Kroger y Albertsons son dos empresas de supermercados estadounidenses prácticamente desconocidas a este lado del Atlántico. Sin embargo, sus números pueden llegar a marear. Juntas, con distintas marcas comerciales, suman más de 5.000 establecimientos, 4.000 farmacias y superan los 700.000 empleados, una cifra similar a la población de la ciudad de Sevilla. Hace dos años, Kroger anunció la compra de Albertsons por cerca de 25.000 millones de dólares (más de 23.000 millones de euros al cambio actual). El objetivo, formar el segundo mayor grupo de súper e hipermercados de todo Estados Unidos, solo por detrás de Walmart. Ahora esa fusión va a acabar en los tribunales porque la Administración encabezada por Joe Biden ve en ella un daño para los consumidores y, también, para las plantillas.
La Comisión Federal de Comercio (Federal Trade Commission o FTC) ha frenado en seco la integración y, para ello, acudirá a los tribunales, según anunció el lunes. “La adquisición propuesta es la mayor fusión de supermercados de la historia de Estados Unidos”, asume la FTC en su resolución, que ha publicado llena de párrafos tachados de negro por considerarse información confidencial.
Los argumentos son significativamente tajantes. Por ejemplo, la FTC asegura que la integración de dos de las cinco mayores empresas de distribución del país, que operan en más de 35 Estados, provocará precios más altos de los alimentos y de artículos esenciales para los consumidores y las familias. Además, cree que puede conducir a una pérdida de calidad en los productos y servicios que se ofertan y a una reducción de opciones para los ciudadanos, porque tendrán menos tiendas diferentes a las que poder ir a hacer la compra. Por último, limitaría las opciones de los trabajadores para obtener mejores salarios y condiciones laborales.
Un nuevo “monopolio”
“Los ejecutivos de Albertsons han reconocido que la combinación de estas dos empresas perjudicaría a la competencia”, indica la FTC. “Básicamente, con la fusión se está creando un monopolio en el sector de comestibles”, habría indicado un empleado de una de las dos compañías, que no identifica.
Sobre los precios –más en un entorno que aún se considera inflacionista–, el informe de la FTC indica que Kroger y Albertsons “han competido intensamente por atraer consumidores y empleados en centenares de comunidades de todo el país (...) y para millones de consumidores la competencia directa” entre ambas empresas “ha tirado a la baja de los precios y al alza de la calidad y de los servicios”.
“La destrucción de esa competencia de dos empresas líderes amenaza con subir los precios, perjudicar el servicio y bajar la calidad”, lo que afectará a “millones de consumidores”, reitera el informe. Por ejemplo, cita, compiten por la calidad de sus productos frescos y ambas han “monitorizado” la marca blanca de la competencia.
“Los consumidores no son los únicos que pagarán un precio si la propuesta de compra se completa”, indica el informe. “Cientos de empleados trabajan para Kroger y Albertsons”, que compiten “de forma agresiva entre ellos por contratar y retener plantillas, principalmente a través de la negociación con los sindicatos a nivel local”, argumenta el organismo federal. “Esta competencia ha dado como resultado salarios más altos, mejores condiciones y ha mejorado la situación laboral”. “La propuesta de compra eliminaría esta competencia, amenazando la capacidad de cientos de miles de trabajadores de asegurar contratos más sólidos, con mejores salarios y condiciones”, resume.
La Comisión Federal de Comercio también es muy crítica con las medidas propuestas por las empresas para tratar de solventar las posibles limitaciones que impondrían las autoridades de Competencia. La FTC considera que lo planteado hasta el momento sería insuficiente. “En las zonas donde se prevén desinversiones, la propuesta no incluye todos los activos, recursos y capacidades que se necesitarían para replicar la intensidad competitiva que existe hoy entre Kroger y Albertsons”, explica.
Este duro análisis conlleva que el organismo federal haya autorizado una demanda, ante un tribunal del estado de Oregon, para bloquear la operación corporativa.
Una megafusión en año de elecciones
Tanto Kroger como Albertsons han reaccionado en contra de la decisión de la FTC. “Bloquear la fusión, en realidad, perjudicará a las mismas personas a las que se pretender proteger: los consumidores y trabajadores de Estados Unidos”, aseguró un portavoz de Kroger en declaraciones recogidas por la NBC.
“Si la Comisión Federal de Comercio bloquea esta fusión, perjudicará a los clientes y fortalecerá a empresas minoristas más grandes, como Amazon, Walmart o Costco”, ahondó un portavoz de Albertsons en la misma dirección, que recalcó que el resultado puede ser el contrario al que busca la FTC.
La operación, al margen del mero componente empresarial, tiene más derivadas, incluso políticas porque supondría una integración –así como cierres y recortes de personal– en un año con elecciones presidenciales, porque las compañías son especialmente fuertes en estados que están en juego y pueden resultar decisivos, como Arizona o Nevada.
Tras conocerse la decisión de la FTC, el asesor de la Casa Blanca en temas económicos, Jon Donenberg, aseguró que Biden está convencido de que las empresas “tienen que estar controladas por una competencia sana”, según recoge Reuters. “Biden está comprometido con reducir el precio que las familias pagan por los alimentos”, recalcó en un mensaje más ligado al objetivo de rebajar la inflación. “Cuando las grandes corporaciones no están controladas por una competencia sana, con demasiada frecuencia no trasladan los ahorros de costes a los consumidores”, concluyó Donenberg.
Hay más casos en los que la Administración federal ha frenado operaciones corporativas por considerar que golpean la competencia y dañan a los consumidores. Entre ellas, la unión de las aerolíneas JetBlue y Spirit o la compra de Activision Blizzard por Microsoft, algo que también rechazó la Unión Europea. Precisamente, Bruselas puede mirar a Estados Unidos en el caso de la integración de los dos gigantes de los supermercados porque la fusión de las grandes cadenas de alimentación lleva tiempo sobrevolando. Por ejemplo, hace meses se especuló con una posible integración entre Carrefour y Auchan (Alcampo), dos de las enseñas que tienen presencia en varios países europeos.