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Caen los precios mundiales de alimentos básicos entre temores a disrrupciones en los mercados locales
Los precios mundiales de alimentos básicos se han abaratado en marzo por contracciones en la demanda vinculadas a los efectos del coronavirus, mientras los expertos alertan de las posibles disrupciones en los mercados locales.
El índice difundido este jueves por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) muestra que los precios de los principales alimentos comercializados a nivel internacional disminuyeron el 4,3 % en marzo respecto a febrero.
Esa brusca bajada se explica, según la agencia, por el comportamiento de la demanda y el descenso en los precios del petróleo ante la expectativa de una ralentización económica por las restricciones adoptadas en los países para responder a la crisis sanitaria.
El economista de la FAO Abdolreza Abbassian precisa a Efe que “el índice refleja una muy buena disponibilidad de exportación para todos los cultivos”, si bien los riesgos se concentran a nivel local.
RIESGOS POR PAÍSES
“La situación varía de un país a otro porque depende mucho de la logística doméstica y los sistemas de producción, de cómo la enfermedad afecte a la mano de obra”, afirma Abbassian, que insta a actuar antes de que sea demasiado tarde tomando medidas que aseguren el correcto funcionamiento de la cadena.
A su juicio, puede haber “crisis localizadas muy serias y los gobiernos deben prestarles atención, especialmente en los países en desarrollo”.
Entre los productos evaluados por la FAO, destaca la disminución del precio del azúcar, del 19,1 % mensual en marzo, en parte por el menor consumo fuera de los hogares que ha supuesto el confinamiento en muchos países, y la caída de los aceites vegetales (del 12 %), arrastrada por el derrumbe en los precios del crudo.
La cotización de los cereales descendió el 1,9 %, en medio de grandes suministros de trigo y buenas perspectivas de cosecha, que compensaron la mayor demanda de importación del norte de África y pequeños límites a la exportación impuestos por Rusia.
Desde enero, los futuros de maíz, soja y trigo han caído en picado en la bolsa de Chicago, si bien en los dos últimos productos se ha observado cierta recuperación desde mediados de marzo.
Abbassian vincula esos movimientos al hecho de que los productores de grano del mar Negro y otros sudamericanos como Brasil y Argentina se están “volviendo extremadamente competitivos por la depreciación de sus monedas”, ejerciendo presión sobre los precios de exportación de Estados Unidos, en dólares.
Kazajistán, Ucrania y Rusia han restringido o planteado limitar las exportaciones de trigo, gestos que Abbassian considera que no tendrán gran impacto y que buscan sobre todo “avisar a los agentes domésticos de que no pueden exportar todo” en aras de la competitividad.
RESTRICCIONES EN EL COMERCIO
La FAO, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) han pedido cooperación a los países y que “ninguna medida relacionada con el comercio interrumpa la cadena de suministro de alimentos”, lo que puede tener efectos negativos sobre las poblaciones que más hambre sufren.
Un informe de Fitch Solutions advierte del aumento del riesgo de disrupciones en la cadena por las restricciones al comercio y el almacenamiento “agresivo” de productos, prácticas en las que pueden incurrir ciertos países para salvaguardar la seguridad alimentaria.
La especialista de Chatham House Laura Wellesley recuerda que, en el pasado, ese tipo de actuaciones ha generado aumentos significativos de los precios internacionales de productos básicos.
Además, alerta de la falta de mano de obra en el campo por el impacto del coronavirus en países productores como EEUU y Brasil, y entre los transportistas y los operadores portuarios, algo que “podría ralentizar el movimiento de los cargamentos de alimentos”, afectando especialmente a los perecederos.
David Laborde, del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), apunta que por ahora ha habido pocas disrupciones, entre las que destaca la limitación de exportaciones de arroz de Vietnam o las dificultades operativas en mercados como el del pescado o el de frutas y hortalizas.
Para evitar que la pandemia del coronavirus derive en crisis alimentarias, Laborde recomienda medidas como facilitar información adecuada sobre la disponibilidad de alimentos, mantener las fronteras abiertas para el tráfico de alimentos, proteger a los productores para que sigan haciendo su trabajo y ayudar a los más vulnerables para que nos les falte comida.
Belén Delgado
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