Lo que ocurrió el sábado pasado en la televisión ha hecho correr ríos de tinta. No solo con las crónicas de la final del Benidorm Fest, sino con las consecuencias de su resultado. El evento que prometía democratizar la selección del representante de España en Eurovisión ha terminado con una sensación agridulce. La ganadora es Chanel, la gran favorita del jurado y la tercera opción de la audiencia, algo que se ha traducido en una ofensiva contra el panel de cinco expertos, contra RTVE y de forma brutal, en las redes, contra la propia Chanel.
En la radiografía que prensa y público han hecho a Chanel y a su canción SloMo se han descubierto muchas cosas y casi todas han servido de munición para los críticos. Chanel es mucho más que una artista. Es un producto medido al milímetro en el que ella imprime solo una parte de su talento y que nació con una intención clara: ganar el Benidom Fest e ir a Eurovisión.
No es algo novedoso. La industria musical tiene varios departamentos especializados en el corte y confección de cantantes “producto”. Un ejemplo serían los encargados de la carrera de concursantes de Operación Triunfo o de artistas noveles como Zahara, que en su día ya criticó a Universal por haber ignorado sus propuestas y haberla usado para lucrarse.
He aquí el origen de la polémica: Chanel equivale a negocio, mientras que otras opciones como Rigoberta Bandini o Tanxugueiras, favoritas del público, tenían una esencia diferente. Pero como dijo la delegada de RTVE en el festival, Chanel era la candidata “idónea”. Unas palabras controvertidas por el papel de quien las pronuncia. ¿Qué significa idóneo para una cadena pública, si no es lo elegido por los ciudadanos? ¿Estaba Chanel destinada a ganar incluso antes de participar?
“Yo no creo que fuese un tongo, porque quedó tercera en el televoto, pero en RTVE se respiraba que era una candidatura cerrada”, explica Luis Mesa, periodista experto en Eurovisión. Solo tres de los trece artistas que competían estaban apoyados por una gran discográfica: Rayden por Warner, y Azúcar Moreno y Chanel por BMG. Esta cuestión no había salido a la palestra hasta ahora, cuando han empezado a compararse los presupuestos de unas y otras candidaturas.
Cuando alguien va con tanto dinero detrás, de alguna manera tiene el compromiso de que va a ganar
La puesta en escena, el vestuario y la producción de SloMo costaron unos 20.000 euros a la discográfica BMG. “Cuando alguien hace algo así de profesional, con tanto dinero detrás, de alguna manera tiene el compromiso de que va a ganar”, asegura Josep Manuel Silva, abogado y representante de artistas con una larga trayectoria en discográficas y en RTVE. “El problema es que se han encontrado con dos propuestas muy potentes que gustaron más a la gente”, razona.
Un producto llamado Chanel
Terrero era una desconocida para el gran público, pero no para la industria. Esta artista catalanocubana de 31 años ha trabajado en los principales musicales de nuestro país, como El rey león, Mamma Mía o El guardaespaldas, y ha aparecido en series como Gym Tony o El secreto de Puente Viejo, pero, como dice Luis Mesa, “siempre en posición de curranta, nunca de primer nivel”. Hace unos meses hizo un casting para interpretar SloMo y ahora “le ha llegado la fama de repente”.
El caso de Chanel ha escamado al público porque representa el camino inverso al del cantautor: la discográfica encargó la composición de una canción pegadiza –lo que en el sector llaman bopazo– a cinco productores de proyección internacional, diseñó una coreografía al nivel de BTS y Jennifer López, y convocó un casting para encontrar a la mejor intérprete. “Habíamos pedido algo así para España durante años: un proyecto caro, una diva carismática y un ritmo latino”, admite Mesa, “pero ha llegado en el año incorrecto”.
