Todo lo que no recuerdas que sucedía en la trilogía de 'Matrix'
Vuelve Matrix: para algunos será un acontecimiento emocionante y para otros el enésimo intento de remover el pasado y sacar rédito a la nostalgia. De nuevo, se trata de elegir. ¿Pastilla roja o azul? La simbología que crearon las hermanas Wachowski hace 20 años permanece firme entre los que asistieron al evento que cambió la concepción del cine y de la tecnología para siempre.
Matrix, Matrix Reloaded y Matrix Revolutions son la mezcla perfecta de entretenimiento y rompecabezas. Una proeza que han imitado algunas de las mejores películas de acción y de ciencia ficción de este siglo, pero sin llegarle a usurpar el trono.
Son tantos los personajes, las triquiñuelas, las alegorías y las escenas míticas que... ¿nos acordamos de todo? Es complicado. Lana Wachowski ha recuperado el universo que creó junto a su hermana Lilly en una nueva película, Matrix Resurrections, en la que repite la pareja de protagonistas (Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss), el escenario y el contexto.
Estas son las claves de las ocho horas de metraje originales para enfrentarse a la 'resurrección' con el bagaje necesario. No es una disección de su filosofía ni un análisis en profundidad de sus metáforas: es un repaso para refrescar los conceptos básicos de la trilogía e hilarlos así con su nueva incorporación.
Píldora roja o píldora azul
Nueva York, 1999. El mundo conocido es una “simulación interactiva neural” creada por las máquinas, que se han sublevado a los humanos y han tomado el poder. Las personas mantienen el statu quo, asisten a sus trabajos y forman familias, resuelven sus insignificantes conflictos cotidianos y defienden sus grandes causas, que en el fondo no son tan importantes.
La gran batalla se está librando fuera de ahí, en el exterior de ese mundo imaginario. Solo la conocen unos pocos a quienes se les ofrece la opción de elegir: pastilla azul o pastilla roja. La primera es la de los conformistas, los que prefieren vivir en una mentira incómoda antes que enfrentarse a una verdad cruenta, “el desierto de lo real”. La roja es la de los valientes. O eso les hacen creer.
A principios del siglo XXI, la humanidad se regocijaba del mejor de sus inventos: la inteligencia artificial. “Una singular conciencia que generó una raza de máquinas”. Estas se alimentan de la bioelectricidad y del calor corporal de las personas, a quienes cultivan en campos como si fueran granos de arroz. Los que se alisten al grupo de rebeldes, se escapen de la granja de humanos y salgan conscientemente de Matrix, pueden volver a conectarse al programa mediante una clavija enganchada a la nuca. Desde allí intentarán boicotear el sistema. Eso sí, si les descubren y les matan, sus cuerpos también mueren. La última incorporación a esta resistencia es Neo, a quien le han augurado una misión esencial en la guerra contra las máquinas. Corre el año 2199.
El elegido
Thomas Anderson es un joven programador que durante el día usa sus dotes cibernéticas para trabajar para una multinacional, pero que en la intimidad de su cuarto ha perpetrado todos los crímenes informáticos que existen. En la red se hace llamar Neo. Morfeo, otro hacker famoso en las profundidades de internet, contacta con él. La teoría de Morfeo es que su nuevo colega no es solo una incorporación interesante para la resistencia, sino “el elegido”. Su creencia es tal, que está dispuesto a sacrificarse por él.
Este personaje profetizado por el Oráculo –un programa de Matrix que simpatiza con los rebeldes– tendrá el poder de interceder en Matrix y alterar sus algoritmos. Es decir, es el único capaz de acabar con la guerra que se está librando entre humanos y máquinas. Neo se niega a creerlo hasta que vive su primer encuentro con el agente Smith. Un supuesto oficial del FBI que le lee la cartilla por su “doble vida” y le ofrece un trato: su libertad a cambio de entregar a Morfeo, “el hombre más peligroso del mundo”. Neo elige bando y se embarca en Nabucodonosor, la nave del escuadrón de ocho hackers en la que también está Trinity.
Morfeo ve en él “la mirada de alguien que espera despertar”. “¿Crees en el destino, Neo?”, le pregunta. “No, porque no me gusta la idea de que no soy yo quien controla mi vida”, responde él. En ese momento empieza su duro entrenamiento para derrocar al sistema informático que los ha dominado a todos: adiestramiento físico, artes marciales, aptitudes informáticas, lecturas y habilidades mecánicas. Todo ello se mete en su cerebro como un disquete para usarlo en Matrix contra los verdaderos programas informáticos. Códigos creados para adelantarse y manipular a cualquier humano. A todos, excepto al Elegido.
