'Birdman' se come a 'Boyhood' en los Oscar
Más de tres horas y media hicieron falta para que la Academia de cine estadounidense diera su veredicto. Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia) se hacía con cuatro premios tras una larga y tensa noche. Mejor fotografía para Lubezki - recuerden que el año pasado ya se hacía con la misma estatuilla por Gravity con Alfonso Cuarón -, guión original, director para Iñárritu y mejor película de las nueve nominaciones a las que era candidata. No era hasta casi el final de la noche cuando este hombre pájaro empezó a alzar el vuelo.
Al contrario de Whiplash que, para sorpresa de muchos, comenzaba pisando fuerte. La increíble interpretación del durísimo profesor Fletcher hacía subir al escenario a J.K. Simmons para recoger el Oscar al mejor actor de reparto. Más tarde, venía una buena consideración a la mezcla de sonido, equipo sin el cual la película carecería de sentido alguno. Y el último de esta película y quizás la mayor sorpresa fue el premio al mejor montaje. Whiplash arrancó fuerte, pero ahí se quedó.
De sus cinco nominaciones en la área técnica, El gran Hotel Budapest se hacía con tres estatuillas: las de mejor maquillaje, vestuario y dirección artística. Además, la banda sonora de Alexandre Desplat era el cuarto premio para la película de Wes Anderson. El compositor jugaba con el doble de papeletas que sus rivales por su nominación en The Imitation Game.
La que sí pegó el patinazo fue Boyhood. Aquella por la que muchos apostaron, no fue reconocida y el equipo de Linklater se fue con las manos vacías salvo por el reconocimiento a la interpretación de reparto que Patricia Arquette supo mantener durante 12 años. La actriz, Oscar en mano, no vaciló en denunciar durante su agradecimiento las desigualdades sociales y salariales que todavía siguen existiendo entre hombres y mujeres. Y claro, los aplausos no faltaron:
No todo quedaba ahí. Hubo premios para todos. Ninguno se fue con las manos vacías. De sus cinco nominaciones, La teoría del todo coronaba a Eddie Redmayne como mejor actor por su interpretación de Stephen Hawking, cuya estatuilla quiso dedicar a todas aquellas personas enfermas de ELA. El tema Glory premiaba a Selma con un Oscar, el de mejor canción. Y John Legend, su intérprete, hizo saltar las lágrimas a más de uno en la sala.
El biopic de Alan Turing, The Imitation Game, era galardonado como el mejor guión adaptado desbancando a La teoría del todo o El francotirador. Esta última también se llevó un pequeño reconocimiento como ganadora en la categoría de mejor edición de sonido. Y, con su única nominación, Julianne Moore fue premiada como la mejor actriz por su papel en Siempre Alice, un título que casi se daba por descontado.
No menos importante, aunque sin sorpresas, en la categoría de habla no inglesa, la polaca Ida de Pawlikowski arrebataba el premio a otras grandes consideradas como la coproducción española Relatos salvajes o la rusa Leviatán. En la categoría de animación, la factoría Disney hacía pleno con el corto Buenas migas y el largometraje Big Hero 6. Laura Poitras recogía el Oscar al mejor documental por Citizenfour, la película que reúne sus encuentros con Glenn Greenwald y Edward Snowden.
Remember: Neil Patrick Harris is not Barney Stinson
La gala pudo empezar bien, es más, empezó fenomenal... pero hubo un momento en el que Neil Patrick Harris dejó de ser un presentador para convertirse en un mero conductor. Salvando el número musical de la apertura y el sketch combo de Birdman y Whiplash “It's not my tempo”, el público se sintió huérfano de maestro de ceremonias.
La gala se hizo tediosa. Quizás fueron las innumerables interpretaciones musicales. Después de las cinco nominadas a mejor canción, la ceremonia comenzó a hacerse cuesta arriba. El homenaje de Jennifer Hudson a los fallecidos en el último año y el inexplicable tributo de Lady Gaga a Sonrisas y lágrimas, dejaron apenas una hora para repartir atropelladamente los premios más importantes. Y claro, todos acabamos como Chris Pine... desesperados.
No, esta no era la gala que esperábamos. Nos faltaron más vines, nos faltó Jennifer Lawrence por los suelos, nos faltó guerra y tensión durante toda la gala, nos faltó el photobomb de Cumberbatch.