Benidorm Fest parecía haber dejado de lado la búsqueda del producto en favor de la exportación del talento patrio y de propuestas que nunca antes se habían visto en Eurovisión. “SloMo se presentó sabiendo que iba a ganar y que era la preferida del jurado, pero la esencia democrática y la preferencia por Rigoberta o Tanxugueiras deberían haber cambiado las tornas”, opina el abogado y manager catalán. La realidad es que había demasiadas cosas en juego con la opción ganadora.
Habíamos pedido algo así para España durante años: un proyecto caro, una diva carismática y un ritmo latino, pero el año es el incorrecto
“Una Chanel no se improvisa”, continúa Silva. “Tienes la materia prima y tienes un tema con la garantía de que va a sonar en las plataformas y en televisión. A mucha gente le gustó porque va en la línea de lo que se escucha ahora, que a la vez es lo que ellos quieren que escuchemos”, defiende. No es una opción política ni con mensaje, es equidistante. “A mí la letra me parece ofensiva, pero es lo que suena en las cadenas de radio. Políticamente, al RTVE actual le compensaba Ay mamá o Terra, pero la industria se habría resentido”, asegura. “El resumen es el negocio, amigos”.
Es lo que durante años han hecho concursos de talento como Factor X y Operación Triunfo, con la salvedad de que Chanel no ha tenido tiempo de meterse a la audiencia en el bolsillo ni de crearse un club de fans. Pero no ha sido la primera ni será la última artista que entre al mercado musical de esta manera, con una carrera diseñada y un gran presupuesto detrás. “Recordemos que el videoclip de [la representante de 2018 de Chipre] Eleni Foureira se financió por una compañía de plátanos y una marca de pastillas adelgazantes. Al final, Eurovisión es pura mercadotecnia”, apostilla Mesa.
¿Cómo se fabrica una estrella?
Lo que BGM ha creado con Chanel es lo que todas las discográficas, en menor o mayor medida, hacen con sus artistas. Es a lo que se dedican los departamentos de dirección artística, más conocidos como A&R (Artist and Repertoir). Son los encargados de descubrir nuevos talentos y diseñarlos al gusto de la discográfica. Una vez hecho el fichaje, entra en el juego el product manager (jefe de producto).
Javier (nombre ficticio) es product manager de una gran discográfica multinacional, pero prefiere hablar en el anonimato por motivos de confidencialidad con el sello.
“Mi trabajo es planificar con el departamento artístico y el propio artista cuál es el flujo de lanzamientos del material y de las canciones. Hay que poner en regla todas sus redes sociales y ver cuál es el alcance social que tiene. Si viene de un talent show, puede tener una buena base de seguidores y, si no, tienes que generar una base de datos con segmentos de población potenciales a los que les puede interesar seguirle”, explica. Su área también se encarga de buscar “socios” que puedan lanzar el proyecto, como plataformas, radios musicales y medios.
En su trabajo las estadísticas son esenciales. Pero no hace mucho tiempo, ese papel se desarrollaba en la calle, en los locales de ensayo y en las salas de conciertos. David López fue A&R de una división de BMG, la discográfica de Chanel, entre 1993 y 1999. “Hablaba con los managers, los promotores y los locales. Los artistas salían de la calle de verdad, no lo que ahora se conoce como urbano, que consiste en usar un sonido y unas palabras concretas”, diferencia. Como A&R, a López le gustaba trabajar con autores, “no con artistas moldeados en producto”.
La animación Carole & Tuesday hace una buena crítica sobre esto. La serie de Netflix se ambienta en un futuro donde el entretenimiento se configura mediante una inteligencia artificial que analiza las letras, las personas y los ritmos para crear un hit que inmediatamente alcance el top de todas las listas. Lo que importa no es tanto la habilidad del artista para cantar y componer, sino la de un equipo de ingenieros capaces de desarrollar un algoritmo que sea “la receta de la Coca Cola” aplicada al ámbito musical. Pero Carole & Tuesday no es solo una ficción.
