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Huelga histórica en el imperio del lujo francés LVMH por llevarse producción a China para evitar los aranceles

El presidente del LVMH, Bernard Arnault

Cristina G. Bolinches

23 de noviembre de 2024 21:47 h

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Hennessy no es una marca muy conocida en España, pero es la principal enseña de coñac francés y da nombre al gigante del lujo Moët Hennessy Louis Vuitton (LVMH). Una compañía que vale en bolsa más de 290.000 millones de euros y que, en los últimos días, ha vivido un hecho histórico: una huelga de los trabajadores de Hennessy porque temen que parte de la producción se vaya a China para evitar los aranceles que va a imponer el país asiático a esta bebida alcohólica.

Es una situación atípica, porque el sector del lujo no está acostumbrado a los paros laborales. Menos aún un grupo como LVMH que está detrás de marcas como Christian Dior, Givenchy, Sephora o Tiffany, entre otras muchas. 

Sin embargo, Hennessy se ha convertido en uno de los ejes de la batalla comercial en la que están inmersas la Unión Europea y China, con los aranceles como principal arma arrojadiza. Una pugna donde los coches eléctricos son la clave, pero que cada vez tiene más daños colaterales. 

A principios de octubre, el Gobierno de Pekín decidió imponer un arancel al brandi europeo y, por tanto, al coñac, la variedad producida en la región francesa de Cognac. Una recargo, de entre el 30,6% y el 39% como represalia a la decisión de Bruselas de poner aranceles a los coches eléctricos fabricados en el país asiático, que se han hecho un hueco en el mercado automovilístico europeo gracias a sus precios más competitivos, en los que la Comisión Europea ve la existencia de ayudas de Estado para acelerar esa competitividad. Un recargo que también afecta a marcas españolas, como Osborne, Fundador o Miguel Torres, para los que roza el 35%.

Llevarse a China el embotellado

Ante estos aranceles, LVMH está estudiando la opción de terminar la producción de su coñac en China. Es decir, lo llevaría a granel hasta allí, donde lo embotellaría como mecanismo para evitar las barreras arancelarias en un producto que vive de las exportaciones. Según los datos que publica el Bureau National Interprofessionnel du Cognac (BNIC), la asociación de productores, el 97% de todo lo que se fabrica en esa región francesa se exporta, aunque no dice cuánto va a China; y la facturación del sector supera los 3.000 millones de euros. En total, esta región da empleo con el coñac a más de 14.000 personas.

La decisión aún no es definitiva, pero los trabajadores de Hennessy –más de 500– ya han decidido parar y protestar, como han hecho durante varias jornadas de la pasada semana. “La dirección nos ha comunicado que quiere hacer pruebas para exportar los productos en cubas, con vistas a un futuro embotellado en China por un proveedor”, aseguró a la agencia francesa AFP, Frederic Merceron, representante del sindicato Fuerza Obrera (FO) en Hennessy. 

La compañía asegura, según la prensa francesa, que no ha tomado una decisión definitiva. “Es importante señalar que, a día de hoy, todavía no se ha decidido nada y que estamos evaluando todas las soluciones posibles”, ha afirmado. 

Es algo similar a lo que está ocurriendo con los coches, pero al revés. En el caso de la industria automovilística china, sus operadores están moviendo los hilos para poner en marcha fábricas en Europa o asociarse con operadores locales para contar con producción 'made in Europe' y esquivar así esta política arancelaria. 

Negociaciones aún en marcha

Los aranceles sobre el brandi ya están en marcha pero las negociaciones sobre su continuidad aún siguen y las empresas españolas confían en que den fruto. “Entendemos que esta medida es parte de una respuesta comercial más amplia, pero confiamos en que se puedan alcanzar acuerdos entre las autoridades europeas y chinas para evitar que esta situación perjudique tanto a los consumidores como a los negocios en ambos lados”, aseguró el director de internacional de Osborne, Jaime Fernández, tras la imposición de los aranceles, en declaraciones recogidas por Europa Press.

De momento, aquí no se ha hablado de trasladar la producción a China, sino de seguir intentando una solución diplomática a esta batalla comercial donde los fabricantes de brandi se ven como víctima colateral. “Pedimos a la Comisión Europea que redoble sus esfuerzos para encontrar una solución negociada con sus homólogos chinos, con carácter de urgencia, y que se asegure de que nunca más se vuelvan a imponer aranceles sobre el brandi de la UE derivados de un conflicto que nada tiene que ver con nuestra naturaleza sectorial”, ha criticado la patronal del sector, Espirituosos España. 

También el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha hecho llamamientos a que siga el diálogo. “Sabemos todos perfectamente lo que hay sobre la mesa, pero tenemos que hacer un esfuerzo para conseguir que a través del diálogo y la cooperación podamos evidentemente superar esta cuestión”, aseguró.

Mientras, en Francia, el Bureau National Interprofessionnel du Cognac busca que se saque al brandi de esta región francesa de la pelea comercial. “La prioridad de Francia debe ser la búsqueda de una solución negociada para sacar a Cognac de este procedimiento”, asegura a través de un comunicado. Sin embargo, no eluden que el embotellado final puede volar a China. “El BNIC no pretende comentar sobre las estrategias individuales de las empresas, ni sobre los movimientos sociales que podrían estar vinculados a ellas”, justifica. “Sin embargo, cabe señalar que, a la espera de una solución negociada, y ante el deterioro observado, algunas empresas podrían verse obligadas a explorar todas las vías que les permitan mantener la presencia de la denominación en el mercado chino para limitar los impactos negativos en todo el sector y la región”.

Esta pelea de interés de unos y otros también ha llegado a la presidencia del Gobierno francés. Emmanuel Macron aseguró hace unos días que habló sobre el coñac con su homólogo chino, Xi Jinping, durante la última reunión del G20 y aseguró que el diálogo se encaminaba a un “resultado favorable” para los intereses de su país. También, que el primer ministro francés, Michel Barnier, viajará a China para tratar de conseguir que se eliminen los aranceles a todos los brandis europeos. 

Traspiés para la fortuna de Bernard Arnault

Este tira y afloja ha golpeado de lleno a LVMH en un momento en el que el gigante del lujo no vive su mejor momento. La multinacional está controlada por Bernard Arnault, que suele ocupar los primeros puestos en el listado de grandes fortunas europeas. Según Forbes, supera los 230.000 millones de dólares, más de 220.000 millones de euros.

Pero los últimos meses no han sido buenos. La multinacional francesa ve cómo su negocio sufre porque el mercado chino no tira como lo hacía en años anteriores. Una situación que está afectando a varias empresas del sector del lujo y que se ha visto reflejada en Bolsa. En lo que va de año, la acción de LVMH ha perdido el 20% de su valor.

En los nueve primeros meses de este año, las ventas de LVMH se han recortado un 2%, pese a lo que siguen estando por encima de los 60.750 millones de euros. Ese traspiés es mucho mayor en la división de vinos y licores, donde está Hennessy. Ahí la caída de ventas entre enero y septiembre fue del 11%, hasta situarse en 4.193 millones de euros. El motivo, en parte, que “el coñac Hennessy se vio frenado por la débil demanda local en el mercado chino”, según reconoce en su presentación a inversores. Los aranceles no le han llegado en un momento brillante y ahora, si no esquiva esas barreras comerciales, puede ver reducir aún más su posición en el gigante asiático.

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