La banca pagará a sus accionistas casi 10 veces más de lo que le cuesta el impuesto especial al sector
La explosión de beneficios de la gran banca española en el ejercicio de 2023 se va a traducir este curso en una lluvia de millones para los accionistas de las seis grandes entidades. Los dividendos y las recompras de acciones van a sumar casi 13.700 millones de euros a lo largo de los próximos meses, gracias a un beneficio que superó los 26.000 millones de euros. Sin embargo, la temporada de presentación de resultados ha seguido marcada por la crítica por parte de los directivos de banca al impuesto al sector, que apenas supondrá algo más de una décima parte de ese montante que recibirán los inversores.
El fuerte avance de los dividendos –algunos bancos lo incrementan en más de un 50%– confirma el extraordinario año para el sector que fue el pasado ejercicio. Los bancos viven una situación muy positiva de rentabilidad, lo que le ha permitido tener más capacidad para la retribución a sus inversores. Nunca antes se habían repartido tantos millones entre los accionistas de los bancos. Y eso, pese a que según criticó el sector con el anuncio del impuesto temporal reduce el retorno a los mismos.
La cifra de reparto entre accionistas será incluso mayor con cargo a los resultados de este 2024. Esto se debe a que los bancos están ampliando el porcentaje de beneficios que prevén destinar a sus inversores, que ya ronda en todas las entidades una cifra de entre el 50% y el 60% de los resultados. A ello se suma que, pese a que en 2023 se alcanzó un récord de beneficios para los grandes bancos del país, todos han avanzado la previsión de que este año el resultado será incluso superior, aunque se frene el ritmo de crecimiento.
Por ahora, las cifras concretas que se conocen, por tanto, son los dividendos que se van a repartir sobre los resultados de 2023. Este reparto se realizará en varios pagos a lo largo de este año. Si bien algunas entidades como Banco Santander ya hicieron durante el cierre del pasado curso un reparto con cargo a los resultados del año.
No todo serán dividendos. Los bancos han utilizado desde la pandemia una vía alternativa que tienen las empresas cotizadas para dar dinero también a sus accionistas, como son las recompras de acciones. Se trata de una operación en la que los bancos realizan compras de títulos en el mercado a sus accionistas, que pasan a ser propiedad del grupo. Posteriormente, éste las amortiza y provoca que el resto, las que siguen vivas, tengan un precio mayor, ya que el valor de toda la entidad se reparte entre menos acciones.
Banco Santander fue la entidad con mayor beneficio en 2023. Fueron más de 11.000 millones de euros. De ellos, se repartirán entre los accionistas 5.541 millones de euros. Se dividen a partes iguales entre dividendos, de los que una parte ya se realizaron, y recompras de acciones. BBVA, con más de 8.000 millones de beneficios, repartirá casi 4.000 millones, de los que 781 millones serán con recompras de acciones. CaixaBank, que obtuvo casi 5.000 millones de ganancias, ha anunciado un dividendo de 2.940 millones, al que se sumará una recompra de acciones todavía por cuantificar.
La situación contrasta con la que vivían los bancos durante el año 2020 o en 2021, cuando los supervisores desaconsejaron a los grandes grupos repartir dividendos con motivo de la pandemia. Ahora, sin limitaciones formales, los bancos han podido realizar las políticas de retribución a los accionistas que han considerado mejores para su valor en Bolsa. Además, siempre han señalado que la gran mayoría de sus accionistas son pequeños ahorradores que han invertido en el banco. Si bien también hay grandes inversores que saldrán beneficiados de esta lluvia de dividendos.
Por ejemplo, Blackrock. El mayor inversor del Ibex 35, cuyo poder se extiende por 19 de las 35 empresas que componen el selectivo bursátil a falta de concretarse su entrada en Naturgy, tiene una amplia presencia en el sector bancario español. Entre otras cosas, es el primer accionista de BBVA y Santander, y se mantiene entre los inversores destacados en CaixaBank, Sabadell y Bankinter. Sumando esas participaciones, recibiría con la lluvia de dividendos de la banca 512 millones de euros.
Frente a los 13.694 millones de euros que han anunciado los bancos que repartirán entre sus accionistas, contrastan los 1.490 millones de euros que pagarán por el impuesto al sector. El fuerte crecimiento de los resultados de la banca también se notará en las arcas públicas, ya que el tributo temporal que deben pagar estos bancos por su actividad en España se verá ampliamente incrementado este curso. Esta cifra es la previsión que tienen los bancos que tendrán que abonar en las próximas semanas con la base de los datos de ingresos del pasado ejercicio. En 2023, pagaron 1.100 millones de euros por este concepto. El crecimiento es del 35%. Y todavía faltaría por sumar lo correspondiente a otras entidades como Kutxabank, Abanca o Ibercaja.
Un caso especial es el de CaixaBank. De los 2.940 millones de euros que va a repartir en dividendos, uno de los principales beneficiarios será el Estado. Percibirá 500 millones de euros gracias al 17% que tiene de las acciones de la entidad a través del FROB. Es la misma cantidad que va a percibir con el pago del impuesto que tiene previsto el grupo catalán para este 2024. CaixaBank es el banco que más paga por este tributo por ser la principal entidad del país, seguido por Santander y BBVA.
El 4,2% del beneficio
El establecimiento del impuesto al sector supuso una batería de alertas por parte de la banca sobre sus efectos. Entre ellos, estaba el supuesto impacto sobre los accionistas. Los 1.100 millones de euros que pagaron en 2023 sobre su beneficio, que es sobre el que se calculan los dividendos que ahora se reparten, apenas supone un 4,2% del total. Además, se traspasará a los inversores más dinero que nunca. Tampoco otros augurios que se trasladaron se han producido o, al menos, no directamente por el impuesto. Es cierto que se ha concedido menos crédito, como plantearon los bancos, pero no tiene responsabilidad en ello el tributo sino el cambio en la política monetaria, ya que este es uno de sus efectos buscados para frenar la inflación.
Ahora, el sector asegura que los impactos se tendrán que observar a medio plazo y no solo con el efecto de un año. Mientras, la vía judicial abierta el año pasado por distintas entidades contra el impuesto temporal al sector sigue viva, a la espera de que se produzca un análisis sobre la legalidad de este tributo. Si bien la Audiencia Nacional ya descartó en su día suspender cautelarmente la medida como habían planteado los bancos hasta que se analizara jurídicamente.
En un principio, el impuesto viviría este 2024 su segundo y último cobro. Sin embargo, el decreto de medidas anticrisis contenía una prórroga durante este año de este gravamen, por ahora, temporal, por lo que tendrán que abonarlo también en 2025, sobre los resultados de 2024. PSOE y Sumar acordaron en el programa de Gobierno de coalición “revisar” este gravamen y el de las empresas energéticas –este último ya ha sido reformado a la baja– para “readaptarlo y mantenerlo” cuando expire su periodo de tiempo. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, evitó ser rotundo sobre el futuro de este impuesto, aunque apeló a la “responsabilidad social” del sector. “Todavía no está en negociación ninguna modificación”, apuntó en una entrevista en TVE. “Buscamos un crecimiento económico con una contribución justa de todos”, zanjó.
3