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Cuando los héroes se van

Los Suaves se marchan como si nada hubiera pasado. Es ese camino silencioso que cogen los héroes cuando ya han salvado al mundo. La sensación del deber cumplido, de contemplar una perspectiva en calma, de haber formado parte del engranaje musical de este país durante 35 años. Hoy se lo cuentan a El País: “De lo que más orgullosos estamos es de estar vivos y haber hecho lo que queremos, esto es rock'n'roll”, dicen en lo que probablemente haya sido su última entrevista.

Como los héroes, ellos tampoco siguieron un camino recto. A veces, las tentaciones pican los dientes y en la nariz y es imposible echar la vista atrás sin buscar fallas, baches, huecos por los que el camino debería haber transcurrido de otra forma a como lo hizo. Hubo momentos duros: Yosi y las drogas, Yosi y los conciertos en los que se tambaleaba, Yosi y las rupturas, Yosi y la Hepatitis C. Pero como los héroes siempre tienen estrella y el poder fatuo de los hombres les agranda aún más su figura, Los Suaves retomaron el vuelo, antes de caer y dejar un bonito cadáver en el asfalto.

No pueden dejar el rock, aunque hubo amagos de ruptura en 2007. Llegaron hasta ti dejándolo todo por ti. Versionaron a Goytisolo y las Palabras para Julia, trajeron malas noticias, cantaron durante 27.000 días, maldijeron su suerte, se quedaron fríos como una llave cuando descubrieron que Dolores se llamaba Lola. Atrás quedan 35 años subidos en la furgoneta, quemando carreteras, probando escenarios de todo el país. Llamaron a Los Ramones en 1981 y les propusieron ser sus teloneros en el Palacio de los Deportes de Riazor. “Parece que se juntó el sol y la luna”, aseguró años más tarde Charly Domínguez, el bajo del grupo, a un diario coruñés.

Joey Ramone y los suyos les felicitaron. Y ahí cambió su suerte: una leyenda forjando otra leyenda, un héroe tendiendo la mano a otro. Y como si de una Lola adolescente se tratase, 18 años después de aquel día apareció Mick Jagger en Santiago de Compostela, la segunda vez que pisaba España para dar un concierto. Los Suaves les telonearon, ya convertidos en historia viva del rock español.

En el haber quedan más de 15 discos, innumerables conciertos, guitarristas puntuales de raza negra, pelo blanco largo y con canas, bigote a veces, botellas de alcohol, poesía, uñas largas y en carne viva, miles de cigarros. También, un gato negro sobre fondo rojo y una legión de fans que han superado crisis existenciales y rupturas dolorosas escuchando la ronca voz de Yosi. El debe es escueto. Tanto que no se lee. ¿Qué le adeudan Los Suaves al rock español? Probablemente nada. ¿Qué les debemos nosotros a ellos? Habernos salvado, como hacen los héroes.

¡Adiós, adiós! Qué largo ha sido el camino...