El Ibex 35, el principal indicador de la bolsa española, acogió ayer con una caída del 3,62% los resultados de las elecciones españolas. El movimiento de la bolsa debe interpresarse con suma cautela, ya que un cúmulo de factores influyen sobre los mercados sin que se pueda tomar el resultado de los comicios como determinante. En cualquier caso, y tomando los datos históricos de las jornadas postelectorales, se observa que después de la fiesta de la democracia, viene una fiesta vendedora en los parqués, ya que en todas las jornadas electorales desde que se creó el índice en 1992 las bolsas han caído.
Los inversores suelen ser reacios los cambios, independientemente del resultado electoral, y a cualquier incertidumbre que suponga un cambio en el status quo establecido. La jornada postelectoral suele ser también una de las más especulativas, con miles de órdenes de venta programadas desde el viernes anterior, antes de conocer la decisión de las urnas. Los inversores que hacen apuestas con largo recorrido en las empresas cotizadas no son tan temerarios de dejar su dinero a merced de resultados políticos que consideren que pueden ir contra los intereses de su inversión y suelen deshacer sus posiciones semanas antes de la celebración de las elecciones.
Dicho lo cual, la mayor caída del índice en una jornada postelectoral se la llevó la mayoría simple de José María Aznar en 1996, cuando el indicador cayó un 5,2%. Este derrumbe bursátil no presagió absolutamente nada. La legislatura de Aznar fue una de las mejores en términos de expansión económica y los acuerdos puntuales a los que llegó con los partidos nacionalistas no supusieron ningún quebranto para el capital. En el año 2000 la mayoría absoluta de Aznar y el buen momento de la economía tampoco tuvieron el reconocimiento de los mercados que cayeron un 1,2% una cifra más entonada con el varapalo del 1,75% que recibió Felipe González en 1993.
Tampoco el mercado recibió con agrado el gobierno en minoría de José Luis Rodríguez Zapatero, al que recibieron en 2004 con una caída cercana al 4,1%. En 2008 vieron con otros ojos al Gobierno socialista, ya que fue la jornada postelectoral con una caída más moderada de la bolsa, un 0,3%.
Otra de las caídas más abultadas del Ibex tras conocer el resultado de las elecciones fue en 2011, cuando ganó por mayoría aplastante Mariano Rajoy, lo cual no fue óbice para que los mercados cayeran un 3,5%.
Cada una de estas jornadas postelectorales tiene un caldo de cultivo muy diferente por el momento económico que se vivía. En el caso de la victoria de Rajoy, el contexto internacional era extremadamente incierto, la prima de riesgo gravitaba en una órbita desconocida próxima a los 500 puntos y la Unión Europea no levantaba cabeza. Los indicadores internacionales caían también en aquella jornada negra.
La victoria del 20D llega en un momento incierto pero con los mercados tranquilizados gracias a los calmantes que les chuta el Banco Central Europeo. El precio de la deuda y la prima de riesgo (dos indicadores que miden mucho mejor la confianza de los mercados en un país que las bolsas) se movieron tímidamente al alza. La decisión de las urnas españolas llega poco después de las decisiones de la Reserva Federal de subir tipos y del Banco Central Europeo de aumentar los estímulos. Un jaleo de decisiones que tiene a los mercados bastante desconcertados y acusando la incertidumbre con caídas. A principios de diciembre, el Ibex cayó diez jornadas seguidas por primera vez en su historia.
Sí es cierto que lo que se conoce como 'rally' navideño, esto es, una subida bursátil a final de año, en España no tiene pinta de cuajar debido al escenario de dudas políticas que generan las próximas semanas. Pero tampoco se puede responsabilizar a lo variopinto de los resultados de los comicios de truncar esta racha alcista, ya que a apenas cuatro días de la Navidad aún no se había producido ni en España ni en el resto de economías desarrolladas. Los analistas estadounidenses reconocían que este ejercicio iba a cerrar como uno de los más atípicos por la volatilidad de las bolsas.
De hecho, las pérdidas del Ibex se agudizaron la última media hora de la sesión (estaba cayendo de media un 2%), ante la caída de los índices de Wall Street y el fundido en rojo de las bolsas europeas que cerraron la sesión con caídas. Poco después de que cerraran las bolsas europeas, en Estados Unidos los índices volvían a cotizar al alza.
La banca fue el sector más castigado, con una caída superior al 7% para Caixabank (a la que se le penaliza por varios frente, entre otros por la parálisis institucional en Catalunya). Aena y Banco Popular también tuvieron pérdidas cercanas al 7%.
La devaluación en Argentina (que puede afectar a las empresas españolas con intereses allí como los bancos), la caída del precio del petróleo, las dudas sobre los mercados emergentes (con China y Brasil bajo el foco) y la debilidad de la demanda europea son otros elementos que pesan a la baja en los mercados con más fuerza que el éxito o fracaso de los pactos de los políticos españoles las próximas semanas.