Los siete pecados de la literatura erótica

No es correcto referirse a una nueva tipología de literatura, ni siquiera a una flamante estrategia de éxito irreverente que ya fue explorada en su día, cuando los pseudónimos escondían una identidad abochornada en las sombras y venerada entre el público. Kathleen Winsor, Corín Tellado y Anne Desclos mirarían por encima del hombro a las autoras que protagonizan esta explosión erótica gracias a un género tan manido por ellas y que acarrea la mitad de preocupaciones que antaño. Sin embargo, más que ante una nueva etapa que pasará a los anales de la historia de las letras, estamos asistiendo a un fenómeno sociológico que olvida el recato y apuesta por el placer en la lectura.

El montón apilado de obras que rodean a Cincuenta sombras de Grey en el podio de oro de cada librería intentan desmarcarse de la afamada estela que dejan a su paso Anastasia y Christian. Pero resulta inevitable establecer una similitud, si no entre sus protagonistas, por el acalorado debate que levanta cada una de estas irreverentes ediciones. Estos relatos, que rompen las fronteras del lenguaje corporal, han soliviantado por lo que muchos tildan de publicidad comercial que le hace flaco favor a la figura de la mujer y al respeto por la literatura.

El libro de E. L. James nos sitúa entre las bambalinas de una historia ataviada con fustas, esposas y látigos en la que ella es una virginal e inexperta estudiante que encuentra en él la puerta al paraíso de la desinhibición. Estos perfiles se repiten –algunos más realistas y otros trasladando su posición geográfica– en los incipientes herederos al trono erótico. Con sus similitudes y diferencias, hemos encontrado los siete ellos y las siete ellas que se han propuesto sacar tajada de esta nueva cantera que les permite salir a la luz y ser aprovechados como una –muy– rentable tendencia.

1. ¿Nos acostamos?, de Andrea Hoyos

¿Nos acostamos?

Podemos considerar esta autobiografía escrita bajo pseudónimo como la hija insurgente del libro de E. L. James: “Voy a empezar a escribir un relato erótico... porque la tipa de Cincuenta sombras de Grey se ha forrado y yo en su libro no me reconozco y tampoco encuentro piel ni literatura”. Así de crítica empieza esta historia de oficina en la que una periodista, que trabaja en una agencia de publicidad para el que lleva siendo el jefazo más de dos décadas, vive la decadencia que llega tras haber rozado las mieles del éxito.

Él le hace una proposición decente que tarda diez páginas en volverse indecente: que escriba para él, por él y con él. Ella se resiste, pero después de esas diez páginas accede a eso y a mucho más. Comienzan los juegos de dos adultos que luchan por dominar y no ser sometidos y a la vez por controlar sus sentimientos. Citando a Hoyos, una Sherezade moderna, digital y perversa; una Sherezade muy pringada.

2. Trilogía Avalon, de Indigo Bloome Trilogía Avalon,

Destinada a gozar, Destinada a sentir y Destinada a volar son las obras que completan esta tríada erótica que se suma a la moda pseudónimo y a la de las proposiciones indecentes. Bloome nos cuenta una historia de amor madura, protagonizada por dos amigos y cómplices que se sitúan en el mismo estatus a nivel profesional, pero que en la intimidad de una habitación cambian las tornas.

Ella es Alexandra Blake una doctora de éxito que viaja para dar una conferencia y para reunirse con él, Jeremy Quinn, compañero de universidad, consagrado investigador y pasional examante. El engranaje que vuelve a poner en marcha sus instintos primarios y pasionales es una indecorosa oferta. 48 horas para dar rienda suelta al imaginario sexual en las que, a cambio de estar a la merced del otro, tendrán las experiencias más extremas de su vida.

3. Treinta noches con Olivia, de Noe Casado

Treinta noches con Olivia,

Esta es la propuesta liviana, rápida y fresca de estos siete pecados. La autora, Noe Casado, también conocida por su último libro, A contracorriente, mezcla el sarcasmo y el romanticismo convencional para presentarnos la evolución de su protagonista, Olivia. Más que una historia de deseos entre dos personas, asistimos al renacimiento de un espíritu libre que busca deshacerse de su monótona y cotidiana jaula.

