El sábado pasado, alrededor de las cuatro de la madrugada, Mourad (nombre ficticio), un hombre francés de origen argelino, salió con unos amigos por el centro de Madrid. De vuelta a casa, mientras esperaba para recoger su pedido en la entrada de un restaurante de comida rápida en Atocha, dos hombres que no conocía se acercaron a él, detalla. “¿Tú crees en Alá?”, le preguntó uno de ellos, según su relato. “Yo le dije que no, pero de repente me dio un puñetazo”, cuenta a elDiario.es Mourad, que ha denunciado los hechos.
El francés, de 47 años, explica como tras el golpe intentó defenderse empujando y dando patadas al joven para evitar que se acercara otra vez. “Mi reflejo era que no me tocara más la cara”, dice, ya que hace cinco meses sufrió una fractura en el rostro como consecuencia de un atropello y es una zona sensible para él. “No sé cómo, pero acabamos los dos en el suelo”, narra.
Cuando consiguió levantarse y entrar al restaurante, la única ayuda que recibió fueron unas servilletas para limpiarse la nariz ensangrentada. “Luego vi que fuera eran tres hombres y me estaban llamando para que saliera”, cuenta Mourad, que se negó a abandonar el local. Finalmente, los tres jóvenes, de alrededor de 25 años y españoles, marcharon en un taxi.
Cuando llegó la policía, alertada por el personal del local, le dijeron que “no podían hacer nada” y que tenía que presentar una denuncia. Tampoco le facilitaron una ambulancia y tuvo que desplazarse él hasta el hospital, según explica.
Mourad, que lleva 17 años viviendo en España, afirma que “siempre ha habido miradas, gestos o comentarios” despectivos, pero nunca había llegado a la agresión física. “No entiendo cómo la gente hace cosas así”, dice. Días después del incidente, volvió al restaurante a preguntar si tenían cámaras de seguridad que pudieran facilitar la búsqueda de los jóvenes. También quiere ir a preguntar a la Discoteca Kapital, de donde cree que salieron los hombres, para ver si tienen un registro de la gente que estuvo ahí esa noche. Se siente “sorprendido” y “frustrado” por lo que pasó, pero está intentando que estos hechos no queden impunes.
En la denuncia, presentada al día siguiente del suceso y a la que ha tenido acceso elDiario.es, se especifica que el agresor era “de complexión normal, de unos 25 años, pelo largo y español” y que Mourad lo podría reconocer si lo volviera a ver porque “no llevaba mascarilla”. También queda constancia de que cuando Mourad entró de nuevo al restaurante “el individuo que le agredió, desde el exterior, le provocaba y alentaba para que continuara”. Además, a los dos hombres que había en un primer momento “se les une un tercero que cruzaba la calle”.
Aumento de los delitos de odio
En 2019, último año del que se tienen datos, los delitos e incidentes de odio registrados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ascendieron a 1.706, un 6,8% más con respecto al año anterior. Según una encuesta del Ministerio de Interior realizada este año, el 34,1% de los entrevistados manifestaron haber sido víctimas de agresiones por motivos discriminatorios. Solo el 5,95% dicen no haber recibido ningún comentario o gestos ofensivos en persona y más de la mitad (54,69%) dicen haber recibido amenazas de carácter violento.
Además, los delitos de discriminación por origen racial o étnico están infra denunciados. Un estudio del Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica (CEDRE) señala que en el 2020 solo el 18,2% de personas que experimentaron una situación discriminatoria presentó alguna queja, reclamación o denuncia.
El pasado julio, SOS Racismo también señaló en un estudio que los musulmanes “se han convertido en un chivo expiatorio y han sido catalogados como el mayor peligro para la seguridad nacional” y que el marco legislativo antiterrorista actual era una “una forma de islamofobia estructurada institucional”.