Bruselas enfría el horizonte económico: el crecimiento y el empleo se “moderan” en España y el resto de la UE
La economía se frenó a finales de 2018. Y aún no ha terminado de enderezarse de nuevo en Europa. ¿Los riesgos? Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China; el Brexit –siempre el Brexit– y la incertidumbre política que pone nerviosos a los mercados financieros. Bruselas lo dice así en su informe de previsiones económicas de primavera: “El populismo y la incertidumbre política podrían aumentar y conducir a políticas menos favorables al crecimiento. Como resultado, podría haber un retroceso en la inversión privada. Además, los inversores podrían comenzar a reconsiderar la seguridad de la deuda soberana, lo que podría elevar las primas de riesgo y las tasas de interés”. Y señalan las tensiones sociales en Francia por los chalecos amarillos y al gobierno italiano, cuyo hombre fuerte es el líder de la Lega, Matteo Salvini, de extrema derecha.
En el caso de España, sigue creciendo un poco por encima de la media europea, sigue con tasas de paro que casi duplican la media europea y sigue recortando deuda a un ritmo satisfactorio para las autoridades comunitarias, que siguen preocupadas con el impacto de la subida del salario mínimo sobre la creación de empleo, si bien eluden cifrarlo.
“En España se espera que el crecimiento disminuya ligeramente a lo largo de 2019 y luego se estabilice a medida que la desaceleración en el consumo privado se vea compensada por un aumento de las exportaciones netas”, afirma el informe de la Comisión: “Se prevé que el desempleo seguirá cayendo a pesar de la creación de empleo más lenta, y gracias al fuerte crecimiento económico el déficit público continuará disminuyendo, pero a un ritmo más lento”.
En todo caso, la Comisión no se ceba con la ausencia de presupuesto en España. Ni es la primera vez que pasa en el país, ni es el único país en el que ha ocurrido “Como el proyecto de ley de presupuesto de 2019 fue rechazado por el Parlamento en febrero”, dice Bruselas, “las previsiones para 2019 se basan en el presupuesto prorrogado de 2018 y en una serie de nuevas medidas de gastos e ingresos adoptadas por decreto”.
Entre las medidas aprobadas por el Consejo de Ministros de Pedro Sánchez, Bruselas se fija en “algunos aumentos adicionales de las pensiones y una serie de medidas de política social”. Y en el lado de los ingresos “medidas que amplían la base para las contribuciones sociales”.
“Además”, prosigue el análisis, “también se espera que algunas medidas de los presupuestos de 2018, como el aumento salarial para los trabajadores del sector público; la revalorización de las pensiones y el recorte de impuestos para las personas de bajos ingresos tengan un impacto en 2019”.
El informe también recuerda la sentencia pendiente del Supremo sobre los 3.000 millones euros reclamados por Abertis por la AP-7: “Los pagos de compensación a una concesión de autopista en 2019, actualmente tratada como un pasivo contingente, puede aumentar aún más el déficit”.
En todo caso, asumiendo que no haya nuevos presupuestos, “se espera que el déficit general disminuya al 2.0% del PIB en 2020, y que el PIB de las administraciones públicas disminuya gradualmente hasta el 95,7% para 2020”.
“A pesar de una cierta desaceleración”, recuerda Bruselas, “el PIB real en España creció un 2,6% en 2018, por encima de la media de la zona euro por cuarto año consecutivo”. Y con vistas a lo que está por venir, “se proyecta que la actividad se moderará levemente en el segundo trimestre de este año y luego se estabilizará. En general, el crecimiento del PIB se pronostica en un 2.1% en 2019 y el 1.9% en 2020”.
La moderación en la demanda interna “se debe principalmente a una desaceleración del consumo privado”, explica la Comisión Europea, a pesar de que se prevé “creación de empleo sólido, junto con un mayor crecimiento salarial, en parte debido al aumento en el salario mínimo. Se prevé que la tasa de ahorro, que alcanzó un mínimo histórico en 2018, repunte en 2019 y aumente en 2020”.
“También se espera que la inversión se desacelere”, afirma el análisis, que prevé que “las exportaciones se fortalezcan en 2019 y en 2020 a medida que los mercados de exportación de España se recuperen. Aun así, debido a un débil arrastre del año pasado, se espera que el crecimiento de las exportaciones se mantenga estable este año en términos anuales antes de acelerar en 2020. La contribución de las exportaciones netas al crecimiento, que fue de -0.3 puntos en 2018, y se espera que mejore, pero se mantenga negativo en 2019 antes de volverse neutral en 2020”.
Como viene haciendo desde noviembre, Bruselas alerta de consecuencias por la subida del salario mínimo a 900 euros, si bien salvo entonces, en que aventuró un impacto negativo en hasta 70.000 empleos que dejarían de crearse tomando cifras prestadas de otros organismos, en esta ocasión, como pasó en febrero, evita cuantificarlo: “El crecimiento del empleo ha seguido superando las expectativas. Se espera que la creación de empleo siga siendo sólida pero que se ralentice a medida que la demanda final se modere y por el aumento del salario mínimo. A su vez, se prevé que la tasa de desempleo continúe cayendo a 12,2% en 2020, la más baja desde 2008. Se espera que el crecimiento salarial alcance su punto máximo en 2019, bajo el impacto del aumento en el salario mínimo, y luego se modere pero que siga creciendo por encima de la inflación en 2020”.
Riesgos
Los riesgos para las perspectivas siguen siendo importantes. A pesar de la reducción de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, la incertidumbre sigue siendo alta y el riesgo de nuevos movimientos proteccionistas en Estados Unidos persiste, según Bruselas. En particular, la posible imposición de aranceles estadounidenses sobre automóviles y piezas de automóviles importados de Europa podría tener repercusiones más allá del sector del automóvil.
La actual desaceleración del crecimiento y el comercio del PIB mundial también podría resultar más aguda de lo previsto, especialmente si el crecimiento económico en China se vuelve más débil de lo esperado, afirma Bruselas.
“Dentro de Europa, cualquier desviación del supuesto técnico de que las relaciones comerciales entre el Reino Unido y la UE no cambian, y en particular un Brexit sin acuerdo, frenarán el crecimiento económico, en particular en el Reino Unido pero también en la UE27 en menor medida”, sostienen los análisis de la Comisión Europea: “Los riesgos también se relacionan con un posible retorno problemas con la banca y la posibilidad de que factores negativos que afectan al sector manufacturero puedan durar más de lo esperado”.
Y la política: “Además, existe el riesgo de que cualquier política insostenible o incertidumbre, que podría surgir después de las elecciones nacionales o europeas, pueda resultar en un retroceso en la inversión privada”.
En el lado positivo, Bruselas llega casi a desdecirse de todas las sombras si todos los problemas se resuelven: “La confianza entre las empresas y los consumidores puede ser menos sensible a la incertidumbre del comercio y las políticas de lo que se supone. El impacto de las tensiones comerciales, los reveses internos y la elevada incertidumbre podrían ser mucho más pequeños de lo que se espera actualmente. Como resultado, la demanda interna podría ser aún más resistente y el crecimiento económico podría continuar a un ritmo más fuerte que el previsto, especialmente si se acompañara de un alivio fiscal mayor al que se supone en países con margen fiscal”.