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El regreso al ladrillo de Jove, el tiburón inmobiliario que nunca se fue del todo

Uno de los grandes tiburones inmobiliarios vuelve a estar en el negocio. El carpintero coruñés que se esculpió a sí mismo hasta colarse en la lista Forbes. El tiburón que desplumó en 2006 a otro pez gordo del ladrillo, Fernando Martín, colocándole Fadesa por 4.000 millones de euros a las puertas de la depresión inmobiliaria. El que ha pasado por ser el tipo más listo del mundillo, el que tomó el dinero y corrió hace justo una década, antes de que se pinchase el globo. Ese personaje, Manuel Jove, acaba de aliarse con el BBVA para montar otra promotora. Los analistas lo interpretan como el síntoma definitivo de la recuperación del sector.

La nueva sociedad, Avantespacia, cuelga de Inveravante (la multimillonaria corporación nacida de la venta de Fadesa en 2006 para diversificar el dinero recibido de Martín en hoteles, centros comerciales, bodegas, empresas energéticas y hasta una petrolera en Colombia) que maneja un 70% de la promotora recién nacida y la filial Anida de BBVA.

Los tratos de Jove con el banco vienen de atrás, de cuando en 2007 se convirtió en el primer accionista privado de la entidad que preside Francisco González, al hacerse con el 5% de las acciones, y pese a ello renunció a sentarse en el consejo. Quien conoce las minúsculas de la operación que ha alumbrado esta nueva promotora inmobiliaria asegura que no es la vuelta a los orígenes de Fadesa a principios de los 90, sino más bien un matrimonio de intereses. “Jove y sus cuadros directivos, a los que ha recuperado de Fadesa, tienen mucha experiencia acumulada en la gestión inmobiliaria y el BBVA continúa en posesión de importantes terrenos. No se trata de cubrir todo el ciclo, los suelos que gestionan están listos para desarrollar. Y en ningún caso van a ser promociones de 5.000 o 6.000 viviendas. Ese tiempo ha pasado”, asegura una fuente cercana a a las negociaciones, que se iniciaron hace dos meses. El proyecto arranca con menos de un millar de viviendas repartidas por Málaga, Madrid, y Gran Canaria.

La noticia ha animado el cotarro inmobiliario por lo que implica simbólicamente la vuelva a las andadas de Jove en España. Pero eso no significa que el multimillonario coruñés y su dinero se hayan quedado quietos esta última década. En este tiempo el empresario ha ganado todos los juicios al expresidente del Real Madrid Fernando Martín, el constructor con el que cerró la venta de su emporio en apenas 48 horas en 2006 y que año y medio después le acusó en los tribunales de una estafa de 1.500 millones de euros por una supuesta mala valoración de los activos. Aquella opa amistosa acabó como el rosario de la aurora: Fadesa se convirtió solo año y medio más tarde en la mayor quiebra de la historia de España.

Un testigo que conoció de primera mano aquellas negociaciones asegura ahora que se veía venir. “Martín acababa de ser presidente del Real Madrid y estaba impaciente por hacerse con una empresa cotizada y Fadesa era una de las grandes del Ibex. Estaba claro que Martín iba de superejecutivo agresivo y Jove jugó el papel de gallego reservado. Siempre se refería al dueño de Martinsa como 'ese chico de Madrid'. No sé si es un visionario que supo anticiparse a lo que venía o simplemente que aquello fue una oferta de las que no se pueden rechazar, pero al final se vio quién tenía razón”.

El pleito por la supuesta estafa, que ganó Jove, aireó algunos trapos sucios de la venta. El fundador de Fadesa contó al juez que en los meses posteriores a la operación Martín le dijo que necesitaba 200 millones de euros o lo llevaría a los tribunales. Jove lo interpretó como una amenaza pero aún así accedió a comprar a Martinsa seis hoteles en Cataluña y Galicia por esa cantidad.

Esa, medio obligada, no fue la única operación inmobiliaria que desarrolló Inveravante estos años: levantó un centro comercial y de ocio en A Coruña (Marineda City) que inauguró como uno de los mayores de España y luego vendió; desarrolla complejos urbanísticos en Casablanca y Tánger (Marruecos) donde Jove llegó a ser condecorado por el rey Mohamed VI. Está en Rumanía, en México, en Brasil con centros turísticos o de transportes y es propietario del Parque Warner, a las afueras de Madrid.

