“El problema para Deutsche Bank es que sólo hace dinero con banca de inversión. La banca minorista no funciona”
Deutsche Bank es un “banco malo”. Así lo entiende el periodista Dirk Laabs (Hamburgo, 1973). Él es el autor del libro sobre Deutsche Bank que lleva justo ese título: Bad Bank (Ed. DVA, 2018). El volumen cuenta “el auge y la caída” del gran banco alemán. Diez años después de la última gran crisis financiera global, Deutsche Bank acusa grandes problemas, económicos y de imagen. El libro de Laabs es una buena prueba de ello.
“Últimamente, en el mundo de las financias casi siempre que ha habido escándalos, ahí estaba vinculado Deutsche Bank. Esto tiene que ver con lo mal dirigido y lo mal controlado que está el banco”, dice Laabs a eldiario.es. La marca Deutsche Bank, por mucho que el banco sea considerado uno de los grandes actores del capitalismo alemán, atraviesa días aciagos. No en vano, en bolsa se pagan actualmente unos 6,75 euros por cada acción del banco germano. Hace cinco años, el valor era de 34,4 euros. Y antes de la crisis, en mayo de 2007, se pagaban 116,65 euros por cada título.
La llegada a la dirección de Deutsche Bank de Christian Sewing en el segundo trimestre del año no es para Laabs sinónimo de mejoría. La operación policial del pasado mes de noviembre en la sede central del banco en Fráncfort (oeste germano), relacionada con un presunto caso de blanqueo de capitales, es precisamente un problema de gran significado para Sewing.
Con él, “se decía aquello de que el banco trabajaba mejor, que las cosas habían cambiado, pero ahora eso podría no ser cierto”, sostiene Laabs.
¿Por qué dice usted que Deutsche Bank es un 'Bad Bank', un “banco malo”, tal y como se lee en la portada de su libro?
Porque este banco ha estado muy mal gestionado. Los mecanismos de control internos del banco no han funcionado. Siempre, en el banco, la prioridad fue generar beneficios pero sin preocuparse de las pérdidas. No hubo mecanismos de control adecuados. Esta situación se prolongó durante años. Además, el banco ha estado haciendo las contrataciones que no necesitaba. Se han equivocado mucho en la contratación y en otorgar poder a determinadas personas. Sólo así se entiende que el banco haya quedado fuera de control.
El banco ha tenido cuatro 'CEOs' desde 2012.Christian Sewing llegó el pasado mes de abril a la dirección de Deutsche Bank, por la que han pasado en los últimos seis años Josef Ackermann, Anshu Jain, Jürgen Fitschen y John Cyran.
Todos los problemas del banco radican en los días anteriores y posteriores a la crisis de 2008. Entonces era Ackermann el responsable. Él estuvo una década al frente del banco y tomó las decisiones equivocadas. Hasta 2015, los CEO que llegaron a la dirección pagaron las consecuencias de esa gestión. Llegó incluso el momento en que nada encajaba en el banco. Para empezar, la logística: el banco ha tenido grandes problemas en los sistemas informáticos con los que funciona. Partes del banco no fueron modernizadas. Las cuentas dejaron de cuadrarse. Con todo eso han tenido que cargar los responsables del banco que llegaron después de Ackermann. Al final, en un saneamiento prolongado como el que ha necesitado el banco, las cosas empeoran. En casos así, escasean el dinero y los recursos para mejorar. Y la marca del banco sufre.
Situaciones como la reciente redada en las oficinas de Deutsche Bank en Fráncfort por operaciones vinculadas con los Papeles de Panamá no favorecen a su imagen.reciente redada en las oficinas de Deutsche Bank
Últimamente, en el mundo de las financias, casi siempre que ha habido escándalos, ahí estaba vinculado Deutsche Bank. Esto tiene que ver con lo mal dirigido y lo mal controlado que estaba el banco. El problema con la última investigación, la que llevó a la redada de hace unos días, es que se trata de un caso actual. La fiscalía ha indicado que la evasión fiscal en cuestión podría haber tenido lugar este año. Estamos, por tanto, hablando de un caso que afecta a la nueva dirección, a Christian Sewing. Con él se decía aquello de que el banco trabajaba mejor, que las cosas habían cambiado. Pero ahora eso podría no ser cierto. Es un duro golpe para el banco.
¿Cómo de duro?
Ahora mismo cabe preguntarse si este banco puede reformarse de verdad. Ese es el problema. Uno lee cómo trata a Deutsche Bank la prensa internacional especializada en el sector financiero y observa algo muy poco común, como que el conservador diario británico Financial Times se esté mostrando muy crítico con el banco.
Se suele señalar también con tono crítico que el banco sea 'too big fail', “demasiado grande para caer en bancarrota”.
Sí, es demasiado grande. Pero también está demasiado interconectado. La crisis de 2008 demostró que no sólo hay peligrosidad en el tamaño de los bancos, sino también en la interconexión de sus servicios. En lo que respecta al tamaño, Deutsche Bank se ha encogido tanto que ya no es un banco comparable con los grandes bancos estadounidenses o chinos. Aún así, un banco de estas características no se dejará caer en bancarrota. Eso no va a pasar. El Gobierno alemán no permitiría que eso pase.
