La crisis sanitaria destruyó cerca de 85.000 empleos culturales

Peio H. Riaño

11 de octubre de 2021 15:01 h

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Después de año y medio de pandemia, y con los primeros síntomas de recuperación económica, el balance de daños ya tiene una cifra: se han destruido cerca de 85.000 puestos de trabajo en las industrias culturales. Es un 12% menos del récord de los 726.600 empleados que se marcó en el primer trimestre de 2019, justo cuando la COVID-19 arrasó con el sector. Hasta el momento se desconocía la dimensión laboral del coronavirus. Gracias a los datos del segundo trimestre de 2021 de empleo cultural de la Encuesta de Población Activa (EPA), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), es posible comprender las consecuencias que el confinamiento y la limitación de los aforos ha tenido en el sector que antes cerró sus negocios y que más tardó en reabrirlos, por los protocolos sanitarios.

La pandemia empujó al precipicio el empleo cultural de inmediato. El fondo del calvario se tocó en el tercer trimestre de 2019, con poco más de 640.000 empleados. Nunca antes el empleo cultural perdió tantos puestos de trabajo en un periodo de tiempo tan corto. En un año se destruyó trabajo de manera más abrupta que cualquiera de los cuatro años de la pasada crisis financiera, que entre 2009 y 2012 se llevó por delante 120.700 empleos. La tendencia de aquella debacle laboral fue agravándose con el paso de los años. Los datos publicados ahora ofrecen una dinámica distinta porque el fondo de los peores registros ha tardado menos en llegar y ya hay rebote al alza. De hecho, en 2012 apenas se sumaron 569.200 puestos de trabajo y, si el fin de las limitaciones de los aforos se deja notar en los últimos tres meses, es probable que 2021 cierre cerca de los 695.000 empleos.

De momento, la EPA dice que el empleo cultural en la primera mitad de 2021 se ha quedado en 686.500 puestos de trabajo. Este dato supone un incremento interanual del 3,3% respecto al mismo periodo de 2020. Pero es un descenso del 5,5% respecto al de 2019. Las nuevas cifras confirman una lenta tendencia de recuperación. Al comparar el crecimiento de la primera mitad de 2019 con el de 2021 se descubre el ritmo extraordinario de entonces y el pausado de ahora: hace dos años el empleo cultural crecía a una velocidad del 4,3% y este año lo hace a un 1,6%. Es una recuperación leve, pero por primera vez cambia la marcha de la crisis.

Desde la Asociación para el Desarrollo de la Propiedad Intelectual (ADEPI) explican a este periódico que “ha habido un socavón importante en el sector porque se han perdido muchos puestos de trabajo fijo que no se han restituido, por lo que se ha perdido estabilidad”. A pesar de ello indican que el sector audiovisual es el que mejor está remontando la crisis económica. En el otro extremo están las artes en vivo (conciertos y teatro) y las salas de cine, “son empresas que están muy dañadas por los aforos”, asegura ADEPI. Los datos de la primera mitad del año están condicionados por las limitaciones de los aforos, es previsible que la segunda mitad desvele un crecimiento mayor con el fin de estas medidas sanitarias.

Precariedad por las nubes

Entre las buenas noticias asoma un dato que no es tan halagüeño: crecen los trabajadores no asalariados (empleo por cuenta propia). Son cerca de 25.000 personas más que en 2019, un aumento del 10%. Es decir, la salida de la crisis apunta a una mayor precariedad del empleo cultural. De hecho, en estos momentos, la media nacional de no asalariados es del 16% y en cultura del 34%, más del doble. En el último año y medio, los empleados asalariados son un 15% menos que en marzo de 2019. De nada les sirve a los trabajadores culturales una formación académica muy superior a la media española (la educación superior llega al 71,9% y en el conjunto del empleo nacional es del 45,5%).

Otro síntoma de la precarización del sector tras la crisis sanitaria: a finales de 2019 el aumento de los contratos indefinidos fue espectacular (llegó a superar la barrera de los 380.000, algo nunca visto), pero de esa inercia no queda ni rastro. A lo largo de 2020 los contratos indefinidos se extinguieron en la cultura, que registró 340.000 empleos. A pesar de la leve remontada (360.000 contratos indefinidos en la actualidad), en estos momentos solo la mitad de los trabajadores culturales cuentan con uno de esos contratos. La media nacional de empleo con contrato indefinido es del 63,4% y en cultura es del 52%.

La precariedad se ha cebado con los trabajadores temporales, que han sido los más perjudicados en este año y medio: un 40% de estos empleados han desaparecido. Ya hemos visto que no se han podido convertir en asalariados ni indefinidos. Este es el dato que demuestra la extrema debilidad del sector de las industrias culturales y lo necesitado que está de una regulación que reduzca los daños de su intermitencia congénita. A pesar de estos malos registros, los trabajadores temporales seguirán un tiempo más en situación de vulnerabilidad porque son los únicos que mantienen los mismos datos que en el peor de los escenarios pandémicos.

Sin balances económicos

El sector cultural sigue en manos de los hombres. El 59,5% del empleo es masculino y el 40,5% es femenino. Las medias nacionales, en las que el empleo femenino es del 46%, ponen en evidencia la desigualdad de las industrias culturales. Si se comparan los datos obtenidos en la primera mitad del año 2021 con los de la primera mitad de 2019, en el caso de ellos se observa un descenso interanual del 7,2%, de 442.000 pasaron a 410.200 trabajadores (en el peor momento de la crisis llegó a superar el 14% de caída). El empleo femenino se recortó en un 2,9% y de 284.600 mujeres con empleo se ha pasado a 276.300 (en el peor momento estuvo en un 7% menos).

El grupo de edad más damnificado en este año y medio de crisis es el de 25 a 34 años. Un 15,7% de esta franja de edad ha perdido su empleo. Le sigue la situada entre los 35 a los 44 años, con un 12,4% menos de trabajadores. Y llama la atención el crecimiento del empleo de 55 años en adelante: un 21,4% más de empleados.

Hasta el momento las administraciones no han hecho estimaciones de las pérdidas que han afectado al sector. El único dato económico del que se dispone es el facilitado por ADEPI al comienzo de la crisis sanitaria, cuando valoró las pérdidas en cerca de 3.000 millones de euros por cada mes que la actividad creativa y comercial se mantuviera paralizada. En 2019 la cultura aporto al PIB una suma cercana a los 40.000 millones de euros, un 3,2% del total nacional.