Me dedico al periodismo, la comunicación y a escribir libros como “Exceso de equipaje” (Debate, 2018), ensayo sobre el turismo que se desborda; “Biciosos” (Debate, 2014), sobre bicis y ciudades; y “La opción B” (Temás de Hoy 2012), novela... Aquí hablo sobre asuntos urbanos.
Diana, Diego y Jara siguen dando pedales por España en busca de una educación más humana
Diana, Diego y Jara son una familia metida en un viaje. Un viaje a lo largo de la geografía española —y que es la extensión de otro que viene de Europa y Estados Unidos— pero también a lo ancho de su propia evolución y transformación como familia y como personas. El proyecto vital se llama Esto no es una escuela y con él van al encuentro de centros de enseñanza que fomenten una educación activa y democrática. Lo hacen para criticar el sistema tal y como está y para demostrar que puede estar de otra manera. Lo hacen manteniendo un blog y grabando un documental. Y lo hacen en dos pequeñas bicis plegables, convencidos de que el medio, en este caso de transporte, también es el mensaje.
Sofía Pérez ya habló con ellos antes de su partida por España y publicó en ElDiario.es un texto sobre sus inquietudes, motivaciones y experiencias foráneas. Un mes después, yo les pillo en Pego, Alicante. Hablo por teléfono con Diana mientras Diego se ocupa de Jara. Me cuenta que se hacen unos 50 kilómetros al día, que dedican las mañanas a moverse, aunque paran bastante, y las tardes las dejan libres, para jugar y conocer. Me explica también que no están teniendo muchos problemas en carretera, que incluso los conductores se paran para animarlos. Aunque los últimos días sí han notado que los coches dejan menos distancia de separación y les pasan más rápido. Algo pasajero, espera.
¿Por qué os metisteis en este viaje?
Buscamos llamar la atención: creemos que la educación tiene que cambiar, los profesores tienen que dejar de pensar en horas lectivas y empezar a pensar en qué necesitan los niños. Hay que dejarles ser niños y formarlos para que sean adultos felices que den lo mejor de sí mismos a la sociedad. Queremos difundir un cambio, promover otras pedagogías. Y queremos hacerlo poniendo el énfasis en las soluciones, mostrando vías que ya existen para que de esta manera nos demos cuenta de que los cambios son posibles pero exigen voluntad de todos, profesores, escuelas, familias y, por supuesto, políticos.
¿Cómo os está acogiendo la gente?
Hemos notado un cambio. Nuestro viaje por el extranjero fue más duro, ahí éramos desconocidos y nos sentíamos más solos, aunque éramos bien recibidos en todos sitios. Ahora, en nuestro viaje por España, que ya tenemos una trayectoria y bastantes seguidores, la acogida es fabulosa. A cada pedalada sentimos el aliento de más de 1500 personas que están con nosotros a través de Facebook y Twitter y cuando llegamos a los sitios también, sentimos que estamos haciendo algo que a la gente le importa y que es necesario
¿Cuál fue el resorte para partir?
Aparte del nacimiento de Jara, el cambio de chip vino al descubrir las escuelas democráticas. Hasta entonces pensábamos que la educación solo era posible como la habíamos vivido nosotros. De repente, descubrimos que los niños que son educados de otra manera tienen una capacidad de aprender que va más allá. Eso nos cambia la vida al imaginarnos cómo seríamos nosotros de haber sido educados así y qué efectos podría tener en Jara. Lo que está ahora generalizado no lo queremos para Jara ni para ningún niño.
¿Por qué en bici?
La bici nos parece esencial en la experiencia. Es un medio de transporte completamente sostenible y que además nos conecta con las personas y el entorno. En otros medios, en coche, en autobús, no percibes los olores, la brisa, los sonidos; en la bici sientes todo eso y además te acerca a la gente. Además, queremos reivindicar la bici como medio de transporte seguro para todos.
¿Cómo lo lleva Jara?
En el viaje por el extranjero, al principio le costó un poco adaptarse al ritmo, a los cambios de lugares y tal, pero ahora está encantada. Le gusta conocer gente nueva y va feliz en la bici. Canta, baila, cuenta historias…
¿Y qué dirías a los que os acusen de meter a Jara en un estrés innecesario?
A los niños les forzamos mucho más en la vida que consideramos normal. Todos los días a la guardería o al cole y a hacer recados en coche, pasan horas allí metidos. Y luego, en clase, están todo el tiempo sentados, escuchando, presionados para hacer lo que se supone que tienen que hacer. Y cuando no lo hacen se les medica. Eso les deja huella para el futuro. La actitud vital que le queremos transmitir a Jara es que ella puede cambiar el mundo, que es libre para hacer lo que desee, para viajar, para tener experiencias nuevas y que no se debe asustar por esas novedades, todo lo contrario. No queremos transmitirle miedo sino capacitarla. Y tienes que ver lo feliz que es.
Si queréis viajar con Diana, Diego y Jara, podéis seguirles en sus redes:
Diana, Diego y Jara son una familia metida en un viaje. Un viaje a lo largo de la geografía española —y que es la extensión de otro que viene de Europa y Estados Unidos— pero también a lo ancho de su propia evolución y transformación como familia y como personas. El proyecto vital se llama Esto no es una escuela y con él van al encuentro de centros de enseñanza que fomenten una educación activa y democrática. Lo hacen para criticar el sistema tal y como está y para demostrar que puede estar de otra manera. Lo hacen manteniendo un blog y grabando un documental. Y lo hacen en dos pequeñas bicis plegables, convencidos de que el medio, en este caso de transporte, también es el mensaje.
Sofía Pérez ya habló con ellos antes de su partida por España y publicó en ElDiario.es un texto sobre sus inquietudes, motivaciones y experiencias foráneas. Un mes después, yo les pillo en Pego, Alicante. Hablo por teléfono con Diana mientras Diego se ocupa de Jara. Me cuenta que se hacen unos 50 kilómetros al día, que dedican las mañanas a moverse, aunque paran bastante, y las tardes las dejan libres, para jugar y conocer. Me explica también que no están teniendo muchos problemas en carretera, que incluso los conductores se paran para animarlos. Aunque los últimos días sí han notado que los coches dejan menos distancia de separación y les pasan más rápido. Algo pasajero, espera.