Por si no fuera suficiente la aplastante victoria de Jove frente a Martín en los tribunales, este quiso dejar patente también la goleada en el mercado: a finales de 2015 el empresario coruñés decidió acudir a la subasta y recomprar a los administradores concursales de Martinsa-Fadesa algunos terrenos que ya habían sido suyos. Fincas que había vendido en 2006 por 80 millones de euros las recuperó el año pasado por cuatro millones.

Así que decir que Jove vuelve no es del todo exacto, a pesar de que su historia puede contarse como la del eterno retorno. Sin apenas estudios, emigró muy joven a Alemania, pero volvió para montar su empresa. Fracasó tres veces con otros tantos proyectos empresariales pero siguió insistiendo. Y entonces llegaron los felices 90 y 2000 que lo auparon a la cima del podium inmobiliario. Durante los años previos a la burbuja se dedicó a comprar grandes bolsas de suelo rústico. Cada recalificación era un gordo en la lotería para su cuenta de resultados. En sus balances las fincas, aún sin permisos para edificar, se denominaban “suelo preurbanizable”. “Pendientes de tratar con el concejal”, como los llamó maliciosamente entonces alguna promotora rival. Hubo ayuntamientos que expropiaron fincas a seis euros el metro cuadrado que luego Fadesa trataba de vender ya como viviendas en el mercado residencial para extranjeros a 240 euros el metro.

Un ayuntamiento a la quiebra

Por el camino, Jove y su exitosa promotora dejaron algunos cadáveres. Como la polémica urbanización de Miño (en A Coruña) que ha llevado a la ruina al Ayuntamiento. El Costa Miño Golf pretendía edificar en pleno boom inmobiliario 1.217 viviendas y parcelas con vistas a un campo de 18 hoyos. El Gobierno municipal todavía no sabe cómo va a afrontar los 25 millones de euros que según el Tribunal Supremo debe pagar a los vecinos expropiados por la baja tasación que se hizo entonces para los terrenos ocupados por Fadesa.

El municipio de O Pino, donde la promotora coruñesa intentó desarrollar un controvertido polígono industrial pegado al aeropuerto de Santiago, tiene un problema parecido. Al final son los ayuntamientos (ambos gobernados por el PP) los que acaban abonando la factura.

Mucho antes y en el centro de A Coruña, Fadesa obtuvo un permiso ilegal en 1997 del entonces alcalde socialista, Francisco Vázquez, para levantar uno de los edificios más altos de la ciudad. Las sucesivas sentencias del Supremo que ordenan demoler los últimos pisos siguen pendientes de ejecución, con el coste que eso tendrá para el presupuesto de la ciudad.

Su periplo empresarial, que lo ha llevado a la lista de los más ricos de España (ocupa el lugar número 12 empatado con Florentino Pérez con un patrimonio de 2.000 millones de euros), ha dejado importantes agujeros a las arcas públicas. Es el caso de la empresa de moda Caramelo, que acaba de ser liquidada por el propio Jove. El empresario la compró al borde de la quiebra en 2007 para intentar reflotarla. No fue capaz y en el intento se han consumido treinta millones de euros en subvenciones y créditos de la Xunta de Galicia, primero con el PSOE y luego con el PP.

Habla uno de los dirigentes políticos que se ha sentado con Jove en diversas reuniones: “Es un hombre prudente que habla solo cuando tiene algo que aportar y, a diferencia de otros de su especie, te trataba siempre con respeto y estaba al tanto de la política. No era un nuevo rico al uso, aunque yo siempre tuve la impresión de que su principal virtud es que supo rodearse bien. De aquella cabeza no podía salir todo lo que hizo”.

Fuera de sus negocios, la familia Jove ha puesto en marcha una fundación que lleva el nombre de su hija mayor, María José (llamada a ser la heredera de la gestión y que falleció en 2002 por un aneurisma cerebral) para atender a la infancia y a las personas con discapacidad y es propietaria de una importante colección de arte.

Pese a los claroscuros de Fadesa, la leyenda de Jove que se ha impuesto en Galicia es esa del hombre hecho a sí mismo que tanto reconforta leer. La del empresario paternalista que da fiestas con orquesta para todos sus empleados una vez al año y que no cae en grandes lujos: tiene yate, sí, pero es de apenas 20 metros de eslora. Y el jet privado (insisten sus colaboradores) es un “instrumento de trabajo más”.

El tiburón de los negocios, cuentan quienes están cerca de él, es un hombre comprensivo que siempre ha ayudado a sus empleados en dificultades. Y que sigue dedicando su tiempo de ocio a construir muebles con sus propias manos en la carpintería que se ha instalado en su chalé de Culleredo, a las afueras de A Coruña. El oficio que aprendió de su familia en la infancia. Otro retorno más de Manuel Jove.