Sin apenas moverse para evitar desestabilizar el cayuco, Bacary tiritaba de frío y de miedo mientras se preguntaba qué hacía él en esa barca en medio del Atlántico. Si unos meses atrás, no planeaba alcanzar España de esa forma; le gustaba su vida como universitario en Sant Lois y tenía opciones para optar a una beca internacional. Hasta que la crisis política en Senegal le empujó al mar.
La inestabilidad despertada en el país africano tras la orden de arresto del principal líder de la oposición, respondida en las calles por miles de jóvenes senegaleses como Bacary, se ha traducido en un incremento del número de cayucos llegados a Canarias desde el país de África Occidental, especialmente desde el mes de junio.
Mientras que en 2022 alcanzaron el Archipiélago 398 personas de esta nacionalidad, desde enero hasta el 29 de agosto de 2023 han accedido a las Islas 2.476 senegaleses, un número que ya es seis veces mayor que el registrado durante todo el año pasado, según las cifras internas que manejan los equipos de control de fronteras, a las que ha accedido elDiario.es a través de fuentes policiales (el Ministerio de Interior no desglosa por nacionalidades la información pública sobre llegadas irregulares).
A finales de junio, durante los días en que las cifras de llegadas desde Senegal dieron un salto más evidente, Bacary alcanzó la isla canaria de El Hierro en un cayuco con 121 personas a bordo. Lo hizo después de seis días de navegación, sin nada que comer durante la última jornada de trayecto. “He hecho este sacrificio para salvarme, para ir a un lugar donde pueda vivir sin miedo”, recuerda el joven de 23 años desde Sevilla, el lugar donde ahora se encuentra acogido en un centro gestionado por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
El incremento del tránsito de cayucos desde Senegal coincide con un descenso continuado de las llegadas de marroquíes por la ruta canaria, ligado al aumento del control fronterizo ejercido por Marruecos tras el giro de España con respecto a su posición sobre el Sáhara Occidental. Si en 2021 llegaron a Canarias 18.922 marroquíes, desde enero hasta el 29 de agosto de este año han alcanzado las Islas 6.657 personas de esta nacionalidad. Fuentes policiales destacan que, a pesar del aumento, la tendencia generalizada de llegadas a España se mantiene en niveles similares a los de 2022, cuando ya se produjo un descenso de las entradas irregulares por mar. El flujo migratorio total a través de las costas españolas está muy alejado de las cifras registradas en Italia y Grecia.
La caída de las salidas de pateras desde las costas alauíes se reflejaba en un saldo negativo de entradas irregulares en Canarias en comparación con el año pasado, pero desde finales de mayo la tendencia comenzó a cambiar con las llegadas cada vez más frecuentes de cayucos procedentes del país de África Occidental. Desde junio, se ha asentado el cambio de perfil de los migrantes que atraviesan este camino: las llegadas de senegaleses al Archipiélago, que por lo general viajan en cayucos -barcas más grandes de madera habitualmente utilizadas para pescar en Senegal- , son superiores a las de ciudadanos marroquíes -quienes viajan en pateras, de menor tamaño-.
En la práctica, quienes trabajan en la atención directa con los recién llegados en los espacios de las Islas para recibirles, perciben el nuevo perfil en su día a día. “Ha cambiado totalmente. Ahora llegan sobre todo cayucos, las pateras es más raro”, cuenta una trabajadora de un centro de acogida de la isla de Tenerife. “El 95% de las personas acogidas en nuestro centro son senegalesas y antes eran marroquíes”, explica la empleada, que reconoce sus problemas para comunicarse con los recién llegados, dado que la mayoría de ellos hablan solo wolof y, según asegura, no cuentan todavía con suficientes traductores.
Huida de Senegal
Fuentes policiales ligadas al control migratorio asumen que el aumento de llegadas de senegaleses se debe a la situación política del país africano. Su conclusiones apuntan a dos efectos derivados de la inestabilidad de Senegal: “El estallido social surgido en el país hace que haya mayor descontento y se multiplique la emigración. A la vez, las autoridades son más permeables a que estas personas salgan”. Es decir, las autoridades perciben un control menor por parte del Ejecutivo senegalés, ligado al contexto de inestabilidad surgido de cara a las próximas elecciones, programadas para febrero de 2024.
Bacary, estudiante de Derecho de 23 años, ha participado de forma activa en las manifestaciones en favor de Ousmane Sonko, el líder de la oposición cuya detención ha desatado varias oleadas de protestas desde 2021, reprimidas con dureza por las autoridades. Sus mensajes difundidos en redes sociales en contra de la política del presidente Macky Sally empezaron a acarrearle los primeros problemas en abril de 2023. Tras varias extorsiones, el joven cuenta que un día fue seguido por hombres encapuchados durante las protestas surgidas en mayo en contra de un posible tercer mandato de Sall, pues la Constitución del país impide ejercer más de dos legislaturas seguidas.
A principios de junio, durante otra jornada de manifestaciones universitarias -esta vez en contra del arresto del líder de la oposición-, fue agredido y retenido durante horas por unos hombres desconocidos. Hasta que logró escapar. “Nunca he estado tan asustado en mi vida como en ese momento”, describe Bacary. Cerca de diez días después de este episodio, el 15 de junio, el joven subió a bordo de un cayuco en Dakar. Meses después, se encuentra alojado en un centro de acogida de la provincia de Sevilla y ha solicitado asilo en España.