Programas de Matrix
Cada edificio, cada sistema de recogida de basuras, cada jerarquía de una empresa e incluso el color de las verduras está generado por varios programas de ordenador. Algunos tienen una función muy concreta, otros secundaria (el Maquinista, el Cerrajero o Merovingio) y otros esencial (el Arquitecto, el Oráculo, el agente Smith).
El Arquitecto es el personaje humanoide que mejor se asemeja a un programa. Frío, calculador, sin sentido del humor y brillante. Diseñó Matrix (la actual y las cinco anteriores) y es el encargado de garantizar su estabilidad. Él es a quien Neo se encuentra detrás de la puerta de La Fuente. El encuentro último, que iba a resolver todas las dudas, resulta ser el mayor rompecabezas de la trama. Igual que no hay un solo Matrix, hubo también más 'elegidos'. Todos ellos fracasaron, al igual que las seis matrices. “Eres el producto eventual de una anomalía”, le dice a Neo. Pero es previsible. El Arquitecto dice conocer cada paso que va a dar Neo antes de que ocurra. Porque él, como la resistencia, forman también parte del sistema de control de Matrix.
“Si yo soy el padre de Matrix, ella es sin duda su madre”. El Arquitecto habla del Oráculo, un personaje con habilidades clarividentes. A ella acuden los rebeldes para pedirle guía y consejo, incluido el Elegido. El Oráculo nunca ofrece respuestas, sino que plantea disyuntivas para obligarles a elegir. Ella es la parte emocional del sistema, mientras que el Arquitecto es la parte racional. Aunque el Oráculo ayuda al reducto humano a sobrevivir e incluso a vencer en la guerra contra las máquinas, el Arquitecto predice que Sion –su bastión en el mundo real– será aniquilado. Y que Neo, como ninguno de los anteriores 'elegidos', puede hacer nada para impedirlo. Está escrito en el código.
De los programas principales, queda el agente Smith, un sistema defensivo de Matrix. Es el encargado de atrapar a los rebeldes que vuelven a entrar a Matrix y terminar con ellos. Sus habilidades son las únicas capaces de hacer frente al Elegido, pero sumándole una más: se puede multiplicar a sí mismo y transformarse en cualquiera dentro del sistema. Su odio hacia Neo es tan ciego, que él mismo termina boicoteando el orden establecido y multiplicándose millones de veces con el único objetivo de darle muerte. Lo que no sabe el agente Smith es que ambos son parte de una misma ecuación, dos polos opuestos, el ying y el yang. Por lo tanto, al asesinar a Neo, él también desaparece.
En cuanto a los secundarios, destaca Merovingio (o el Francés), sobre todo en la segunda y tercera película, Matrix Reloaded y Revolutions. Es uno de los sistemas operativos más antiguos de Matrix. Se hace llamar “traficante de información”. Él y su esposa Perséfone están al frente de una red de contrabando que da refugio a los programas exiliados de Matrix. Representa la causalidad. La acción y la reacción. Aparece en la trama de la resistencia porque tiene bajo su dominio al Cerrajero (o creador de llaves), el único capaz de abrir la puerta de La Fuente de Matrix.
Una vez a salvo, después de una doble emboscada por parte de los Gemelos, secuaces de Merovingio, y del agente Smith, el Cerrajero explica a Neo, Trinity y Morfeo que solo hay una forma de llegar a La Fuente y de que el Elegido culmine su tarea: acceder a la última planta de un edificio a la que no llega ningún ascensor. Él les guía por un pasadizo de puertas traseras hasta que Smith y sus dobles le acribillan a balazos.
El último programa reseñable es el Maquinista, otro exiliado con apariencia de vagabundo que opera el tren de Mobil Ave. En esta estación Neo se encuentra con una pareja y su hija, Sati, un programa fruto del amor. Es la primera vez que se muestra que ellos también son capaces de sentir. Están allí porque, al haber sido concebida al margen de la dictadura de las máquinas, Sati no tiene un propósito en Matrix. Hay que creárselo, y Merovingio puede hacerlo. Por su parte, la única forma de ingresar en Matrix es mediante el tren del Maquinista, que no permite subir a Neo. El Elegido acabó allí después de sacrificarse por Trinity, un acto de amor que le condenó a un limbo entre la realidad y el sistema.
