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Mary Woronov, de la Factory de Warhol a romper los tópicos de la serie B

Mary Woronov como Calamity Jane en 'La carrera de la muerte del año 2000'

Rafa Cervera

13 de mayo de 2024 21:43 h

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Para mucha gente, Mary Woronov es una actriz de las películas experimentales de Warhol, alguien que en 1966 bailó en el espectáculo Exploding Plastic Inevitable al ritmo de la música de The Velvet Underground. En realidad, eso no fue más que el inicio de la trayectoria de una artista única. Casi treinta años después de su publicación original, Swimming Underground, su relato acerca de los años que pasó en la Factory, acaba de ser traducido al castellano por Eugenia Vázquez Nacarino con el subtítulo Mis años en la Fábrica Warhol (Reservoir Books).

A través de él, Woronov rememora con franqueza, y con un humor tan afilado como algunas de sus interpretaciones, algunos episodios vividos durante los tres años que pasó en aquel reducto artístico para marginados. Uno de los mayores entusiastas de estas memorias fue Lou Reed. Este periodista aún conserva una hoja de papel pautado con el título del libro manuscrito por el neoyorquino para que, una vez concluyera la entrevista que mantuve con él en Nueva York, corriera a comprarlo. Reed no solamente apreciaba a Mary, también admiraba su manera de contar, mordaz y sin concesiones, algo aplicable a todo lo que ha hecho a lo largo de su vida y su carrera. “Mary es una rareza. Magnética y peligrosa. Un completo enigma”. Así la ve Francesca Di Amico, que desde hace años trabaja junto con la también directora Claudia Unger en un documental con el título de Mary Woronov Cult Queen.

Los lazos entre Warhol y Woronov se cortaron el día que la madre de la actriz demandó al artista. Se había enterado de que la película experimental Chelsea Girls estaba yendo muy bien en taquilla, y decidió exigirle dinero por la actuación de su hija. En Swimming Underground también aclara que no fue ese el único motivo de aquel adiós. Woronov formaba parte de la Mole People (La gente topo), el núcleo duro de consumidores de anfetamina de la Factory, cuyos líderes espirituales eran Billy Name y Ondine. Mary cambió de escenario y se enroló en Playhouse Of The Ridiculous, compañía dirigida por John Vaccaro que, junto con el Theatre Of Ridiculous, subvirtió el ambiente teatral neoyorquino conocido como el off off Broadway. “Hemos ido más allá del absurdo, hemos llegado al ridículo”, solía decir el guionista y libretista Ronald Tavel cuando le preguntaban el porqué del nombre de la compañía que era la sublimación del camp. “Al principio, Mary quería que hiciéramos un mockumentary –explica Di Amico–, algo muy en la línea de lo que hizo con Playhouse Of the Ridiculous, un movimiento que ella considera su escuela de interpretación. Se ha dicho que su estilo dramático es tenso y eléctrico, fruto de su enorme sentido de la individualidad. Nadie atrae la atención del espectador de la manera en que lo hace ella”.

Mary Peter Pfiffah nació en Palm Beach, Florida, en 1943. Cuando su padre se desentendió de su familia, ella adoptó el apellido Woronov de su padrastro. La relación con su madre tampoco fue fácil, tal como se desprende de una anécdota de su infancia narrada al principio de Swimming Underground que bien podría ser un relato de Lucia Berlin: una madre pone en peligro la vida de su hija para poder exhibirse rescatándola. Mary se matriculó en la Universidad de Cornell para ser escultora, hasta que una visita a la Factory con su clase trastocó su destino. Allí, el poeta Gerard Malanga, asistente de Warhol, le propuso protagonizar uno de sus retratos filmados. Sus compañeros de curso volvieron al campus sin ella. Allí, Mary se enfrentó por primera vez al objeto que ella se refiere en sus memorias como “su futuro esposo”: la cámara de cine.

Exponiéndose ante el objetivo de Warhol, descubrió su potencial como actriz. “Sus actuaciones nacen de la confrontación –explica Di Amico–, a menudo basada en una poderosa expresión de la fluidez de género que desafía los estereotipos de la feminidad propagados por el cine y la televisión de los años cincuenta”. Unos meses después de aquel debut, Woronov bailaba vestida de negro, ejerciendo de estricta gobernanta en el Exploding Plastic Inevitable, obligando a Malanga a lamer sus botas de cuero. En su libro expone lo estúpida que le parecía la euforia hippie, comenta el pavor que causaba en una mujer tan tradicional como Moe Tucker; y explica lo mal que le caía Ingrid Superstar, la mujer que Warhol convirtió en la caricatura de la actriz Edie Sedgwick por despecho hacia esta. “Hasta los muebles gemían cuando Nico entraba en la habitación”, escribe en un momento dado, exagerando el magnetismo erótico de la que fuera la estrella de los Velvet.

