Sergio Morales Rodríguez era boxeador. Llegó a España a buscarse la vida hace 22 años con un contrato de deportista, cuenta su mujer, Mari Carmen, con quien se casó en 1995 y con quien tiene un hijo de 20 años.
Sergio vive en San Sebastián, el mismo sitio donde lo pararon y le pidieron los papeles cuando iba a recoger a otra hija de 9 años de una relación distinta. “Hace un mes lo pararon en la calle y le dijeron que lo iban a deportar. De allí lo mandaron al Centro de Internamiento de Extranjeros de Madrid -ya que San Sebastián no tiene CIE-, y allí está esperando a que lo deporten en uno de los 134 aviones contratados por el Gobierno cada año. El vuelo sale a las 12 de la mañana de este miércoles”, cuenta Mari Carmen.
¿Cómo es posible que un hombre que lleva 22 años en España y tiene familia sea expulsado? “Hace seis años estuvo trabajando de guardia de seguridad en una discoteca y sacó afuera a un chico que iba bebido y el chico lo denunció”. Básicamente Sergio fue condenado por un delito de agresiones a 28 meses de prisión -es un delito que tiene previsto de tres meses a tres años de prisión, de modo que se le condenó casi al máximo-, lo que puede conllevar la retirada del permiso de residencia.
Francisco Solans, portavoz de la Subcomisión de Extranjería del Consejo General de la Abogacía Española, explica que se está aplicando el “maldito artículo 57.2”. Dice maldito porque está tan abierto a la interpretación que se puede considerar que si una persona comete un delito que tiene prevista una pena superior a un año -aunque te condenen a menos- pierde la residencia automáticamente. También se puede considerar que la persona ha de ser condenada a más de un año. También se puede considerar que, dependiendo del arraigo, se le expulse o no. “El artículo está tan mal hecho, que hay interpretaciones para todos los gustos”, dice Solans.
En este caso no hay duda de que es más de un año de condena, sin embargo, quedaría abierta la posibilidad de que se estime el arraigo del agresor, cosa que no ha sucedido en el caso de Sergio.
Mari Carmen llamó al consulado y lo visitaron, “pero necesitan unos papeles que tiene la abogada, es tan poco tiempo que no creemos que dé tiempo a hacer nada”. Sergio sale este miércoles a las 11.55 en un vuelo de Iberia desde Madrid hacia Punta Cana. “Pero allí no tiene amigos, porque los tiene en España. Tampoco tiene familia, porque la mayoría de sus parientes viven en Italia. Lo llevaron al CIE con lo puesto, y con eso mismo se va”.
Interior, el ministerio del que dependen los CIE, no ha contestado a eldiario.es sobre esta deportación.
Ahora, su mujer está en el aeropuerto de Barajas con sus dos hijos: “He ido al consulado esta mañana y ahora he hablado con Iberia porque me han dicho que a veces el piloto se niega a volar con un deportado contra su voluntad, al entender que supone un peligro para el vuelo”. Mari Carmen cuenta que a Sergio lo han llevado a las 11 de la mañana al aeropuerto “para embarcarlo el primero, pero a la vez me dicen en la compañía que no hay ningún billete a ese nombre, así que no sé qué va a pasar”.