El amor como fallo en el sistema
La historia entre Neo y Trinity no es la típica trama romántica, y por eso despertó tantas dudas. Al final de la primera Matrix, Neo es atacado por Smith, que le dispara a quemarropa y le deja inerte. En el mundo real, Trinity le susurra al oído que no puede morir porque el Oráculo le dijo que ella se enamoraría de el Elegido y que por fuerza él tiene que serlo. Le besa, y el corazón de Neo vuelve a palpitar. En su momento, la escena recibió críticas al considerarse un burdo cliché romántico, pero está muy relacionada con cómo avanzan los personajes y sus decisiones tomadas en supuesto libre albedrío.
En Matrix Reloaded, Neo sueña constantemente con la muerte de Trinity, que cae de una azotea mientras le alcanza una bala en el pecho. Como si fuese una profecía. Pero en su encuentro con el Arquitecto, se le da la opción de elegir: “La puerta de la derecha lleva a la Fuente y a la salvación de Sion. La puerta de la izquierda te lleva de vuelta a Matrix, con ella, y al fin de tu especie. Pero ambos sabemos lo que vas a hacer, ¿verdad?”. En Neo, en contra de todos sus antecesores, el sentimiento programado para experimentar amor por la humanidad es muy específico: es hacia Trinity. Por eso vuelve al sistema, altera el código para sacarle la bala y la salva. Como castigo, es enviado a Mobil Ave, el limbo informático.
Pero más allá de Neo y Trinity, el amor es presentado como la única vía de escape. Y no solo entre humanos, también entre programas. Prueba de ello es que el Oráculo se sacrifica y cambia de forma por salvar a Matrix y a Sion del agente Smith. También es lo que mueve a los rebeldes, como Zee y Link. Un instinto por el que, en último término, se sacrifican Neo y Trinity.
La resistencia y Sion
Fuera de Matrix, entre campos de cultivos de humanos y centinelas (calamares robóticos que se mueven a la velocidad de la luz) está Sion. El último reducto de humanos rebeldes. Es una ciudad con más de 250.000 personas que se organiza como un sistema militar, aunque está gobernada por un Consejo Supremo. Su ejército cuenta con varios escuadrones, divididos por naves, que salen a enfrentarse con las máquinas si estas se acercan demasiado a Sion. Uno de estos es el liderado por Morfeo a lomos de la nave Nabucodonosor, donde también viajan Trinity y Neo.
En principio nadie, ni el Arquitecto, ni Smith, ni las máquinas, conocen su paradero, y la principal misión del agente es torturar a Morfeo para descubrirlo. Sin embargo, todo eso cambia en la visita al Arquitecto, que le dice a Neo que la resistencia es también una parte del código diseñada por las máquinas a fin de mantener un nivel controlado de revolución. En los cinco Matrix anteriores, Sion ha terminado aniquilada por los robots. “Tu misión como Elegido es volver a La Fuente para hacer una diseminación temporal del código que transportas e introducirlo en el programa principal. Se te pedirá elegir en Matrix a 23 individuos, 16 mujeres y 7 hombres que reconstruirán Sion. Si no, se extinguirá toda la especie humana”, le pide el Arquitecto.
Un final abierto
La mayor parte de Matrix Revolutions se desarrolla durante la batalla contra los centinelas, una vez que estas descubren el paradero de Sion. Mientras tanto, Neo y Trinity se dirigen a la ciudad de las máquinas para reunirse directamente con Deus Ex Machina, un androide con cara de bebé y voz de ultratumba. En el aterrizaje forzoso de la nave, ella muere. El dios robot le ofrece a Neo frenar el ataque contra Sion si él le devuelve el favor: se conecta a Matrix y termina con Smith, que en su locura está a punto de acabar con ambos universos. Solo el Elegido es capaz de frenarlo, y él accede.
Neo y Smith se enfrascan en una imponente lucha hasta que el primero se da cuenta de que, si se sacrifica, el villano morirá con él. Para ello, Deus Ex Machina debe reiniciar Matrix, matarlo y, cuando Smith le “infecte” para clonarse en él, desaparecerá. Así ocurre. La siguiente imagen muestra al Arquitecto reconstruyendo el que será el séptimo Matrix. También está el Oráculo, que predice que volverán a ver a Neo, el último Elegido. Veinte años después, la profecía se ha cumplido.
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