“Ahora me imagino a los directores artísticos delante del ordenador, mirando estadísticas desde su casa y haciendo matemáticas, sumando los porcentajes que necesita un artista de cada cosa para brillar”, reflexiona. Algo que, en realidad, no está muy alejado de lo que hace Javier. “Antes los canales eran mucho menores y se limitaban a la televisión y la radio, y luego a las grandes tiendas de discos como Fnac o El Corte Inglés”, justifica este último. A inicios de los 2000, las redes y los concursos de la televisión cambiaron las reglas del juego.
Me los imagino haciendo matemáticas con los porcentajes que necesita de cada cosa un artista para brillar
“OT empezó hace justo 20 años, que fue cuando me fui del mundillo porque ya no me interesaba trabajar en una multinacional”, justifica. En ese momento fundó Limbo Starr, una compañía musical independiente. “Yo como director artístico me fijo en la personalidad del artista y en que sea capaz de proyectar su propia luz, ya sea en el escenario o en las redes sociales”, enumera. Los expertos perciben que eso es justo lo que falta en la ecuación del éxito de Chanel: “El objetivo de aquí a mayo es hacerle una personalidad propia, porque ahora sentimos que solo es la intérprete de SloMo”, dice el periodista Luis Mesa.
La otra misión, según él, es “protegerla del hate”. A esto último también se dedican los nuevos departamentos de A&R, que intentan amortiguar la presión de las críticas vertidas por redes sociales. “Brindamos al artista todas las herramientas de la compañía para protegerles y aconsejarles en esa selva que son las redes sociales”, afirma Javier.
Ni BGM ni RTVE han logrado con éxito esto último en el caso de Chanel, que ha tenido que borrar de su móvil las aplicaciones para capear el temporal de las redes. “No puede ser que le ocurra como a Manel Navarro, que se pasó tres años fuera de la industria por el palo que le dieron en Eurovisión. Esto es muy común: ahora tienen el apoyo de la discográfica, pero luego ya veremos”, exige Mesa. Por lo pronto, es la propia artista quien ha hecho un llamamiento de solidaridad por el bien de su salud mental.
Chanel, la “idónea” para RTVE
Uno de los grandes aciertos de RTVE con el Benidorm Fest fue permitir que el 100% de los derechos y los royalties perteneciesen a los cantantes. En años anteriores llegaron a quedarse con el 50% de lo obtenido con la canción elegida. “RTVE ha perdido los royalties, pero a cambio se ha ahorrado un pastizal”, alerta Luis Mesa.
La producción de la canción, el vestuario, el maquillaje y la puesta en escena han corrido a cargo de los propios artistas y de las productoras. “Por eso Chanel era la candidatura más redonda, porque su desembolso previo era mayor y si ganaban otras propuestas RTVE habría tenido que invertir después”, explica. “Se llaman sinergias”, comparte Josep Manuel Silva. “Cuando gana alguien que está en el negocio, RTVE tiene muchas maneras de recuperar dinero y no hace falta que se lo lleven directamente porque tengan intereses”, recuerda, en referencia a los supuestos vínculos de una coreógrafa, miembro del jurado, con Chanel.
Chanel era la candidatura redonda porque su desembolso previo era mayor y si ganaban otras propuestas RTVE habría tenido que invertir
No obstante, David López pide no idealizar otras candidaturas en apariencia más humildes porque “hasta el artista más independiente puede tener detrás un equipo potente”. “No siento afinidad por ese mundo, pero criminalizar a las discográficas me parece un poco engañoso”, opina el productor independiente. ¿Qué cantante no cuida sus publicaciones en redes o explota su imagen de alguna manera? “Al final todos hacemos lo mismo: buscamos la forma de que nuestro artista crezca”, defiende Javier, el product manager.
En definitiva, Chanel no ha hecho nada que no estuviesen haciendo ya las discográficas o que no se buscase hasta ahora en Eurovisión. “En estos años el eurofan ha madurado un poco a nivel musical”, compara Luis Mesa. “Esa es la pena: el eurofan acostumbrado al cliché este año quería mandar a unas pandereteiras o una chica cantando a su madre”.