El BCE reduce “moderadamente” los estímulos económicos ante el aumento de la inflación y la recuperación
La inflación crece y las perspectivas económicas mejoran. La amenaza de la variante delta sigue presente, y también las incertidumbres, pero el ritmo de recuperación económica va despegando en la Unión Europea en un momento en el que, además, ya están empezando a llegar los fondos europeos de recuperación –750.000 millones de euros de aquí a 2026–.
“La fase de la recuperación de la economía de la zona del euro está cada vez más avanzada”, ha afirmado la presidenta del BCE, Christine Lagarde: “Se espera que la producción supere su nivel prepandémico a finales de año. Con más del 70% de los adultos europeos completamente vacunados, la economía se ha reabierto en gran medida, lo que permite a los consumidores gastar más y a las empresas aumentar la producción. Si bien el aumento de la inmunidad al coronavirus significa que el impacto de la pandemia ahora es menos severo, la propagación global de la variante delta aún podría retrasar la reapertura total de la economía. Se espera que el aumento actual de la inflación sea en gran medida temporales. Las perspectivas de inflación en nuestras nuevas proyecciones del personal se han revisado ligeramente al alza, pero se prevé que a mediano plazo la inflación se mantenga muy por debajo de nuestro objetivo del dos por ciento”.
Lagarde ha explicado que “la economía se recuperó un 2,2% en el segundo trimestre del año, que fue más de lo esperado. Está en camino de un fuerte crecimiento en el tercer trimestre”. Y ha añadido: “Esperamos que la economía se recupere con firmeza a medio plazo. Nuestras nuevas proyecciones prevén un crecimiento anual del PIB real del 5% en 2021; 4,6% en 2022; y 2,1% en 2023. En comparación con nuestras proyecciones de junio, la perspectiva ha mejorado para 2021 y prácticamente no ha cambiado para 2022 y 2023”.
Ante este panorama, el Banco Central Europeo ha decidido este jueves ralentizar el ritmo de compras de activos –en julio fue de 80.000 millones de euros– del programa PEPP –1,85 billones de euros– destinado a rebajar presión sobre la deuda pública de los Estados y evitar una crisis de la prima de riesgo como la de la anterior crisis financiera.
“Sobre la base de una evaluación de las condiciones de financiación y las perspectivas de inflación”, dice el comunicado del BCE, “el Consejo de Gobierno estima que se pueden mantener las condiciones de financiación favorables con un ritmo moderadamente menor de compras netas de activos bajo el programa de compras de emergencia pandémica (PEPP) en comparación con los dos trimestres anteriores”. El anuncio llega después de que la inflación en la zona euro haya alcanzado el 3% en agosto.
“El Consejo de Gobierno continuará realizando compras de activos netos en el marco del PEPP con una dotación total de 1,85 billones de euros hasta al menos finales de marzo de 2022 y, en cualquier caso, hasta que juzgue finalizada la fase de crisis del coronavirus”, afirma el BCE.
De esta manera, el organismo presidido por Christine Lagarde no desmonta el plan de ayuda de emergencia puesto en marcha durante la pandemia y sigue dando señales de un apoyo contundente en los próximos años, pero sí introduce correcciones ante la caída del desempleo y la recuperación de la inflación a medida que se va reanudando la vida en la UE con relativa normalidad.
En ese equilibrio se quiere mover el BCE, pues no pierde de vista el riesgo que puede suponer cortar el apoyo prematuramente, lo que podría deshacer todo el esfuerzo de estímulo que se viene realizando y lastrar el futuro crecimiento, una perspectiva peligrosa para el BCE.
La inflación, por otro lado, se encuentra ahora en máximos en una década, pero los analistas confían en un rápido descenso a principios del próximo año para volver a situarse por debajo del objetivo del 2% del BCE hasta 2023.
Por un lado, el BCE reconoce que la crisis del coronavirus, la justificación para las medidas extraordinarias de emergencia, está remitiendo. Por otro lado, intenta asegurar a los mercados que no es el comienzo de una salida gradual de la política de estímulo.
El Consejo de Gobierno del BCE también confirmó sus otras medidas: el nivel de los tipos de interés se mantiene sin cambios, su orientación prospectiva sobre su probable evolución futura, sus compras en el marco del programa de compra de activos (APP), sus políticas de reinversión y sus operaciones de financiación a más largo plazo.
“En apoyo a la meta de inflación del 2% y en línea con su estrategia de política monetaria, el Consejo de Gobierno espera que los tipos de interés clave del BCE se mantengan en sus niveles actuales o inferiores hasta que vea que la inflación alcance el 2% mucho antes de que finalice el año y durante su horizonte de proyección de manera duradera, y considera que el progreso realizado en la inflación subyacente está lo suficientemente avanzado como para ser consistente con la estabilización de la inflación en el 2% en el mediano plazo. Esto también puede implicar un período transitorio en el que la inflación esté moderadamente por encima”.
Según ha anunciado el BCE, “si se pueden mantener condiciones favorables de financiación con flujos de compra de activos que no agoten los 1,85 billones en el horizonte de compra neta del PEPP, puede no ser necesario utilizar el sobre en su totalidad. Del mismo modo, la dotación se puede volver a calibrar si es necesario para mantener condiciones de financiación favorables para ayudar a contrarrestar el impacto negativo de la pandemia en la trayectoria de la inflación”.
Además, “el Consejo de Gobierno seguirá proporcionando una amplia liquidez a través de sus operaciones de refinanciación. En particular, la tercera serie de operaciones de refinanciación específicas a más largo plazo (TLTRO III) sigue siendo una fuente atractiva de financiación para los bancos, que respalda los préstamos bancarios a empresas y hogares”.
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