Cemex, una de las mayores cementeras del mundo, ha retirado el cartel de ‘Se Vende’ a una fábrica de cemento en Andorra (Teruel) cuya construcción comenzó en la fase final de la burbuja y paralizó a finales de 2012, cuando ya estaba concluida al 80% y tras invertir en ella cerca de 100 millones de euros. La mexicana no encuentra comprador para ella.
En su último informe anual, Cemex explica que “en diciembre de 2018, tras el retiro de potenciales adquirientes y la ausencia de nuevas ofertas”, incorporó sus activos en Andorra a su activo fijo y dejó de clasificarlos a efectos contables como “disponibles para la venta”.
Llevaban en esa situación desde 2014, cuando la promotora de la planta, Cementos Andorra SAU, registró en sus cuentas una provisión por deterioro de 15,8 millones “en base al importe estimado de venta”. Ese ajuste contable se sumó a los 104,2 millones que ya había decidido dotar en 2012, ante la situación del mercado cementero y de la construcción en España. Las cuentas de Cementos Andorra sí recogen ventas puntuales de “activos no corrientes” a otra filial en España por importe de algo más de un millón de euros a finales de 2017.
Cemex no aclara, preguntada por este asunto, cuál será el futuro de esa planta fantasma en Andorra, en un momento en el que, pese a la tibia recuperación de la demanda, el consumo de cemento en España está en niveles similares a los de 1967, según la patronal Oficemen.
La multinacional, que acaba de cerrar dos de las siete plantas que tenía en España (la de Gádor, en Almería, y la de Lloseta, en Baleares), y el pasado 20 de marzo anunció la venta de su fábrica de cemento blanco en Buñol (Valencia) a un grupo turco, empezó a construir la instalación turolense en febrero de 2007. España cabalgaba todavía a lomos de una colosal burbuja inmobiliaria cuyos primeros síntomas de desfallecimiento empezarían a asomar solo dos meses después, con el desplome bursátil de una inmobiliaria entonces pujante y hoy extinta, Astroc.
Ubicada en el polígono industrial Parque Empresarial de Andorra, sobre un terreno de 240.000 metros cuadrados a dos kilómetros de la central eléctrica de carbón cuyo cierre para 2020 confirmó Endesa en noviembre pasado, la planta se proyectó con una capacidad de producción prevista de 650.000 toneladas de cemento al año. Debía suponer la creación de 400 empleos y disponer de un horno de clinker, una molienda de cemento, parques de prehomogeneización, seis silos, tolvas metálicas de alimentación a los molinos, así como de una instalación de ensacado y paletizado y los correspondientes edificios de oficinas y servicios.
La idea era inaugurarla en 2009, pero tras sucesivos retrasos en su puesta en marcha, no llegó a terminarse. En junio de 2015, Cemex devolvió la subvención de 6,12 millones de euros que había recibido en 2008 del entonces Ministerio de Industria, Turismo y Comercio para incentivar su construcción.
Las cuentas de Cemex de 2018 reflejan un crecimiento del 14,44% de sus ingresos netos en España, uno de los más elevados de Europa, en parte porque “el sector residencial siguió beneficiándose de las condiciones favorables en el otorgamiento de crédito, tasas de interés bajas, una perspectiva positiva en el ingreso y una mayor demanda de vivienda, con crecimientos de doble dígito tanto en el número de permisos para construcción de vivienda como en las hipotecas”.
Sus ventas netas en España (6.729 millones de pesos mexicanos, unos 315 millones de euros) son las más altas desde 2010, pero están a años luz de los más de 23.500 millones de pesos de 2007.
En el ejercicio 2017, “considerando la incertidumbre existente sobre los indicadores de mejora que afectan en la industria de la construcción en el país, y por consiguiente en el consumo de cemento, concreto [hormigón] y agregados, debido en parte a la compleja situación política que prevalecía en el país y que había limitado el gasto en proyectos de infraestructura, así como la incertidumbre en la recuperación de precios esperada y los efectos de la competencia e importaciones”, Cemex deterioró el valor contable de su negocio en España en unos 90 millones de euros.
Multas de Hacienda
Respecto a las millonarias multas de más de 450 millones de euros que la Agencia Tributaria española le impuso en 2014, confirmadas por el Tribunal Económico Administrativo en septiembre de 2017, Cemex indica que el pasado 6 de noviembre logró que la Audiencia Nacional autorizase la suspensión de la ejecución de esas sanciones, previa aportación de la correspondiente garantía, “hasta que el caso sea resuelto”.
Cemex, un gigante que a cierre de 2018 tenía más de 42.000 empleados y que registró el año pasado redujo su beneficio neto un 32,6%, hasta 543 millones de dólares (479 millones de euros), insiste en que “no es probable una resolución adversa en este procedimiento y no se han creado provisiones relacionadas al mismo”, aunque reconoce que si este litigio “se resuelve de manera adversa puede tener un impacto material negativo en los resultados de operación, la liquidez o la posición financiera” de la compañía.