¿La última conferencia europea de apoyo al Sáhara Occidental?
Este viernes se inaugura la 39 edición de la Conferencia Europea de Apoyo y Solidaridad al Pueblo Saharaui (EUCOCO). Esta tendrá lugar en Madrid. Durante dos días, personalidades políticas, activistas, gente del ámbito de la cultura y periodistas de todo el mundo debatirán sobre la complicada situación en la que se encuentra este pueblo. Buscarán soluciones, repensarán cómo hacer para que el mundo se entere de la injusticia perpetuada en el desierto del Sáhara durante tantos años, para que el mundo se entere y cambie su actitud, cobarde actitud.
El punto final de la conferencia será el domingo, a las 12 horas, con una gran manifestación que partirá desde Atocha hasta la Plaza de Santa Ana y que clamará en favor de los Derechos Humanos, por la descolonización y la independencia del Sáhara Occidental.
Las asociaciones de amistad con el pueblo saharaui de todo el Estado español y, principalmente, las de la Comunidad de Madrid han trabajado duramente para conseguir que este evento se pueda celebrar. Ninguna ayuda han tenido del Gobierno de la Comunidad de Madrid o del Ayuntamiento de la capital. Sin embargo, la simbología de que la EUCOCO se celebre en Madrid es enorme. Basta retroceder justo 39 años para recordar que el 14 de noviembre de 1975 se firmaron en esta ciudad los Acuerdos Tripartitos entre la todavía franquista España, Marruecos y Mauritania.
Por esta firma, el Sáhara Occidental, que en ese momento todavía era una provincia española más, pasaría a manos de los otros dos países. De este modo, el Estado español dejaba de lado sus obligaciones de descolonización que le exigía la comunidad internacional y Naciones Unidas, violando el Derecho Internacional. Nuestra historia, llena de oscuras manchas, volvía a sumergirse en el lodazal más profundo, situándose por debajo de lo que la responsabilidad le solicitaba, condenando al pueblo saharaui a la guerra, el exilio y la ocupación.
No obstante, aquellos acuerdos sancionados en la capital española siguen considerándose hoy en día ilegales. El Derecho Internacional reconoce el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y el Estado español sigue siendo, a día de hoy, a ojos de la ley, la potencia administradora del Sáhara Occidental. Es decir, es nuestra responsabilidad que se cierre un proceso de descolonización que no supimos clausurarlo, darle la voz a los saharauis para que elijan su futuro político, independiente. Su futuro es su elección, así se les reconoce en todo el mundo, pero la obligación de que un referéndum se celebre está aquí.
Ningún país reconoce a día de hoy la marroquinidad del Sáhara Occidental, muchos estados, sin embargo, si que reconocen a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) como un estado independiente. Si el español es, como hemos dicho, la potencia administradora del proceso de descolonización del Sáhara Occidental, Marruecos es, por lo tanto y únicamente, la potencia ocupante. Aquella que ejecuta por la fuerza, con violencia, alevosía, asesinando, violando derechos, haciendo desaparecer a personas y condenando al olvido a un pueblo, su autoridad. Una autoridad ilegal, ilegítima.
Desde que se firmaran los Acuerdos Tripartitos de Madrid, ningún gobierno, ora socialista, ora popular, ha estado a la altura de las circunstancias. Los monarcas Juan Carlos I y Felipe VI siempre han corrido a abrazar a sus homólogos vecinos del sur, déspotas y dictadores. Populares y socialistas siempre han besado la mano del tirano, del ocupante, del opresor, del torturador. Los gobernantes españoles han sido cómplices de la vergüenza.
Han favorecido los intereses del Reino de Marruecos, de la monarquía alauí. Se han posicionado frente a conceptos universalmente positivos como la libertad, la independencia, los Derechos Humanos, la paz. Se han cubierto con la sombra de los poderosos, han lamido los beneficios del más ruin de los chantajes, han sonreído junto a los dientes de los que aprietan la yugular de las personas que creen en un mundo justo, gobernado por el Derecho. Un mundo, en definitiva, humano.
En la EUCOCO que se inaugura hoy, participarán representantes políticos y activistas de Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Suiza, Portugal, Suecia, Austria, Cuba, Venezuela, Mozambique, México, Argelia, Estados Unidos, Dinamarca, Eslovenia, Chile, Brasil, Egipto. Namibia, Sudáfrica... También estarán presentes miembros del Parlamento Africano y de la Unión Africana. Además, viajarán diputados y parlamentarios de muchas Comunidades Autónomas, así como participantes en el movimiento solidario con el pueblo saharaui de todo el Estado español.
En la EUCOCO se planteará la línea a seguir durante el próximo año para la liberación del Sáhara Occidental. Estaremos muchas personas, de muchos sitios, porque somos muchos los que sabemos que antes o después los saharauis dejarán caer en las urnas una papeleta que contenga la palabra “libertad”. Somos muchos e invencibles, porque, como dicen los saharauis, “ellos sólo tienen el reloj, nosotros tenemos el tiempo y la razón”.
De este modo, te invitamos a que salgas a la calle el domingo 16. Llenaremos las calles de Madrid de banderas saharauis. Ahora que sabemos, y nos lo recuerdan todos los días, que hasta las mismas entrañas del Estado español están podridas, debemos reconocer que están podridas también porque hemos condenado a un pueblo al olvido, al hambre, al maltrato. El domingo exigiremos que el Gobierno de España cambie su postura y elija el sendero de la legalidad internacional, que se implique en la ejecución del derecho a la autodeterminación saharaui, exigiremos que se respeten los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados por Marruecos, que se aumente la partida en cooperación internacional con los campamentos de población refugiada saharaui, porque son nuestros refugiados, porque somos responsables de su exilio. El Sáhara Occidental y sus recursos naturales son del pueblo saharaui, y él decidirá cómo administrar sus riquezas. El domingo gritaremos, por última vez: “¡Sáhara libertad, Polisario vencerá!”. Porque la próxima vez que nos juntemos, será en un Sáhara libre, junto al mar.