Llegaron a Lesbos como periodistas y reporteros gráficos pero a su regreso a España seguían con la cabeza en las playas griegas. En su horizonte, en el que asoman lanchas cargadas de refugiados a diario. En la llegada de estas embarcaciones, a las que acuden solo voluntarios, sin rastro de las autoridades europeas ni griegas. “Volví y no podía dormir”, cuenta la periodista Elena Herreros que ha lanzado Welcome to Lesbos, un proyecto para ayudar a los refugiados a pie de playa cuando llegan a la isla. Ahora ella y tres compañeros serán los voluntarios. Otra iniciativa similar, Refugee Care, ha sido puesta en marcha por seis reporteros gráficos de medios alternativos.
En la primera semana de 2016 casi se duplicó el número de llegadas a Europa por el Mediterráneo respecto a las registradas en todo el primer mes del año anterior: 10.154 frente a las 5.550 de enero de 2015, según los datos de Acnur. Los desembarcos, no obstante, se han reducido notablemente respecto a los meses previos: 112.733 personas llegaron en diciembre, 154.467, en noviembre y 221.374, en octubre (el mes en el que más refugiados y migrantes arribaron a las costas europeas). El descenso se debe sobre todo “al mal estado del mar”, indican los portavoces de las iniciativas ciudadanas, excépticos con los controles de las autoridades turcas.
Javier, miembro de Refugee Care, estuvo en noviembre trabajando en la isla de Lesbos, una de las que más refugiados ha recibido en este éxodo de solicitantes de asilo y migrantes desde las costas de Turquía. “Había gente que colaboraba allí que nos comentó que tenían miedo de que en Navidad muchos voluntarios se fueran”, explica Javier, por lo que decidieron crear Refugee Care.
La iniciativa ha congregado a seis personas, que fueron a la isla el 1 de enero para atender a los refugiados una vez pisan tierra hasta que son atendidos en los campos establecidos por grandes organizaciones humanitarias y asociaciones. “Nos hemos centrado en los cuidados a su llegada porque vimos que no estaban cubiertos”. Javier y otro compañero han tenido que regresar ya a España para volver al trabajo y los otros cuatro miembros del grupo lo harán en los próximos días. Ahora están estudiando una segunda fase del proyecto para mantener la asistencia en el tiempo: “Vamos a ver si podemos ayudar a voluntarios que piensen ir allí y no tengan suficientes medios”.
Refugee Care también quiere compartir la información que ha recogido en sus viajes, para que las personas que quieran aportar su trabajo cuenten con el contexto necesario. “Hay veces que la gente, cuando ha aprendido un poco y sabe qué tiene que hacer, se tiene que marchar. También hemos visto a voluntarios que ponían mal las mantas térmicas... Nosotros queremos estar y llevar recursos donde se necesiten realmente. Por ejemplo vimos una iniciativa muy buena que consistía en lavar ropa, porque hay mucha ropa usada que se puede reutilizar y ahorrar así recursos”, cuenta Javier.
“Sobreviven al mar y no pueden morir de frío”
Unos se van y otros llegan. El equipo de Welcome to Lesbos –los periodistas Elena Herreros, María José Carmona, Julio López Uzal y la cámara Mabel Lacasa– inicia este miércoles el proyecto, que consiste en prestar “ayuda a pie de lancha en la costa de Skala Skamineas, al norte de Lesbos, donde llegan el 90% de las embarcaciones y el traslado de los refugiados hasta los campos de registro”, explica Herreros. La periodista freelance cubrió para eldiario.es y varios medios nacionales la crisis humanitaria de refugiados, en países de la denominada ruta de los Balcanes y en Turquía y Grecia.
“Vas a trabajar y acabas manchada del todo”, cuenta Herreros. “Puse en marcha el proyecto después de venir de allí. Lesbos fue el punto más duro, sobre todo por el tema del mar, muchos llegaban muy mal, empapados. Estuvimos ocho días y el último nos pilló una lancha que recibimos solos... Un chaval quedó atrapado entre la rocas. Me volví con muy mal sabor de boca, no dormía bien. Yo que soy freelance podía permitirme ir un mes a ayudar”.
Así nació Welcome to Lesbos, junto a con otros periodistas que se sumaron para colaborar durante un mes. Una vez la iniciativa tomó cuerpo, varios medios se han mostrado interesados y el equipo también hará algunos reportajes. “Pero el principal objetivo es ayudar”, destaca Herreros. Welcome to Lesbos ha recibido el apoyo financiero de donaciones –que ascienden a los 9.580 euros–, y especialmente “de la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio (AAPS) y Mensajeros de la Paz”.
“Parches” a la inacción institucional
“Vamos a suministrar la primera atención. Las personas desembarcan empapadas, muchas sin comer. Han sobrevivido al mar y lo que no puede ser es que mueran de hipotermia al llegar. Algunos bebés tienen el pañal sin cambiar desde hace días porque las mafias encierran a los refugiados en hostales desde que deciden embarcar hasta que finalmente sale la embarcación, para que no se echen para atrás. Lo que vamos a hacer es que tengan un biberón caliente a su llegada, pañales, ropa seca para que se puedan cambiar...”, explica Herreros.
Otro de los servicios que prestarán será el traslado en coche de refugiados hasta los campos de registro: “Tienen 40 kilómetros que recorren andando por las montañas, por carreteras, que es muy peligroso”. A los 15 días de su llegada se unirá al equipo “un médico internista del hospital de Orihuela, Roberto Hurtado, que llevará material médico y va a dar clases de primeros auxilios”, cuenta la periodista. Al cabo de un mes, ellos como tantos voluntarios también volverán.
Los responsables de las dos plataformas solidarias critican la inacción institucional. “Miles de personas ponen en marcha su solidaridad constructiva para sustituir a estados incapaces de garantizar la seguridad y la vida”, apuntan desde Refugee Care. Elena Herreros apunta que “Grecia está desbordada” y demanda más apoyo de sus socios comunitarios. “Es una vergüenza decir desde Alemania y otras instituciones europeas que se está gestionando mal”.
La crisis humanitaria todavía está lejos de acabar, como ha indicado Acnur, y la respuesta de las instituciones puede medirse en miles de vidas. En este 2016 ya han muerto 56 personas en el Mediterráneo, según la Organización Internacional para las Migraciones. Las organizaciones humanitarias exigen a la UE que habilite vías legales para que los refugiados no tengan que arriesgar sus vidas en el mar. Mientras, lo voluntarios seguirán “poniendo parches”, dice Herreros. Para los que llegan, son lo único que tienen.