Ganadores y perdedores en bolsa en pleno cambio tecnológico: la banca sufre y las eléctricas despuntan

Veinte años después de la eclosión de la burbuja de las compañías puntocom que explotaría a comienzos de siglo, la digitalización de la economía está reflejándose de forma desigual en la cotización bursátil de las grandes compañías españolas.

En el complejo mundo actual, muchos otros factores ajenos al cambio tecnológico actual están influyendo en las cotizaciones. Pero por ahora puede decirse que pierde la banca y ganan las grandes eléctricas, convertidas en valor refugio y favorecidas por el proceso de transición energética que debe afrontar España en los próximos años.

El año pasado fue un mal ejercicio para el Ibex 35. Se dejó un 15%, en su peor ejercicio desde 2010. Y el índice bursátil de los bancos españoles cayó un 29%, en línea con los valores financieros en todo el mundo. De la quema se salvaron los subsectores de Electricidad y Gas (8,9%), Industria Química (8,8%) o Energías Renovables (9,6%), según datos de Bolsas y Mercados Españoles (BME).

La sangría bursátil de la banca ha continuado este año. Desde enero, los seis bancos del Ibex (Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Bankinter y Banco Sabadell) han perdido 23.000 millones de euros de valor bursátil, un 17% de su capitalización, mientras que el Ibex ha avanzado un discreto 2,2%. Solo desde diciembre de 2017, el valor de los bancos ha caído un 40%, más de 75.000 millones de euros, hasta los 111.000 millones.

El castigo se explica, fundamentalmente, por las consecuencias de una política de tipos de interés muy perjudicial para la rentabilidad de las entidades, pero también por la incertidumbre ante los nubarrones de la economía global (guerra comercial, la posibilidad de un Brexit salvaje), problemas de gobernanza (el frustrado fichaje de Andrea Orcel por Santander), reputacionales (BBVA y su imputación en el caso Villarejo)… y por las dudas que suscita un proceso de digitalización que amenaza con minar todavía más sus márgenes.

Como resume el economista Juan Ignacio Crespo, asesor del fondo Multiciclos Global Renta 4, en este nuevo entorno “pierden todos los que tienen mucho material, sea físico o humano, y ganan los que tienen negocios muy desmaterializados”.

Para Crespo, en ese contexto a la banca española “se le ha juntado el hambre con las ganas de comer”, por el ajuste masivo de personal y sucursales que han tenido que realizar desde el estallido de la crisis en 2008 y el consiguiente impacto en sus cuentas; el auge de la banca electrónica y, muy especialmente, el actual entorno de tipos de interés negativos. Crespo recuerda que doce años después del estallido de las suprime en EEUU el proceso de recapitalización de la banca europea, y singularmente la italiana, “no está cerrado aún”.

Falta de modelo

El economista y profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) Javier Santacruz cree que la clave del mal desempeño bursátil de los bancos no tiene que ver tanto con el proceso de cambio tecnológico, como con los tipos cero impuestos por el BCE. “La banca española y europea tiene un problema de rentabilidad presente y futura y una falta de modelo de negocio futuro verdaderamente alarmantes”, advierte.

“Su rentabilidad está muy lastrada, no por el cambio tecnológico, sino porque el 80% de su activo está ligado al Euríbor, que está en negativo”, coincide José Ramón Iturriaga, gestor de fondos de Abante.

Para Santacruz, el modelo tradicional de la banca comercial, prestar dinero a particulares y empresas, es “cada vez menos un negocio, hasta el punto de que muy probablemente en los próximos años se convierta en un ejercicio administrativo, como una oficina de Correos”. El profesor del IEB recuerda que las únicas fuentes de rentabilidad del sector, banca de inversión y gestión de activos, están alejadas del consumidor medio. Esos nichos alejados de la banca comercial y que están generando la mayor parte del margen de los bancos “no tienen competidores tecnológicos”, apunta Santacruz.

Rally eléctrico

RallyEl mal desempeño bursátil de los bancos contrasta con las alegrías que han proporcionado a sus accionistas en los últimos meses las tres grandes eléctricas españolas. Iberdrola, Endesa y Naturgy están a punto de superar el valor bursátil de toda la gran banca del Ibex (actualmente suman una capitalización de más de 107.000 millones) y se han revalorizado más de un 21% solo desde enero (más de 19.000 millones).

Entre las claves de esa subida está la visibilidad que ha obtenido el sector con el ambicioso borrador de Plan Nacional de Energía y Clima enviado a la Comisión Europea por el Gobierno español, que contempla movilizar una inversión de 236.000 millones para alcanzar en 2030 un 42% de energías renovables sobre el uso de energía final del país y situar la cuota de estas fuentes en la generación eléctrica en el 74%.

Las eléctricas se han salvado por ahora de las fuertes caídas de las cotizaciones que han propiciado los recortes propuestos este verano por la Comisión Nacional de los Mercados de la Competencia (CNMC) para las retribuciones reguladas del sector, a diferencia de lo ocurrido con los propietarios de las redes de transporte de gas y electricidad (Enagás y REE), que han sufrido un severo castigo bursátil en los últimos dos meses.

Como señala José Ramón Iturriaga, las eléctricas son vistas por los inversores como “bond proxies, compañías con una cuenta de resultados muy previsible” y que, al igual que otras como las concesionarias de infraestructuras, se pueden comparar con los bonos soberanos, cuya rentabilidad está por los suelos.

En este rally destaca especialmente Iberdrola, que se ha revalorizado un 38% desde enero y el pasado 15 de agosto superó en capitalización a Banco Santander, convirtiéndose en la segunda empresa española por valor en Bolsa (actualmente ronda los 59.000 millones), solo superada (a gran distancia) por Inditex. El imperio de Amancio Ortega, pese a su amplia red de tiendas físicas ha sabido aprovechar hasta ahora las ventajas que ofrece la digitalización para el negocio de la distribución textil, capitaliza actualmente cerca de 85.000 millones.

Otros ganadores y perdedores

Javier Santacruz, que cree que las eléctricas están logrando “reconvertir de una forma bastante rápida sus modelos de negocio” recomponiendo su mix de generación y apostando por las renovables, apunta otros dos sectores que en España también están aprovechando en bolsa las ventajas del cambio tecnológico: el automóvil y el turismo.

En el Ibex, los grandes exponentes serían CIE Automotive, que cotiza en el selectivo desde hace poco más de un año y cuya cotización no ha sufrido el impacto que ha tenido para la industria del motor la incertidumbre que representa el futuro del diésel y el coche eléctrico; y la central de reservas turísticas Amadeus, que debutó en el Ibex con el cambio de siglo y el año pasado superó a BBVA en capitalización. Ya es la quinta cotizada española por valor bursátil.

En el lado de los perdedores, Juan Ignacio Crespo señala a Telefónica, “en parte por errores en sus inversiones, y en parte porque las empresas de su sector se han convertido en puros transportadores de la señal, un carrier para que otros hagan el negocio, y les resulta mucho más difícil sobrevivir que antaño”. “Los negocios con mayores márgenes se los han quedado los Amazon, Google, y Telefónica tiene que prestar el servicio de dar la red, el soporte y hacer las inversiones”, coincide José Ramón Iturriaga.

El gestor de Abante añade como claros perdedores en la revolución tecnológica a las empresas de medios de comunicación tradicionales, cuyos ejemplos en España entre las cotizadas serían Prisa, Vocento y las televisiones en abierto (Mediaset y Antena 3).