La dureza es uno de sus atributos principales, una característica que trasciende sus rasgos europeos e impregna su manera de mirar, hablar y moverse. “En las películas de Warhol, los chicos eran atractivos y las chicas gritaban”, afirma en el documental. Y cuando Di Amico le pregunta qué era ella, Woronov responde: “Un chico”. Se casó dos veces y en ambas ocasiones su fortaleza acabó minando la vida en pareja. Hollywood tampoco llegó a comprenderla, pero de vez en cuando acababa infiltrándose en alguna producción para el público masivo. En un episodio de Los ángeles de Charlie de 1976, las tres detectives encarnadas por Farrah Fawcett, Jaclyn Smith y Kate Jackson, son obligadas a desnudarse y ducharse a su llegada a un país ficticio gobernado por un régimen totalitario. La agente de aduanas que les da órdenes y que acaba desinfectándolas, no es otra que Woronov. Una escena que, por lo que tiene de transgresor, es uno de los momentos álgidos de su carrera. “Encajaba en un nicho –reconoce ella complacida–, el de la lesbiana sádica”.

Danny De Vito, que trabajó con Mary en Playhouse Of the Ridiculous es una de las voces que ayudan a desentrañar el acertijo Woronov en el documental: “Impone mucho. La veía venir y decías, ¡ay mi madre!”. Por su parte, John Waters destaca la naturalidad con la que aprovechaba su carácter lunático. Y la escritora y ensayista Camille Paglia señala que “de alguna misteriosa manera, siempre es ella misma”. Mary Woronov encarna la reformulación de la estética camp. Transgrede sus normas, las exagera y, a consecuencia de ello, crea personajes dramáticos sin precedentes.

El productor y director Roger Corman, recientemente fallecido, fue otro nombre indispensable para la actriz, solo que en este caso, la relación fue simbiótica. Corman puso su talento al servicio de sus producciones para New World Pictures. A cambio, la personalidad de Woronov se convirtió en uno de los elementos que elevan algunas de esas películas de serie B por encima del mero subproducto audiovisual de consumo rápido. Más próxima siempre a las antiheroínas del cine de Russ Meyer y John Waters, Woronow aparece en sus dos títulos más taquilleros de New World Pictures, La carrera de la muerte del año 2000 (1975) y Rock & Roll Highschool (1979), basada en una canción de los Ramones. Sobre las protagonistas de este tipo de cine, el crítico Michael Goodwin dijo algo que también define perfectamente a la Woronov: “La mayoría de las mujeres que actúan en estas películas son malas actrices con grandes pechos. Pero cada tanto aparece otra clase de intérprete. No es hermosa, pero tiene el poder de penetrar en ese tipo de fantasía y doblegarla”.

Según cuenta Di Amico, fue el actor y director Paul Bartel el que introdujo a Woronov en el universo Corman. Ambos se conocieron en el off off Broadway a finales de los sesenta y años después, protagonizarían una de las películas de culto de los ochenta, ¿Y si nos comemos a Raoul? (1982), dirigida por el propio Bartel. “Mary no malgasta su tiempo con directores y productores que intentan controlar su trabajo”, sostiene Di Amico. “Tampoco baja la guardia si trabaja en una película barata. No cree en eso de transformarse en el personaje. Si quieres trabajar con Mary ha de ser con sus condiciones”. De hecho, Amico y Unger comenzaron su proyecto tras haber entablado una amistad con ella.

Mary Woronov Cult Queen se encuentra ya en fase de postproducción. Ha sido financiada por sus responsables, que también aceptan aportaciones económicas. La actriz vive actualmente centrada en su pintura –su obra ha sido expuesta en varias ocasiones– y escribe sobre arte en la web Artillery, proyectando siempre su personal punto de vista acerca de cualquier tema que aborde. Entre sus últimas películas se encuentran Attack Of The 50 Ft Cheerleaders (2012) y Frankenstein’s Monster’s Monster, Frankenstein (2019), protagonizada por David Harbour. A día de hoy, Woronov insiste que jamás le interesó ningún método interpretativo: “Yo llego y hago lo que tengo que hacer. Soy una actriz camp”. Nadie merece tanto el calificativo de reina de culto como ella.

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