Quienes trabajan a menudo en acogida de migrantes advierten que las cifras pueden subir a partir de este mes de septiembre. Este fin de semana han alcanzado las Islas en las últimas 48 horas 1.121 personas, entre ellas más de 200 menores. En dos meses y medio, desde el 15 de junio al 31 de agosto -periodo en el que se ha registrado un mayor aumento de las llegadas desde Senegal a Canarias-, han entrado 5.525 migrantes al Archipiélago, casi la mitad del total de personas que han alcanzado las islas a lo largo de todo 2023. Las cifras no incluyen los números registrados en septiembre, cuando generalmente comienza la temporada de mejor meteorología para navegar, cuando el mar se encuentra en mayor calma, el momento que coincide generalmente con un repunte del flujo migratorio por esta ruta.
Expertos policiales ligados a los movimientos migratorios trabajan con la hipótesis de que la temporada de buena mar se haya adelantado, por consideran que el pico de llegadas detectado durante los meses de verano podría explicarse también por el cambio de las condiciones meteorológicas, que intuyen que podrían empeorar antes de la época habitual y, con ello, reducirse también el flujo migratorio antes del mes de diciembre.
Piden nuevos centros
Ante el aumento de las llegadas irregulares, para evitar que se repitan imágenes ya vividas en Canarias, como el hacinamiento de 2.600 personas en el muelle de Arguineguín, son varias las voces que han pedido al Ejecutivo una mayor planificación ante la posibilidad de que las llegadas superen la capacidad de acogida de las islas. La Fiscalía General del Estado ha aconsejado al Ejecutivo esta semana en su memoria de 2022 que la respuesta ante la migración a las Islas “no puede ser provisional” y no debe estar sujeta “a la improvisación”.
Esta semana, tras una reunión con el presidente canario, Fernando Clavijo, el ministro de Migraciones, José Luis Escrivá, anunció que su departamento evaluaría la posibilidad de instalar un nuevo recurso de acogida en El Hierro. Esta isla, a pesar de ser la más occidental del Archipiélago, se ha convertido en los últimos meses en uno de los principales puntos de llegada de los cayucos que salen de Senegal. Este fin de semana ha recibido unas 420 personas. Según fuentes policiales, las redes de tráfico de personas marcan como destino la pequeña isla de El Hierro, la más remota, al considerar que cuenta con “menos vigilancia”.
El Ministerio también valora colocar nuevos módulos en Gran Canaria y adecuar los cuarteles de Las Canteras (Tenerife) y El Matorral (Fuerteventura). En cuanto a la atención de menores no acompañados, el Gobierno de Canarias abrirá tres nuevos dispositivos: dos en Tenerife y uno en El Hierro. Con la apertura de estos recursos, las Islas contarán con un total de 42 centros gestionados por la comunidad autónoma. En la actualidad, según ha informado el presidente de Canarias, más de 2.200 menores migrantes solos están tutelados por el Ejecutivo. El Gobierno autonómico insiste en que la región no puede asumir sola la acogida de los niños y adolescentes y exige derivaciones a otras comunidades autónomas.
Rutas peligrosas
Mientras tanto, Salvamento Marítimo no descansa, llegando a rescatar a 550 personas en un solo día. Los trabajadores piden más medios para hacer frente al intenso flujo de llegadas. “La carga de trabajo se suma a la carga emocional. Cuando recibes el aviso de una patera no sabes lo que te vas a encontrar”, subraya Manuel Capa, delegado sindical de CGT.
En los últimos días, desde el sindicato han advertido de la posibilidad del desplazamiento a la Península de una de las tres 'guardamares' que operan en las Islas: la Polimnia. Después de unos meses en varada por mantenimiento, la 'guardamar' ha vuelto a estar operativa. El delegado sindical de CGT, insiste en la importancia de que este tipo de barcos de Salvamento se mantengan en las Islas ante el aumento de llegadas de cayucos. Estas embarcaciones tienen mayor capacidad que las embarcaciones más pequeñas de los equipos españoles de rescates, llamadas salvamares.
Desde Salvamento Marítimo aseguran a elDiario.es que “a día de hoy no hay previsto ningún cambio ni traslado de ninguna de ellas”. Según matizan, “en cualquier caso, estas embarcaciones de tipo guardamar son itinerantes, no tienen una ubicación geográfica fija, estando estratégicamente situadas a lo largo de las costas españolas atendiendo a criterios de efectividad”, añaden.
Durante los primeros meses de 2023 han fallecido o desaparecido 7.692 personas en la ruta canaria, la más mortífera para alcanzar España, según las cifras de la ONG Caminando Fronteras. A estos datos se han sumado en los meses de verano diversas tragedias sufridas en cayucos con cientos de senegaleses a bordo. Una de ellas, ocurrida el pasado mes de agosto, dejó al menos 63 fallecidos en una embarcación que acabó rescatada en las costas de Cabo Verde tras un mes de travesía, con 38 supervivientes y varios cadáveres a bordo. Durante el trayecto, los migrantes quedaron en la deriva. Fallecían a medida que pasaban las semanas sin la suficiente agua y comida. Algunos ellos, aterrados, se lanzaron al mar.