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El eje francoalemán intenta reconducir las negociaciones del fondo de recuperación ante la próxima cumbre y las resistencias de Holanda

El presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro holandés, Mark Rutte, en La Haya el 24 por la noche.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

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Se han registrado más de millón y medio de contagios de 175.000 muertes por coronavirus en la Unión Europea. La pandemia se decretó como tal hace tres meses y medio. Y la Unión Europea aún no ha liberado el medio billón de euros previsto para el 1 de junio –200.000 millones en avales del BEI; 100.000 para ERTEs, del SURE; y 240.000 a través del MEDE sanitario– y, mucho menos, acordado el plan de reconstrucción para salir de una recesión económica en torno al 10% en países como España.

Este 17 de julio comienza en Bruselas una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, continuación de la que se celebró por videoconferencia el 19 de junio sin ningún avance. Esta vez los líderes se verán cara a cara, lo cual puede marcar las diferencias. 

Pero, a día de hoy, las posiciones son las que eran: una propuesta de la Comisión Europea de 750.000 millones para la reconstrucción –500.000 en transferencias y 250.000 en préstamos–; una Alemania que se remite a su propuesta de sólo 500.000 –aunque todo transferencias– sin desacreditar la propuesta de Bruselas; y Holanda y sus frugales –Austria, Dinamarca y Suecia– que sólo quieren préstamos, los quieren con mayores condicionalidades y no está claro que la cifra de 750.000 millones les parezca justificada y, mucho menos, la urgencia por aprobarlo antes de que acabe el verano.

Piden una cifra total menor, aumentar el peso de los préstamos frente a las transferencias directas, revisar la clave de reparto y mantener las reducciones de su aportación nacional al presupuesto de la UE, que Bruselas quería eliminar progresivamente aprovechando el Brexit.

Ante este panorama, Emmanuel Macron ha decidido moverse. El pasado miércoles por la noche cenó con el primer ministro holandés, Mark Rutte, en La Haya, y  ha asegurado que, después de su visita, está convencido de que se encontrará un “terreno común” con Países Bajos.

Macron ha subrayado, tras su encuentro con Rutte, que ambos creen que la solidaridad europea ha salvado vidas durante al crisis del Covid-19:  “Hemos sabido ser solidarios durante la crisis sanitaria. Tenemos que seguir así para superar la crisis económica y social que atraviesa Europa”.

Macron también adelantó que llamaría este fin de semana a los jefes de gobierno de España (Pedro Sánchez), Italia (Giuseppe Conte) y Portugal (António Costa).

Ahora bien, si la reactivación del eje francoalemán acaba suponiendo la reactivación de la propuesta de Macron y Merkel, estaríamos hablando de 500.000 millones –no 750.000–.

Este lunes Macron será el primer líder extranjero que reciba Merkel desde marzo, lo cual evidencia la sintonía política entre los dos, que se reunirán por la tarde en Schloss Meseberg, una casa del Gobierno alemán a las afueras de Berlín.

Todo ocurre en las vísperas de que Alemania asuma la presidencia de turno del Consejo de la UE. En el mismo lugar en el que este lunes hablarán del plan de recuperación y el presupuesto plurianual de la UE para 2021-2027, fue en el que en 2018 Merkel y Macron lanzaron la idea del presupuesto de la eurozona, que despertó gran escepticismo entre el resto de socios comunitarios hasta el punto de que la idea sigue sin tomar forma.

Según fuentes francesas citadas por Politico, el hecho de reunirse ahora “muestra el deseo común de tener una coordinación estrecha entre Francia y Alemania, siguiendo el espíritu del 18 de mayo [cuando presentaron su propuesta de fondo de 500.000 millones]”. 

Antes de que Macron aterrizara en La Haya para visitar a Mark Rutte, Merkel descolgó el teléfono para llamar al más duro de los frugales, el principal oponente al fondo de recuperación desde el primer día. 

“Este es realmente el comienzo del comienzo de la discusión”, advirtió el ministro de Finanzas holandés, Wopke Hoekstra, tras la última reunión del Eurogrupo, fiando el acuerdo para otoño en vista de la “complejidad”. “El acuerdo debe ser bueno para Europa y debe hacer justicia a la posición negociadora holandesa”, afirmó el ministro.

España, en todo caso, mantiene la esperanza de que se pueda aprobar el fondo en julio, para que pueda comenzar a llegar algo de dinero en el último trimestre del año, mientras mira de reojo a Alemania, que “está orientándose a su propuesta original” acordada con Francia.

“Hay que cerrarlo y convencer a los más recalcitrantes”, afirman fuentes diplomáticas, que reconocen: “Hasta que no esté todo negociado, todo está abierto. Está todo por hacer”.

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