El Hipódromo de la Zarzuela agrava su crisis, registra pérdidas récord y pide más dinero al Estado
Nueve meses sin carreras de caballos en el Hipódromo de la Zarzuela durante 2015 agravaron el pasado ejercicio la crisis permanente de esta empresa pública. La filial de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) que desde 2012 preside Faina Zurita, sobrina de la infanta Margarita (hermana del rey Juan Carlos y tía del rey Felipe VI), duplicó sus pérdidas el año pasado hasta 5,7 millones de euros, según las cuentas depositadas esta semana en el Registro Mercantil.
Son las mayores pérdidas de su historia desde la reapertura del hipódromo en 2005, cuando también funcionó apenas tres meses. El desastre queda patente en todas las líneas de la cuenta de resultados. La facturación fue de 3,8 millones, frente a 14,4 millones en 2014. El beneficio antes de impuestos fue negativo en 7,9 millones y la empresa mitigó parte de esas pérdidas en el resultado neto gracias a un crédito fiscal de 2,2 millones.
El número de espectadores se desplomó desde 134.213 en 2014 a 41.123, ante la ausencia de carreras en las campañas de primavera y verano, las que más público concentran. La recaudación por apuestas fue de 1,286 millones, la más baja desde la reapertura del hipódromo (4,319 millones en 2014).
“2015 ha sido un año excepcionalmente difícil para las carreras de caballos en general y para Hipódromo de la Zarzuela, S.A. en particular. La ausencia de un ente regulador capacitado para contratar con la Sociedad llevó al parón de la competición durante los nueve primeros meses del año, con el consiguiente descenso de los ingresos, la desaparición de cuadras, la salida de muchos profesionales de España, etc. No obstante, esta situación ya se ha superado y puede considerarse como un hecho excepcional del pasado”, dice la empresa en sus cuentas.
Los aficionados a la hípica, deporte muy popular en otros países que en España sólo parece calar entre los círculos más elitistas de la sociedad, se quedaron sin carreras en la capital a finales de noviembre de 2014. El hipódromo consideraba que la empresa encargada de arbitrar el deporte, la Sociedad de Fomento de Cría Caballar de España (SFCCE), no estaba legitimada para hacerlo al haber entrado en liquidación con un pasivo de 2,5 millones. La SFCCE llegó a presentar una querella criminal contra la cúpula del Hipódromo, que fue archivada. La competición se reanudó en septiembre tras la puerta en marcha de un nuevo regulador, Jockey Club.
En sus cuentas, Hipódromo de la Zarzuela culpa a la ausencia de regulador de haber “reducido la confianza de los agentes del sector, provocando la marcha al extranjero de profesionales y cuadras”. En 2015, el número medio de caballos estabulados en el recinto pasó de 412 a 276. Para “respaldar y dar confianza al sector”, el hipódromo decidió no cobrar la estabulación de los equinos en su centro de entrenamiento durante los meses sin carreras y los ingresos procedentes del alquiler de las cuadras pasaron de 707.997,87 euros a 297.676,82 euros.
16,2 millones de pérdidas
El balance de cuatro años de gestión de Zurita, licenciada en Ciencias de la Información colocada al frente de la empresa por su antiguo jefe, el exdiputado del PP Ramón Aguirre (presidente de la SEPI), pese a su nula experiencia previa en el negocio hípico, arroja unas pérdidas acumuladas de 16,2 millones para la entidad pública, que en estos años ha esquivado el concurso de acreedores gracias a las continuas inyecciones de fondos del Estado.
En noviembre pasado, la SEPI aprobó una aportación de 10 millones, paralela a una reducción de capital de 3,7 millones. En febrero de este año, Hipódromo de la Zarzuela volvió a reducir capital por 6,082 millones y en la junta de junio pasado, para compensar pérdidas, se acordó aplicar más de 2 millones a la cuenta “aportación de socios”. Estos son la SEPI y Loterías del Estado (esta última con solo un 4,2%) o lo que es lo mismo, el Estado.
Zurita renovó como presidenta en julio pese a incumplir sus promesas de rentabilizar el recinto y sacar adelante la denominada apuesta externa: las pujas en locales habilitados para ello fuera de la oferta de Loterías y Apuestas del Estado y de la que se realiza en el propio recinto.
Para tratar de enderezar su complicada situación, la empresa encargó el 4 de agosto a la consultora Deloitte la elaboración de un Plan Estratégico 2017-2021 que incluya “un plan de actuación que proporcione viabilidad” a la sociedad en el próximo lustro. Deloitte también realizará un informe sobre el “potencial real de las Apuestas Hípicas Externas en España”. La empresa pública pagará a la firma de consultoría y auditoría 320.000 euros y las asesorías deberán entregarse en noviembre. Sumando el IVA correspondiente (21%), la minuta se elevará a 387.200 euros.
El emblemático recinto, propiedad de Patrimonio Nacional, ubicado en el Monte de El Pardo y declarado Bien de Interés Cultural, celebró en mayo pasado su 75º aniversario. El hipódromo estuvo en manos privadas hasta que en 1996 echó el cierre tras la desastrosa gestión del empresario Enrique Sarasola. Reabrió sus puertas ya como empresa pública el 23 de octubre de 2005 tras una remodelación que costó más de 50 millones. En diez años, las pérdidas acumuladas por la empresa ascienden a casi 27 millones. Desde entonces, nunca ha estado en beneficios.
