¿Qué tienen en común los fabricantes de tejas y de azulejos, la industria papelera, la alimentaría, los jóvenes agricultores y las cooperativas vinculadas al campo? Básicamente, su oposición a la reforma energética. En concreto, su rechazo a una propuesta de Orden Ministerial con la que se desarrolla la nueva Ley del Sector Energético y que supone un hachazo a la cogeneración de energía con la que operan y fabrican estos sectores tan dispares.
“Algunos no nos conocíamos hasta hace unas horas”, asumía el presidente de Cooperativas Agroalimentarias de España, Fernando Marcén, durante la rueda de prensa llevada a cabo esta mañana. “Somos un equipo que va a pelear para cambiar esto porque, cuando sectores tan diferentes coinciden en que hay un error, se nos debe tener en cuenta”, recalcó. En su opinión, el Gobierno solo tiene dos opciones: “el cambio o la retirada de la propuesta”.
¿Qué es la cogeneración? En pocas palabras, consiste en generar, en un único proceso, energía eléctrica y calor útil que se puede aplicar, fundamentalmente, en industrias que utilizan vapor o agua caliente, como las papeleras o las alimentarias; o en las que requieren procesos de secado, como la cerámica. En general, en cualquier instalación que consuma calor o frío.
Una de sus principales ventajas es que se puede producir energía cerca de dónde se consume. Y, si se consume menos de lo que se produce, se puede verter a la red eléctrica, con los ingresos adicionales que ello supone en forma de primas. Unas primas que con la reforma pueden verse recortadas hasta en un 30%.
Una modalidad de autoconsumo antes incentivada
Una modalidad de autoconsumo antes incentivadaLos sectores perjudicados por la reforma eléctrica critican que, mientras hace unos años el Gobierno les instaba a ser autosuficientes y a apostar por esta modalidad de autoconsumo energético, ahora, plantea todo lo contrario: les colocan más palos en las ruedas que hacen inviables este tipo de instalaciones, porque les supondría un coste de 660 millones de euros.
Por eso, esta mañana, han entregado al ministro de Industria, José Manuel Soria, un manifiesto en el que enumeran todas sus reivindicaciones. La principal: retirar la mencionada propuesta de Orden Ministerial que pone límites a las horas de funcionamiento, fijando niveles de precios de mercado -al que cobran la energía que vierten a la red eléctrica- y sistemas de compensación inadecuados -las primas- que pueden suponer el cierre de gran parte de las 900 instalaciones de cogeneración que existen actualmente.
El documento está firmado por los mismos seis sectores que han presentado sus reivindicaciones a los medios: la industria del papel (Aspapel), los fabricantes de azulejos (Ascer), de cerámica (Hispalyt), la industria alimentaria (FIAB), los jóvenes agricultores (Asaja) y las ya citadas Cooperativas Agro-alimentarias. Pero no quieren quedarse solos y por eso “invitan a otros sectores a unirse” al manifiesto.
La amenaza de 70.000 despidos
La amenaza de 70.000 despidos“Si muere la cogeneración, morirá parte de la industria”, auguró el presidente de Aspapel, Eduardo Querol. Es decir, si no se cambia la propuesta de regulación que está sobre la mesa, los sectores afectados pueden optar bien por el cese de su actividad o bien por deslocalizarse a otros países con mejores condiciones. Eso supondría, aseguran, dejar sin empleo a cerca de 70.000 trabajadores directos.
En el manifiesto entregado a Soria aseguran, además, que el 20% de las instalaciones de cogeneración ya están paralizadas a consecuencia de las subidas de impuestos del gas, la generación y el CO2. Estas subidas impositivas han pasado una factura a la industria de 332 millones de euros.
Esta rueda de prensa multisectorial se produce sólo unos días después de que miles de ganaderos porcinos se concentraran frente al Ministerio de Agricultura porque también se ven perjudicados por la reforma eléctrica. En concreto, advierten de que ésta puede suponer el cierre de las 29 plantas de tratamiento de purines por cogeneración (desechos de origen porcino empleadas para la generación de energía). Instalaciones que dan empleo a más de 5.000 personas y servicio a más de 2.000 explotaciones ganaderas y que se ven perjudicadas porque su producción también se había incentivado con primas que, con la reforma, se recortan ahora hasta un 40%. Este varapalo a los purines españoles ha sido criticado, incluso, en el extranjero, a través de medios como The Wall Street Journal, por ejemplo.