El Hipódromo de la Zarzuela necesitará más ayudas públicas tras batir otro récord de pérdidas
Sin visos de que mejore su situación económica, el Hipódromo de la Zarzuela no levanta cabeza. La filial de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) pulverizó en 2016 el récord de pérdidas registrado un año antes, al incrementar un 40% sus números rojos, hasta superar los 8 millones de euros.
La sangría va a continuar. En sus últimas cuentas anuales, pendientes de publicarse en su web, la empresa estatal reconoce que para este ejercicio va a seguir perdiendo dinero. Los Presupuestos Generales del Estado del Gobierno para 2017 sitúan el quebranto para este año en otros 8,369 millones. El hipódromo da por hecho que su supervivencia está garantizada, porque seguirá contando con el apoyo estatal “para garantizar su viabilidad financiero-patrimonial en el corto plazo”.
Teniendo en cuenta esta circunstancia, y pese a que el fondo maniobra negativo pasó en 2016 de 23,8 millones a más de 31 millones, las cuentas de la sociedad están formuladas atendiendo al principio de “empresa en funcionamiento”. La auditora, Grant Thornton, ha dado su visto bueno sin salvedades a las cuentas. Pero enfatiza que, dadas las pérdidas acumuladas y las que están por venir, “la viabilidad financiera y patrimonial de la Sociedad en el corto plazo dependerá de la efectividad del apoyo de sus Accionistas”.
Fundamentalmente, la SEPI, con la que el hipódromo mantiene un saldo deudor que ya supera los 32 millones a un tipo de interés mucho más ventajoso que el del mercado, del 0,709%. SEPI posee el 95,78% de las acciones de la empresa y el resto pertenece a Loterías y Apuestas del Estado. Ambas aportaron una nueva inyección de 2.019.946,27 euros en junio de 2016 para compensar las pérdidas de 2015.
24 millones con Zurita
En 2012, el Gobierno de Mariano Rajoy colocó como presidenta del Hipódromo a Faina Zurita, sobrina de la infanta Margarita (hermana del rey Juan Carlos y tía del rey Felipe VI). Sin experiencia previa en el sector hípico, el balance de sus cinco años de gestión arroja unas pérdidas acumuladas de más de 24 millones. En estos años, la entidad ha esquivado el concurso de acreedores gracias a las continuas inyecciones de fondos del Estado. Licenciada en Ciencias de la Información, Zurita fue nombrada por su antiguo jefe, el actual diputado del PP Ramón Aguirre, entonces presidente de la SEPI. Su sueldo en 2016 fue de 108.729,25 euros brutos.
La reanudación de las carreras de caballos (suspendidas en 2015 por un conflicto con el regulador del sector) permitió que la cifra de negocios del hipódromo se duplicase en 2016 respecto al año anterior, hasta 7,6 millones, aunque muy por debajo de los 14,4 millones de 2014, el año previo al parón de la competición, culpable, según la empresa pública, de su mala situación.
En sus cuentas, Hipódromo de la Zarzuela dice que la suspensión de las carreras “ha perjudicado significativamente a toda la industria de las carreras de caballos; se ha deteriorado la confianza de propietarios de caballos de carreras de cara a adquirir y mantener caballos, así como de patrocinadores y del organizador de las apuestas hípicas de ámbito nacional en su doble faceta como demandante de carreras soporte de apuestas hípicas y como patrocinador de las carreras de la Sociedad. Todo ello se ha materializado en una merma de ingresos muy relevante”.
La sociedad, que hace un año encargó a la consultora Deloitte un plan de viabilidad en el que se gastó 320.000 euros (sin contar el IVA), ha suprimido de sus cuentas de 2016 los datos de estabulación de equinos en sus cuadras. En su informe anual, SEPI señala que esta pasó de los 276 ejemplares en 2015 a 349 en 2016. En 2014 había 412.
Tampoco hay datos en las cuentas sobre la asistencia de espectadores, que se desplomó en 2015 desde los 134.213 de 2014 a 41.123. SEPI solo recoge la media de asistentes por jornada: 3.366 personas en 2016, frente a las 3.738 de 2015. Por primera vez en su historia, las pérdidas operativas de la empresa han superado los 10 millones de euros.
El emblemático recinto, propiedad de Patrimonio Nacional, ubicado en el Monte de El Pardo y declarado Bien de Interés Cultural, celebró en mayo del año pasado su 75º aniversario. El hipódromo estuvo en manos privadas hasta que en 1996 echó el cierre tras la desastrosa gestión del empresario Enrique Sarasola. Reabrió sus puertas ya como empresa pública el 23 de octubre de 2005 tras una remodelación que costó más de 50 millones. Desde entonces, las pérdidas acumuladas por la empresa ascienden a más de 40 millones. Nunca ha dado beneficios.