importantes de la historia del pop, su presencia es de una importancia vital. Por ejemplo, Jones fue el productor ejecutivo y musical de un disco tan fundamental como Thiller de Michael Jackson.

Pero también está detrás de Off the Wall, el estreno de Jackson en solitario y que está considerado uno de los trabajos más sampleados tanto por músicos de hip hop como de la música electrónica. Así, la influencia de Jones en la música del último tercio del siglo XX es fundamental para entender su evolución.

Primeros años

Para los amantes de los megaconciertos y las grandes causas benéficas, Jones también será recordado por ser uno de los promotores del legendario Live Aid, pero en especial por producir la canción We are the world, en la que participaban todas las grandes estrellas del momento aportando su estribillo.

Pero la carrera de Jones arranca mucho antes de estas gestas de final de siglo, concretamente en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial. Jones, nacido en 1933 en una familia afroamericana de clase media de Chicago, se reveló como un precoz genio musical. A los 14 años tocaba la trompeta en locales de blues y soul del área de Seattle y fue reclutado por Lionel Hampton para su big band.

A los 17 se desplazó a Nueva York, donde se relacionaba con gente del be bop como Charlie Parker o Dizzy Gillespie, con quien gira por Sudamérica, pero también colaboró con Miles Davis en un momento en que el cool jazz estaba en auge. Y también trató con otros mitos como el inclasificable Thelonious Monk, la cantante Billie Holiday o el proteico baterista Gene Krupa.

Mudanza a París y retorno en los 60

Pero la inquietud y el genio musical de Jones no se conformaban con su precoz carrera como virtuoso de la trompeta y le llevaron a mediados de los años 50 a mudarse a París para estudiar con el compositor de música clásica francés Olivier Messiaen. En la capital francesa también se relaciona con otros grandes compositores norteamericanos como Leonard Bernstein y Aaron Copland.

Allí trabaja como director musical para la discográfica Barclay Records y adicionalmente como compositor y arreglista para los artistas del sello. Con este bagaje, regresa a Estados Unidos en 1961 para crear su propia orquesta de jazz, con la que crearía algunos de los discos más importantes no solo del jazz de aquellos años, sino también de la música ligera y de baile de las siguientes décadas, el conocido como easy listening.

De hecho, en los 90 y a principios del siglo XXI fue intensamente reivindicado por los productores musicales y principales DJ de la música clubbing, en especial temas como su versión del Summer in the city, de los Lovin' Spoonfull, que inspiró a artistas del Trip Hop como Nightmares on wax.

Desde 'Big Band Bossa Nova' a 'Off the wall' y 'Thriller'

Pero tal vez uno de sus trabajos más destacados e innovadores fue el disco de debut de la Quincy Jones Big Band en 1962, llamado Big Band Bossa Nova, en la que el Jones trataba temas de este estilo brasileño, entonces muy estimado en Estados Unidos, con un peculiar ritmo que engarzaba con el incipiente pop que comenzaba a superar la época del rock'n'roll más marginal y rural para abrirse al gran público urbano.

Desde entonces y hasta finales de los 70 su carrera se dirigió hacia los territorios híbridos de la música jazz y el baile con fama desigual a nivel de público, pero siempre fue solicitado como productor y promotor de jóvenes talentos –y no tan jóvenes, si se tiene en cuenta su producción del disco L.A is my lady para su amigo Frank Sinatra– por lo que se le apodó “el padrino”.

Tuvo un gran éxito comercial a principios de los 80 con Ai no corrida, un producto algo enlatado, listo para consumir en discotecas, que le reportó grandes beneficios. Pero su gran momento de gloria fue su promoción, apadrinamiento y producción de un artista que de su mano se convertiría en “el rey del pop”: Michael Jackson.

Juntos crearon dos enormidades musicales, consideradas piezas seminales de lo que sería la música pop bailable y comercial a partir de entonces: Off the wall, que supuso una transición desde la música disco negra de los 70 hacia estilos como el hip hop y el soul ochentero, y Thriller, uno de los discos más exitosos e importantes de la música moderna y que señalaría el camino a futuras generaciones de artistas.

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