Manar, tras ser acogida por España: “Vuelvo a tener ilusión. Gracias, muchas gracias”
Hasta hace un par de días nadie sabía quién era Manar, una superviviente de la cruenta guerra siria que se pasaba el día aguantando fuertes dolores postrada en una cama, sin mostrar su rostro y sin apenas poder hablar.
Hoy Manar se ha convertido en el icono de la lucha por el respeto a los acuerdos internacionales sobre refugiados y demandantes de asilo; y, este viernes, mostraba por primera vez su rostro abiertamente ante una cámara de fotos, la de eldiario.es, y susurraba sin apenas mover los labios sus primeras palabras en público: “Gracias, muchas gracias. Vuelvo a tener ilusión. Muchas gracias. Todo irá bien, si Dios quiere. Gracias”.
Un año después de huir de Siria, después de nueve operaciones de urgencia para poder seguir respirando, y tras más de dos meses encerrada en Melilla luchando por sus derechos, por fin anoche llegaba a la estación marítima del puerto melillense dispuesta a partir a la península.
Y lo hacía, como siempre, acompañada de su cuñada Samiha, también malherida en una pierna, su hermano Mohamed, su portavoz y protector, y así hasta 13 miembros de su familia que han vivido junto a ella toda esta injusta situación que está teniendo el final feliz que se merece.
A pesar de que el ferry J.J. Sister, de la compañía Acciona Trasmediterránea, no zarpaba hasta las 23.30 horas, los miembros del Grupo de Extranjería de la Jefatura Superior de Policía de Melilla allí presentes instaron a la familia Almustafa a que embarcara antes que el resto del pasaje.
Esta misma mañana, a las 8.00 horas, tras una travesía tranquila, ponían pie en el continente europeo. En el puerto de Málaga les esperaban algunos familiares más para darles la bienvenida y trasladarles a Barcelona, donde disponen de datos de contacto de la Cruz Roja Española para que puedan acogerse a los servicios destinados a solicitantes de protección internacional que puedan necesitar.
Además, según manifestaba Mohamed, en la ciudad condal les espera un equipo médico especialista en quemados del Hospital Universitari Vall d’Hebron, que se ha comprometido a tratar tanto a Manar como a su cuñada Samiha para que en el menor plazo posible recuperen la salud.
Otros 194 sirios, bloqueados en Melilla
Antes de embarcar, Manar se despidió de algunos amigos y familiares que se deja en Melilla. Uno de ellos es su hermana pequeña sobre la que dice que, si no tuviera el rostro desfigurado, es a la que más se parece. Este es el motivo por el que la alegría de este viernes no era completa: “Todavía hay que esperar a muchos familiares y amigos que se quedan en Melilla con muchos sufrimientos y que han perdido todo en la guerra”, informaba Mohamed.
En el mismo momento en el que la prensa se hacía eco de la resolución de asilo para los 14 miembros de la familia Almustafa, los 194 sirios acogidos en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) se trasladaban a la plaza de España, el punto neurálgico de la ciudad, para acampar allí en señal de protesta.
Quieren salir hacia el continente europeo. Muchos tienen familia en diferentes puntos de España, Francia, Bélgica o Alemania. Su intención es poder proteger a sus familias y rehacer sus vidas hasta que acabe el conflicto que asola su país.
“Nos sentimos como en la guerra”
Algunos llevan ya en Melilla seis meses y aseguran que empiezan a tener problemas psicológicos: “Nos sentimos como en la guerra. No podemos dormir, estamos nerviosos; sentimos que no tenemos a salvo a nuestras familias. Aquí no podemos rehacer nuestras vidas, no podemos trabajar o crear un hogar. Hasta que no dejemos de huir y podamos asentarnos, estamos por dentro igual que en la guerra”.
Todos huyen de las hostilidades y la mayoría de ellos lo han perdido todo en los bombardeos a las ciudades sirias más castigadas: Alepo, Homs, Damasco, Deir Ezzor. Pero apenas unos pocos han pedido asilo. Saben que en Melilla se hace una mala interpretación de la legislación y que solicitar aquí asilo implica tener que permanecer mucho tiempo bloqueado sin poder salir, en algunos casos hasta dos años.