Un escenario en el que Deutsche Bank caiga está descartado. Entre otras cosas, porque estos bancos son tan complejos que nadie puede ver las implicaciones de una eventual bancarrota. Lehman Brothers, por ejemplo, sigue siendo desmantelado [pese a que se declaró en bancarrota en 2008]. Diez años después, se sigue mirando quién tiene qué parte del negocio de ese banco. Así de complicado es. De pasar lo mismo con Deutsche Bank que con Lehman Brothers, el trabajo de desmantelamiento sería mucho más complicado.
Se hablaba hace un par de meses de la posibilidad de fusionar Deutsche Bank con Commerzbank, el tercer banco privado más grande de Alemania. ¿Qué piensa usted de esa idea?fusionar Deutsche Bank con Commerzbank
Creo que es una muy mala idea. Se desea que el banco no sea adquirido por otro actor del mercado más fuerte. Los expertos dicen que el banco necesita un titular, una noticia, para cambiar la dinámica en la que ha entrado. Hablar de una fusión podría ser algo que haga cambiar la historia del banco. Dado que el banco ya no puede reformarse por sí mismo, por su complejidad, la idea es reformarlo a través de una fusión. Pero eso ha funcionado muy raras veces. De hacerse la fusión, ésta no será una solución a corto plazo.
¿Qué piensa usted del argumento que utilizan algunos para justificar una operación así según el cual Europa necesita un gran banco para hacer frente a otros grandes actores internacionales?
Se dice eso para evitar que se recurra a los bancos estadounidenses o suizos. También se dice que, ahora, con el 'brexit', necesitamos en Europa un gran actor internacional como Barclays en el Reino Unido. Yo soy escéptico con la fusión. Cuando uno mira la historia del banco, Deutsche Bank siempre ha priorizado sus intereses, nunca los de los clientes. Esto último lo ha hecho en muy raras ocasiones. Pero yo entiendo que los haya que no quieran plantearse una adquisición por parte de otro banco extranjero. Ocurre que el negocio bancario tiene mucho que ver con información privilegiada. Es muy delicado dejar algo así en manos extranjeras.
Uno de los problemas del banco que usted señala son los problemas de Deutsche Bank a la hora de entrar en el negocio bancario donde se usan las nuevas tecnologías.
Estos grandes bancos están en peligro. Se tendría que haber aprovechado la oportunidad de cerrar los grandes bancos en los días de la crisis. Hacía falta más coraje. Lo que ha pasado es justo lo contrario. Los bancos se han hecho más grandes aún. Y esto significa que los estados pueden ser chantajeables. En la Unión Europea se han hecho muchos esfuerzos, pero los bancos que actúan globalmente deberían someterse a controles globales, y eso no ocurre. Es un problema enorme.
Ocurre lo mismo con los grandes negocios con actores que funcionan como cárteles económicos. Por ejemplo, Facebook o Google funcionan como cárteles, pero nadie hace nada contra ellos porque su influencia es demasiado grande. Para los bancos, se da la circunstancia de que el 99% de su negocio es irrelevante para la población. Ya está visto que la actividad bancaria no sirve a la economía en sí, sino a ámbitos económicos paralelos.
Para Deutsche Bank, ¿cree usted que está claro el modelo de negocio?
Esa pregunta me la hago todos los días. El problema para Deutsche Bank es que el banco sólo hace dinero de verdad con el negocio de banca de inversión. Y esa parte de su negocio es la que ha acarreado tantos problemas. Es el sector en el que se están produciendo los despidos y donde se está encogiendo el negocio. Paralelamente, el banco necesita ese sector. La banca minorista no funciona.
¿Cuál es el mayor problema que tiene Deutsche Bank?
El banco es increíblemente caro. Los costes de este banco son enormes y no se pueden bajar. Ese es el mayor lastre de la empresa. Cuando una empresa, para registrar beneficios, tiene que ganar primero 27.000 millones de euros anuales, hacer negocio es muy difícil.
¿Y qué piensa usted de la acusación según la cual Deutsche Bank es un banco que está infracapitalizado?Esto se le reprochaba al banco no hace tanto.Esto se le reprochaba al banco no hace tanto
En el banco, la infracapitalización es algo crónico. Y ese fue uno de los motivos de la crisis de 2008. Cuando venga otra crisis, hará falta capital de verdad, me refiero a liquidez y no productos derivados financieros. De ocurrir de nuevo una crisis, puede que se reproduzcan los problemas de la crisis de 2008 en Deutsche Bank.
En la bolsa, cuando uno compara el precio de las acciones de Deutsche Bank con empresas globales como la estadounidense Apple, la diferencia es enorme. Las acciones de Deutsche Bank han perdido mucho valor en los últimos años.
El negocio de la banca sigue teniendo sentido. Tiene sentido pensar en una empresa que pueda organizar el dinero de la gente. Pero para que funcione necesita buena reputación. Y en el caso de Deutsche Bank, esa reputación está destruida. En el mercado de valores, lo que se observa es que no se confía en el banco, pese a que Deutsche Bank siempre ha dicho que, en sus cuentas, todo está en orden.