Él se libra por fin de esa figura de Adonis y es encarnado por un inglés algo estirado que no tiene nada de atractivo..., en principio. Ella, sin saber muy bien cómo, cae en el campo gravitatorio del extranjero en un momento de su vida en el que necesita un cambio de aires de forma inminente. Dejamos de lado la primera persona para asistir como voyeurs en forma de tercera persona a este atípico relato que se sale de las líneas que marcan últimamente este género.

4. Yo te miro/quiero/siento, de Irene Cao

Yo te miro/quiero/siento,

Parece que si los relatos eróticos vienen en forma de trilogía auguran un éxito de ventas. Esta premisa también la ha puesto en práctica nuestra siguiente autora, que apuesta por añadirle a su receta los ingredientes propios de L'Italia. Elena y Leonardo son los encargados de trasladarnos a uno de los países más bellos del mundo y nos invitan a conocer un poco de su cultura de la forma más sensual. Con Venecia como escenario, el resto surge sin más ayuda.

Ella es Elena, una restauradora insegura y cándida restauradora de arte que conoce a Leonardo, un –como no podía ser de otra forma– afamado chef que le abrirá las puertas a un nuevo y arriesgado estilo de vida. Él será el punto de inflexión en el despertar de la joven y el que cambie para siempre la ingenua perspectiva que tenía sobre el sexo.

5. Desátame, de J. Kenner

Desátame,

En apariencia la trilogía melliza de Cincuenta sombras, aunque ¿cuál no lo es? En esta ocasión, la autora apuesta por unos personajes atormentados y se sitúa en un punto medio entre James y Day. Nikki Fairchild es una brillante ingeniera de software decidida a luchar por que se reconozca su talento, además de su físico. Pero esta decisión se verá tambaleada cuando conozca a Damien Stark.

Él extrapola su angustia a través del control total de su vida, trabajo y relaciones. Ella, en cambio, canaliza sus temores mediante la autolesión. Una extraña pareja que afrontará junta –muy junta– su pasado y superará el infantil resquemor que desvirtuó sus personalidades.

6. No te escondo nada, de Sylvia Day

No te escondo nada,

“Gideon Cross apareció en mi vida como un rayo en la oscuridad… Era guapo y brillante, imprevisible y sensual. Me atraía como nadie ni nada lo había hecho nunca”. Parece que nos encontramos con otro ejemplo más de un manido y fortuito encuentro pasional entre dos desconocidos. Así es. De hecho, la autora, que ha encabezado durante varias semanas la lista de best-sellers del New York Times con su saga Crossfire, ha sido señalada como la competencia directa de E. L. James.

Él y ella en esta ocasión comparten, además de sus deseos, un pasado oscuro que les ha dejado secuelas irreparables. Un relato de veinteañeros subido de tono con un cariz sombrío que ha convencido al público estadounidense. Una saga de novelas no apta para aquellos que no puedan soportar la incertidumbre de los finales abiertos.

7. Suya... Cuerpo y alma, de Olivia Dean

Suya... Cuerpo y alma,

Para descansar la vista del centenar de páginas que ofrecen las anteriores novelas, Olivia Dean propone ocho relatos cortos en los que cuenta la experiencia de Emma Maugham, una estudiante que se instala en París donde conoce al –sorpresa– multimillonario Charles Delmonte. Una propuesta más ligera que se separa de sus predecesoras en esta lista, básicamente, por el grosor de su lomo.

Ella, cumpliendo el papel de curiosa y manejable, que se siente irremediablemente atraída por él, quien se empeña en la tarea de fascinarla y agasajarla sin parar. Aderezada con una pizca de triángulo e incluso cuadrado amoroso, misterio, peligro y pasión, esta historia no entra en descripciones y pretende que el lector vaya raudo y veloz a comprar el siguiente tomo.