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Bruselas se dispone a prorrogar hasta 2024 la suspensión de los topes de deuda y déficit por la guerra

El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, este lunes en Bruselas.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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Fue una de las primeras decisiones que tomó Bruselas al principio de la pandemia. La activación de la cláusula de escape para suspender el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que no sólo unos topes de deuda (60% del PIB) y déficit (3% del PIB), sino una senda de cumplimiento muy severa.

Pero con la pandemia, la Comisión Europea decidió dar barra libre al gasto público en 2020, 2021 y 2022, al tiempo que abría el debate para la reforma de las reglas fiscales con vista a arrancar 2023 con un nuevo Pacto de Estabilidad. Pero se cruzó la invasión de Ucrania por parte de Vladímir Putin, el desborde de los precios energéticos, los cuellos de botella por la falta de materiales y el efecto bumerán de las sanciones, sobre todo en el ámbito de la energía, además del incremento de los gastos en defensa.

Todo este cóctel ha llevado, según adelanta Financial Times, a que la Comisión se haya decidido por prorrogar un año más la suspensión de las guerras fiscales, hasta 2024, como dejó entrever en marzo, cuando la guerra acababa de comenzar y ya empezaban a notarse sus efectos sobre las economías europeas.

Está previsto que el Ejecutivo comunitario oficialice la decisión el próximo lunes, 23 de mayo, cuando el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, y el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, presenten el paquete anual de recomendaciones económicas a cada Estado miembro.

“La invasión de Ucrania por Rusia ha socavado la seguridad y la estabilidad europeas y mundiales”, afirma la Comisión Europea: “La UE se enfrenta a algunos desafíos inmediatos, como los flujos de refugiados, la seguridad y las posibles respuestas de Rusia, impacto negativo en el crecimiento, con repercusiones en los mercados financieros, mayores presiones sobre los precios de la energía, cuellos de botella persistentes en la cadena de suministro y efectos en la confianza”.

“Todo el mundo entiende que el próximo año no será un año normal y que cualquier regla que tengamos en vigor tiene que ser implementada de forma inteligente”, afirman fuentes comunitarias citadas por Efe.

La propuesta llega después de que la Comisión Europea rebajase esta semana su previsión de crecimiento para la eurozona en más de un punto por el impacto de la guerra, dejándola en el 2,7% para 2022, y con una inflación del 6,1%. En los datos relativos a España, las previsiones de Bruselas pasan el 5,6% previsto el 10 de febrero, al 4% del PIB anunciado ahora por el impacto de la guerra desatada en Ucrania tras la invasión rusa del país. Bruselas también recorta un punto sus pronósticos para 2023 para España, y pasa del 4,4% al 3,4%, lo que hace que se retrase alcanzar los niveles previos a la pandemia hasta el tercer trimestre de 2023.

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